“¡Huyamos! -le dijo con alarma el lugareño al viajero que recién había llegado al pueblo-. ¡Ahí viene el Mochahuevos!”. “¿Quién es ése?” -preguntó el forastero al tiempo que emprendía la carrera junto al tipo de la localidad. Respondió el otro, que escapaba a toda la velocidad que le permitían sus piernas: “Es un loco furioso que persigue exclusivamente a los varones. Al que tiene tres testículos se los corta con un tajo de su filosísimo machete”. Opinó el fuereño: “Entonces no tiene caso que corramos. Yo tengo dos, y supongo que tú también”. “Así es -respondió el otro-. Pero corramos de cualquier manera. El Mochahuevos primero corta y después cuenta”. Babalucas estaba leyendo el periódico. Su esposa le preguntó. “¿Qué fecha es hoy?”. Respondió el tontiloco: “No lo sé”. Sugirió la señora: “Mira la fecha en el periódico”. “De nada servirá -repuso Babalucas-. Es el de ayer”. Endecho, romántico galán, fue en automóvil con su novia Crisantena al solitario y penumbroso sitio llamado El Ensalivadero, lugar al que acudían por la noche las parejas en trance de pasión. En el asiento trasero del vehículo Endecho dio libre curso a su libídine, y con irrefrenables ansias acarició vehemente a su dulcinea. Quiso expresarle su amor, pero se lo impidió lo urente del momento. Exclamó entonces lleno de emoción: “¡No encuentro palabras!”. Le indicó Crisantena: “Y ahí donde tienes la mano menos las vas a encontrar”. La mamá de Pepito se atareaba en la cocina. El chiquillo le preguntó: “¿Qué estás haciendo?”. Contestó la señora: “Rajas”. “No rajo -prometió Pepito-. ¿Qué estás haciendo?”.¡Clap clap clap! ¡Clap clap clap! ¿A quién van dedicados esos dos aplausos, tributados con ambas manos para mayor efecto? Los envío a Andrés Manuel López Obrador. El primero reconoce la forma enérgica, pero al mismo tiempo razonable y justa, con que el Presidente reaccionó ante la torpe embestida de que fue objeto por parte de empleados municipales potosinos, en cuyo problema él no tenía nade que ver. He dicho muchas veces -245 para ser exacto- que López Obrador es el mandatario que más cerca ha estado de la gente en toda nuestra historia. Los tales manifestantes se valieron de la facilidad con que se puede abordar ahora al Presidente, a quien no rodean ya militares del Estado Mayor ni guaruras, y prácticamente lo asaltaron. AMLO no se dejó intimidar por eso, ni actuó en modo políticamente correcto. Puso en su lugar a los abusivos agresores, que al final hubieron de disculparse por su grosera acción. Bien por López Obrador. El segundo aplauso se lo envío por la acertada designación que hizo en la persona de Marcos Bucio, hombre institucional, profundo conocedor de la administración pública. Será un colaborador de excepcionales méritos en la tarea educativa que lleva a cabo Esteban Moctezuma. Enhorabuena. Empédocles, Astatrasio y Briagoberto, alcohólicos nada anónimos, fueron con sus respectivas esposas a pasar vacaciones en la playa. Recostados los tres en sendos camastros, whisky en mano, contemplaban a las bellezas que en brevísimos bikinis tomaban el sol junto a la alberca. Empezaron a calificarlas en escala del cero al 10. “Mira a ésa. Le doy un 9”. “A aquella otra yo le pongo un 8”. “La de allá merece el 10”. De pronto dijo Empédocles”: “Volvamos al hotel. Han de estar preocupadas nuestras doses”. El doctor Kinseyo, sexólogo famoso, asistió a una cena ofrecida por doña Panoplia de Altopedo, dama de buena sociedad. En la mesa el célebre especialista guardaba silencio inexplicable. “Maestro -le pidió doña Panoplia-. Díganos algo acerca del sexo”. “Lo hago con mucho gusto, señora” -respondió el doctor. Y siguió callado. FIN.

Mirador

Por Armando FUENTES AGUIRRE.

Jean Cusset, ateo con excepción de la vez que escuchó el Stabat Mater, de Rossini, dio un sorbo a su martini, con dos aceitunas como siempre, y continuó:

-Vi una serie de televisión que trata acerca del universo. En ella se hace una afirmación tajante: el surgimiento de nuestro planeta, y de la vida en ella, fue el resultado de una serie de reacciones químicas y eléctricas que obraron sobre la materia inerte.

Dio Cusset un nuevo sorbo a su martini y prosiguió:

-Los productores de esa serie, sin embargo, no dicen de dónde vino o cómo se formó esa materia. Hasta dónde sé, ningún científico ha podido llegar a eso que los filósofos llamaron “la causa de las causas”, o sea el primer principio, el origen de todas las cosas. Tal pregunta la ciencia no la puede contestar. Sólo podemos enfrentar esa incógnita por medio de la fe. Cualquier otro camino nos alejará del misterio en vez de acercarnos a él. Cuando no podemos saber debemos creer.

Así dijo Jean Cusset. Y dio el último sorbo a su martini, con dos aceitunas como siempre.

¡Hasta mañana!...

Manganitas

Por AFA.

“. Debe impuestos Fox.”.

Cuando a requerirlo fue

el funcionario encargado,

preguntó muy enojado:

“¿Impuestos? ¿Y yo por qué?”.