El Cachas y El Hoyos

Patronsplaining

“Codificar el mensaje”

¡”Vas, carnal”: Va por México!

Eduardo Caccia se define como un “investigador antropológico de consumidores”. Quería ser arqueólogo, pero la vida lo llevó a dedicarse “a escarbar profundo en las capas de la mente humana, hasta el fondo, donde están enterrados los tesoros”. Fundó Mindcode, “empresa de neuromarketing y posicionamiento de marcas donde es autor de la metodología brandgenetic y socio fundador de Antropomedia, firma especializada en antropología de redes sociales y en el entendimiento de las tribus digitales” (https://bit.ly/34fopJq ).

Pues bien, ayer Caccia (Ciudad de México, 1962: (https://bit.ly/3fjj62c) tuvo sus minutos de fama en las redes sociales a partir de un artículo publicado en el diario Reforma, titulado “¡Vas, carnal!” (aquí puede leerse, en un portal alterno: https://bit.ly/3yBoLZ2 ).

Pocas veces se tiene la oportunidad de palpar a plenitud la textura política e ideológica de la derecha mexicana como lo ha permitido Caccia con un escrito revelador de la distancia absoluta que hay entre las élites socioeconómicas y la realidad de un México al que creen que pueden acercarse mediante la imitación discriminatoria y clasista de lo que entienden como “habla popular”.

El artículo de referencia podría quedar en el anecdotario personal del pensador empresarial que para fines de acercamiento al vulgo se autodenominó “el Cachas” (el alias circunstancial como concesión al barrio). Pero resulta que el instructivo de Caccio forma parte de un esfuerzo patronal por explicar a los trabajadores la visión de sus contratistas, una suerte de patronsplaining para tiempos electorales (la figura del patronsplaining fue tomada de un chat sobre el tema). Sí: es una especie de formulario para que, hablando con sus modismos, el hombre de negocios haga ver a sus empleados los riesgos que corre si vota por las opciones de Morena.

Ante tal caridad intelectual cachista, el expresidente de la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex), Gustavo de Hoyos Walther, uno de los personajes impulsores, junto a Claudio X. González junior, de la alianza electoral de PAN, PRI y PRD, se sinceró en un tuit: “Muchos empresarios me han preguntado como (sic) hablarles a sus colaboradores acerca de la importancia de su voto en las próximas elecciones. Un buen ejemplo para codificar el mensaje nos lo da @eduardo_caccia. Ustedes saben cual es el mejor conducto”.

Pues sí, según confiesa el personaje De Hoyos, es necesario ilustrar a “muchos empresarios” acerca de cómo “hablarles a sus colaboradores” en temas electorales. Ante tal carencia comunicacional, el lenguaje “ñero” de Caccia, la suposición de que los empleados, trabajadores o “colaboradores” solo pueden entender a base de fórmulas verbales degradadas o “vulgares”, se convierte en un doctoral ejemplo de “codificación del mensaje”, ante el cual De Hoyos suelta una enigmática recomendación que debería llevar copia para el Instituto Nacional Electoral: “Ustedes saben cual (sic) es el mejor conducto”.

El episodio de El Cachas y El Hoyos (esta casta columna se abstiene de cualquier tentación alburera) podría pasar por una más de las frivolidades y torpezas que caracterizan la contienda electoral en curso. Pero es mucho más: constituye una confesión involuntaria de la derecha mexicana de su incapacidad congénita para entender la realidad popular; una exhibición tajante de su creencia de que puede inventar juguetes verbales o partidistas (Va por México, el ejemplo actual más refinado) para “salvar a México”, cuando no puede esa derecha ni salvarse del ridículo “explicatorio” del “carnal” como presunta contraseña para justificar la presión de los empresarios a sus trabajadores y empleados (como ha sucedido en otros comicios críticos) para que voten a favor de mantener el mismo esquema de explotación e injusticia que ha favorecido a esas élites históricamente. ¡Vas, carnal: vota por Va por México!

Y, mientras se conocen más detalles de la compra de la mitad de las acciones que le faltaban al gobierno mexicano para quedarse con la propiedad total de una refinería en Estados Unidos, ¡hasta mañana!