No es el virus, es la economía

Me van a disculpar, pero la más grande preocupación que pasa por mi ser no es el canijo “coronavirus”, que trae de cabeza al mundo, sino que es la gravedad económica que se vendrá encima de los aproximadamente 127 millones de mexicanos de ahora en adelante, para finales de 2020 e inicios de 2021.

Y, pero aún, si nuestros líderes gubernamentales no toman decisiones adecuadas para enfrentar la crisis sanitaria del coronavirus que registra casi sesenta mil muertos –al viernes reciente- y un millón de infectados alrededor del mundo.

Algo es real y verídico. La crisis sanitaria es pasajera, porque su fase aguda durará máximo seis meses, de abril a septiembre próximo, por lo menos, pero la crisis económica va a durar mucho más.

La preocupación radica con más énfasis en los hombros de muchos mexicanos porque la economía mexicana ha estado en crisis desde hace unas tres décadas, y hoy está más vulnerable que nuca.

La gran esperanza es el anuncio que va a dar el presidente Andrés Manuel López Obrador el próximo domingo 5 de abril, desde palacio nacional.

Él ha dicho que en ese momento dará a conocer un plan de rescate a las micro y pequeñas empresas frente a la pandemia que está viendo México en este momento.

 ¿En verdad ayudarán?

Ésta es una época inédita. Nunca había sucedido algo igual. Por tanto, el gobierno de López Obrador debe ser lo suficientemente inteligente para proponer, diseñar y ejecutar acciones de beneficio social y de las micro, pequeñas y medianas empresas que están sufriendo en este momento porque no registran ventas, no obtienen ingresos y, por tanto, no pueden pagar a sus empleados que han sido enviados a su casa para evitar la cadena de contagios del coronavirus. Algo plausible, desde luego. Pero, ¿cómo las micro empresas les pagarán a sus empleados que han dejado de trabajar y quienes tampoco tienen culpa de lo que sucede?

Sí. Se requiere mucha inteligencia, astucia y voluntad política para poder sacar al buey de la barranca en estos tiempos de dificultades.

Millones de mexicanos estamos a la expectativa por saber cuál será el plan ideado por el gobierno de López Obrador sobre cuyas ideas millones de mexicanos tienen puestas sus únicas esperanzas.

 Surge otra polémica

Resulta que el presidente, Andrés Manuel López Obrador, anunció la mañana de este viernes, que el gobierno federal devolverá los tiempos oficiales a los industriales de la radio y la televisión, un decreto que data desde 1968, para –según el presidente- ayudar a los concesionarios de esos medios de comunicación convencionales “a mantener sus empresas y el trabajo de muchos quienes laboran en esa industria”, informó el mandatario.

La polémica se encendió porque de ninguna manera se trata de ayudar a los radiodifusores y empresarios de la televisión si el gobierno federal elimina esos tiempos oficiales.

 Veamos por qué la polémica

El decreto que autoriza el cobro de ese impuesto data del 31 de diciembre de 1968 y entró en vigor el 1 de enero de 1969. Fue idea del entonces secretario de Hacienda Antonio Ortiz Mena, y los radiodifusores y televisores debían pagar un impuesto equivalente al 12.5% del tiempo de transmisión en radio y televisión.

Después, 33 años más tarde, el 10 de octubre de 2002, en una edición inédita nocturna del diario oficial de la federación, se publicó un nuevo decreto que reducía de 12.5% a 1.25% el tiempo fiscal a los radiodifusores.

El impuesto quedó en 18 minutos diarios en televisión y 35 minutos diarios para la radio, para la difusión de materiales grabados del Poder Ejecutivo Federal con una duración de 20 a 30 segundos.

A ese ordenamiento nocturno se le conoció como “decretazo” y fue negociado directamente por la entonces primera dama Martha Sahagún, con ejecutivos de las principales televisoras del país.

 Nos ubiquemos en 2020

En medio de la crisis por la pandemia del Covid-19, el presidente López Obrador dijo que este viernes firmaría el acuerdo para hacer realidad ese propósito, y luego anunció que se reducirá aún más el gasto de publicidad en esos medios de comunicación tradicionales.

“Devolvemos los tiempos oficiales a estaciones de radio, canales de televisión, porque un gobierno que mantiene comunicación permanente con el pueblo no necesita de propaganda.  Y la industria de la radio y la televisión está pasando por un mal momento porque han bajado sus ingresos en general y nosotros no podemos darles dinero para publicidad como era antes.

“Se ha reducido considerablemente y se va a reducir aún más el gasto de publicidad.  Entonces con esta medida ellos van a poder comercializar estos tiempos, y son ingresos que les van a ayudar a mantener sus empresas y, sobre todo, a mantener el trabajo de muchos quienes laboran en esta industria”.

¡Upss! Los radiodifusores y los empresarios de la televisión quedaron, a lo menos, sorprendidos, porque no hay nada de verdad en ese tema.

Los empresarios de la radio y televisión seguirán pagando sus impuestos como lo han venido haciendo desde hace mucho tiempo.

Los espacios que haya dejado vacíos el gobierno federal, con esa medida, van a quedar vacíos, no significan que vayan a ser ocupados en forma automática con clientes pagados. Falso.

Así que no es ninguna ayuda del gobierno federal. El gobierno no está ayudando ni regalando nada a nadie.

Por el contrario, el presidente anunció que va a reducir los gastos de publicidad en medios tradicionales. Esa sí que es una amenaza de que les recortará la publicidad, aún más que como lo había hecho desde el inicio de su mandato.

Es un anuncio que debe ser tomado muy en cuenta por los dueños de los medios de comunicación electrónicos –radio y televisión-, porque significa menos ingresos para sus empresas.

alexmoguels@hotmail.com