Un funcionario y sus desplantes

Dos actitudes fueron suficientes para que el responsable de conducir las políticas públicas de salud en el estado haya mostrado su verdadero yo como funcionario público: un funcionario autoritario, que quiere imponer sus criterios frente a los demás y que es carente de tacto y sensibilidad políticas.

El primer caso fue cuando el personal de los hospitales estaba exigiendo que las autoridades les proporcionaran los insumos necesarios para protegerse de contagios del Covid19, porque se sentían desprotegidos con el precario equipo que les estaban entregando.

Sin mayor pudor ni recato alguno, dijo a los trabajadores de la salud en Chiapas –principalmente médicos, médicas, enfermeras y enfermeros- que si no estaban de acuerdo con su trabajo que se fueran a la calle a vender tacos. Esa ¿fue una amenaza de despidos? Así se entendió.

Su carácter de funcionario de primer nivel en el rubro de salud estatal le obligaba a ser empático con todos los demás a los que se estaba dirigiendo que, además, eran sus subalternos.

Pero no sólo no fue empático, sino que demostró que la urbanidad y la sensibilidad políticas no eran lo suyo.

En aquel entonces, cuando apenas empezaba la crisis sanitaria en esta entidad, se ganó el repudio de un gran número de trabajadores del sector salud y, aunque algunos externaron públicamente ese enojo, la mayoría se guardó el coraje para cobrárselas en la primera ocasión que puedan, porque esos cargos no duran para toda la vida.

La última fue la de ayer. Eso de que el secretario de Salud de Chiapas haya ido a algún sitio público a comprarse un vaso de café, que no haya usado cubrebocas y que alguien le haya tomado una foto y haya decidido subirla a redes sociales, no es nada simple ni sencillo, como él lo quiso aparentar, al hablar del tema en su conferencia de prensa de este lunes. Menospreció el primer caso y amenazó al que le tomó la foto.

En vez de haber ofrecido una disculpa pública o cualquier otra argumentación de un ser humano o funcionario público sencillo y humilde, prefirió usar el egocentrismo al afirmar que “él tiene sus propios cuidados” y que va a pedir a la Fiscalía del Estado que investigue quién le tomó la foto y la publicó. Descargó su enojo contra el mensajero y no alcanzó a administrar su inteligencia para argumentar razonablemente el mensaje.

Se la pasa todos los días pidiendo a los demás ciudadanos que tomen todas las medidas preventivas que estén a su alcance de sus manos para proteger su salud, pero él menosprecia el uso del cubrebocas.

No solo eso. También amenazó a quien le tomó la foto y la publicó en redes sociales a que lo acusará ante la Fiscalía General de Justicia del Estado. En sus propias palabras, enredadas, pero al fin sus propias palabras, dijo:

“…de todas maneras vamos a investigar de dónde salió (la foto). Eso no se va a quedar impune, porque para eso tenemos la Fiscalía (General de Justicia)” Esas fueron sus palabras textuales.

Ahora resulta que al señor nadie le podrá publicar nada porque se estará exponiendo a que lo vayan a acusar ante las autoridades procuradoras de justicia.

La palabra “impune” y la palabra “Fiscalía” fluyeron fácilmente de sus labios y mostraron claramente sus intenciones de amenazar a quien haya usado su libertad de expresión para publicar una crítica contra un servidor público.

Seguramente el señor ignora qué significa “libertad de expresión”. Muy probablemente ignora también que un Secretario de Gabinete y todos los demás que cobran un sueldo proveniente del erario son servidores públicos que están, justamente para servir a los demás, no para servir de capataces, prestos para dar latigazos a quienes sean sus críticos.

Simbolismo de prevención

En un galimatías más de los que siempre usa en sus conferencias de prensa, dijo este lunes que, si él hubiera estado seguro que el cubrebocas le iba a salvar la vida, que lo hubiera usado pero que “no”. Que él toma sus propios cuidados y que guarda su sana distancia. ¿Cuáles precauciones, señor secretario?

El usar cubrebocas termina siendo un simbolismo visual que manda un mensaje de prevención a quien lo ve.

Pero, si muchos chiapanecos, que ya de por sí no creen en el Covid19, ven sin ese simbolismo al responsable de conducir los destinos de las políticas de salud del estado entero, pues con mucha más razón relajan sus cuidados. Si lo viesen con el cubrebocas, seguramente cundiría el ejemplo en muchos de ellos.

Señor Cruz Castellanos sobre sus hombros está la responsabilidad de que la infraestructura humana y material, así como las políticas en salud funcionen bien en beneficio del pueblo chiapaneco.

De boca en boca

Algo anda mal entre quienes quieren aplicar medidas preventivas en el centro de Tuxtla Gutiérrez y los pequeños comerciantes de esa misma área. Apenas ayer tarde, el titular de Salud estatal había esbozado la idea de que los tres órdenes de gobierno se han coordinado para establecer filtros sanitarios y un cerco epidemiológico en el primer cuadro de la ciudad, principalmente en el área de mercados, y ya se suscitó el segundo enfrentamiento entre personal del ayuntamiento y quienes venden en las céntricas calles de la ciudad. Algo falta. Algo no están haciendo bien. Las autoridades están para aplicar las leyes, pero también están para dialogar y para convencer a la gente sobre lo que debe hacer. El señor Cruz Castellanos ya había anunciado, desde el mediodía de ayer mismo, que ya habían realizado una labor de información entre todos los habitantes y comerciantes del centro de la ciudad respecto de la gravedad de la crisis sanitaria y de las urgentes medidas que hay que tomar para frenar la cadena de contagios. Pero la reacción de los vendedores ambulantes de ayer mismo podría significar un aliento para una actitud similar de los demás vendedores del centro. ¡Aguas!

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