Cada vez son más violentos
¿Qué les pasa a algunos mexicanos? Sin razones a la vista ni justificación inteligente que valga, buscan cualquier motivo para causar destrozos contra todo lo que se les ponga enfrente y realizan actos de vandalismo que afectan a terceros, sin deberlas ni temerlas. Visto de forma superficial y sin necesidad de hacer reflexiones profundas, esos son actos irracionales que sólo pudieran ser adjudicados a animales salvajes.
Supuestos anarquistas, que no son otra cosa que agitadores y perturbadores sociales, mostraron su rostro más violento en la marcha del 2 de octubre pasado en calles céntricas de la Ciudad de México. A su paso causaron destrozos en una librería y otros negocios, realizaron pintas en monumentos históricos, como la base del Ángel de la Independencia, agredieron a trabajadores del gobierno de la Ciudad de México quienes, en forma indigna, fueron enviados por Claudia Sheinbaum para formar cordones de seguridad y los policías, que son los guardianes del orden, nada hicieron para impedir los actos ilegales referidos.
Semanas después, unos jóvenes con sus rostros cubiertos, cual viles delincuentes, fueron a causar desmanes en instalaciones de la UNAM y, sin mayor recato, bajaron una bandera mexicana y después le prendieron fuego.
Ayer lunes, integrantes de organizaciones feministas realizaron una marcha en las mismas calles céntricas de la capital de México y, no obstante, eran mujeres que se supone son menos violentas que su sexo opuesto, los varones, se comportaron igual de violentas sin razones aparentes para ello.
Como en los casos anteriores aquí citados, la policía no intervino y permitió que las mujeres causaran desmanes y violación a las leyes.
Son dos aspectos los que llaman la atención: uno, ¿por qué las manifestaciones sociales son cada vez más violentas? Y dos, ¿por qué las autoridades competentes, cuya obligación es justamente poner orden, renuncia a sus obligaciones constitucionales de hacer valer las leyes?
Hay que aclarar también que esas manifestaciones violentas no solamente están ocurriendo en México, sino que también las estamos viendo en varios países, principalmente de Sudamérica –Colombia, Chile, Bolivia, entre otros países-.
Una buena tarea para los sociólogos, antropólogos y psicólogos del siglo veintiuno.
La seguridad pública
Chiapas registra ilícitos como en todas las partes del mundo. Un muerto por acá, otro asesinado por allá, asaltos callejeros y robos a casas habitación, por ejemplo. Son casos ordinarios, propios de cualquier sociedad viva.
Sin embargo, y muy a pesar de ese tipo de ilícitos, Chiapas está muy lejos de sufrir la inseguridad que padecen otras entidades, como Guerrero, Tamaulipas, entre otras.
Y hay datos duros que lo prueban. El gobernador Rutilio Escandón informó hace un par de días que esta entidad ascendió al segundo sitio nacional de estados con menor tasa de delitos de alto impacto. Lo señala el último informe del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública y eso es atribuido por el ejecutivo estatal al trabajo permanente y coordinado de las mesas de seguridad estatal.
Chiapas logró una disminución sustancial en incidencia de las comisiones de delitos de alto impacto, como homicidio doloso, secuestro, extorsión, feminicidio, robo de vehículo, robo a casa habitación, robo a transeúnte, robo a negocio, robo a institución financiera, robo a transportista, entre otro, lo que genera más confianza y tranquilidad en las y los chiapanecos.
Escandón Cadenas señaló que este comparativo nacional, que comprende de enero a octubre, muestra a Chiapas en segundo lugar con un reporte de 4 mil 798 delitos y una tasa de 87.12, sólo debajo de Nayarit que presentó una tasa de 51.51 y arriba de Campeche con una tasa de 88.80, con una tasa nacional de 342.67.
Debemos ser objetivos y llegar a la conclusión que esos datos deberían alegrarnos porque la sociedad chiapaneca está rondando en estándares aceptables de tranquilidad y armonía social dentro del catálogo de delitos cometidos por sus mismos miembros.
Las autoridades tienen la responsabilidad legal de realizar acciones preventivas y coercitivas para mantener el orden social, pero los integrantes de la sociedad tenemos también que coadyuvar para que vivamos y convivamos en armonía.
Tuxtla más iluminada
Ayer me enteré de una noticia agradable para quienes vivimos en la capital de Chiapas. El presidente municipal de Tuxtla Gutiérrez, Carlos Morales Vázquez, puso en marcha el programa de sustitución de luminarias con nuevas tecnologías en la capital chiapaneca.
Se trata, según informó él mismo, de la primera etapa consistente en la instalación de 9 mil 600 luminarias que van a ser instaladas en los cuatro cuadrantes de la ciudad.
Esas luminarias cuentan con tecnología LED, tienen una mayor potencia, generan poco consumo de luz, cuentan una tecnología eficiente y una garantía por siete años con la empresa proveedora.
De boca en boca
Por otra parte, sí hay cosas que nos causan tristeza y preocupación. El Producto Interno Bruto (PIB) ha decrecido en forma constante desde el último trimestre del año pasado y hasta el más reciente de 2019. A pesar de que hay criterios económicos rigurosos para afirmar que un país entra en recesión económica cuando deja de crecer dos trimestres consecutivos, en México y a pesar de que ya llevamos tres trimestres sin crecer, los representantes del gobierno federal se niegan a aceptarlo. Ese decrecimiento significa en esencia que no hay dinero circulando y que las empresas empiezan a apretarse el cinturón y despiden a sus empleados. Decrecer significa desempleo y eso, a su vez, genera escasez de los satisfactores más elementales de las familias mexicanas. Preocupa. Hoy martes 26 de noviembre, el presidente Andrés Manuel López Obrador anunciará un plan nacional de infraestructura y allí vamos a ver si habrá señales o no de echarle un hombro a la economía nacional con la generación de circunstancias económicas y empleos para los mexicanos.
alexmoguels@hotmail.com