El almirante descalifica a civiles

Faltan “servidores públicos honestos”

Un capitán de fragata en Guaymas

Más evidencias contra García Luna

El secretario de Marina, almirante José Rafael Ojeda Durán, hizo ayer una de las más devastadoras críticas al ejercicio de civiles en el servicio público.

En su natal Veracruz, y en presencia del presidente de la República, Ojeda Durán se adentró en las aguas del comentario de índole política con pocas palabras que, sin embargo, tienen un especial significado porque dan cuenta de la fuerte valoración negativa que en la cúpula de las fuerzas armadas se tiene respecto a la generalidad de los civiles que ejercen actos de gobierno en distintos niveles; una visión preocupante a la luz del vertiginoso empoderamiento militar, que sería muy difícil revertir más adelante, si es que esos civiles pretendieran reasumir funciones ahora cedidas a la preponderancia castrense.

El almirante secretario dio sus puntos de vista en el curso de una conferencia de prensa en que un reportero le pidió enviar un mensaje a “las personas que quisieran formar parte de la Marina Armada de México” y comentar por qué había decidido entrar a esta institución.

Ojeda Durán encomió la labor formativa de jóvenes en el Heroico Colegio Naval y en el Heroico Colegio Militar: “creamos hombres, mujeres y hombres con valores, con principios, personal que tiene una ética profesional, que sabe que debe tomar un rumbo, un camino por las conductas que les van a producir a ellos una vida profesional plena, no meterse en problemas”.

Explicó: “Tenemos, sí, jóvenes que salen y que toman otro rumbo, pero son castigados. La gran diferencia entre nosotros y muchas otras instituciones es que nosotros no podemos darnos el lujo de tener malos elementos (...) Y déjenme decirles, porque es algo muy cierto: México carece de servidores públicos honestos. Por eso tenemos este problema de una alta corrupción”.

Antes de cerrar su comentario, el titular de la Secretaría de la Marina soltó algo que podría entenderse como consejo: “Y eso es lo que quisiéramos, que muchos jóvenes y muchos profesionistas que están dentro del servicio público entiendan que, si ya se les ha dicho que hagamos a un lado la corrupción, pues lo hagamos; a fin de cuentas, los que nos vamos a favorecer somos nosotros los mexicanos”.

Todo esto se produjo en el contexto de preguntas de reporteros respecto al anuncio de una inyección de cincuenta mil millones de pesos a la Guardia Nacional para su expansión y consolidación. Recuérdese que dicha Guardia fue propuesta y promovida por la actual administración federal como parte de un proceso que desembocaría en una integración civil de sus filas. Ahora, el mismo gobierno obradorista ha anunciado que a su final propondrá al congreso que dicho cuerpo militar pase abiertamente a la Secretaría de la Defensa Nacional.

Por cierto, y a propósito de marinos, ayer se realizó en Hermosillo, Sonora, una marcha de periodistas indignados por el asesinato en Guaymas de su compañero Ricardo López, quien había sido amenazado de muerte por el comisario municipal de Seguridad Pública, capitán de fragata Andrés Humberto Cano Ahuir, a quien el propio periodista había señalado en un video de marzo pasado como responsable de cualquier atentado en su contra.

El historial del capitán Cano Ahuir en Guaymas no ha estado ni remotamente en consonancia con lo señalado por el secretario almirante Ojeda Durán. Lo mismo ha sucedido en otros municipios y estados del país donde miembros de la Marina, en activo o con licencia, han ocupado cargos policiacos.

El expediente en Estados Unidos contra Genaro García Luna, quien fue secretario de seguridad pública con Felipe Calderón Hinojosa, tiene ya más de un millón de páginas. Ayer se informó que se le agregarán evidencias y documentos entregados por el gobierno de Colombia. Tal cuantía de acusaciones no logra activar la memoria del citado Calderón, quien se aferra a la versión de que él no supo nada de las andanzas criminales de su mano derecha en asuntos policiacos. ¡Hasta mañana!