La pandemia, tema electoral

“Aunque la boda debe darse por hecha vengo a cumplir el formulismo de pedir la mano de Glafira”. Con esas palabras altaneras se dirigió a don Poseidón el novio de su hija, sujeto sin oficio ni beneficio que andaba siempre a la cuarta pregunta. (Esa cuarta pregunta era la que los curas dirigían antiguamente al feligrés que se iba a casar. «¿Eres católico?”. “¿Perteneces a esta parroquia?”. “¿No estás casado?”. Y la cuarta pregunta: “¿Dispones de lo necesario para el sostenimiento del hogar?”). Don Poseidón se encrespó: “¿Quién dice que debe darse por hecha la boda de mi hija?». Replicó el galancete, imperturbable: «Su ginecólogo». Una hormiguita acertó a estar sobre un enorme elefante africano. Por algún extraño motivo el paquidermo se volvió furioso y entró en carrera loca a la aldea de los nativos. Derribó a su paso las chozas de paja, arrasó los sembradíos y dejó tras de sí una destrucción total. Desde lo alto del elefante la hormiguita vio aquello y exclamó: “¡Uta! ¡Qué desmadre hicimos!». Un tipo le preguntó a su amigo: «¿Por qué no sales con mujeres?». Respondió el otro: «Padezco un grave problema sexual». El amigo se azoró: “¿Qué grave problema sexual padeces?». Contestó el otro: «No tengo dinero». En ese problema grave, el de falta de dinero, se debate hoy por hoy la 4T, según lo muestran todos los indicios. El hecho de echar mano a los fondos de los fideicomisos es evidencia clara de que el régimen anda arañando dinero en donde puede. Y es que las dádivas presidenciales -o sea electorales- y las costosas y cuestionable obras ordenadas desordenadamente por López Obrador son un barril sin fondo que está agotando los fondos de la Nación y poniendo en serios apuros a quienes los administran. Decía un predicador: “El día del Juicio Final será el llanto y el crujir de dientes”. Preguntó un escéptico: «¿Y los que no tengan dientes?”. Repuso exasperado el del sermón: “Para el efecto se les proporcionarán dentaduras postizas”. En igual forma, cuando a la 4T se le acabe el dinero será el llanto y el crujir de dientes, con la diferencia de que no habrá recursos para comprar las dentaduras. Y ese día, me temo, no está muy lejano. Como dijo la hormiguita: ¡Uta!”. El marido llegó tarde a su casa. Se metió en la cama y se acercó a su esposa con intenciones evidentemente eróticas. La señora le dijo: “Hoy no. Estoy muy cansada”. “¡Carajo! -exclamó el tipo con enojo-. ¿Pues qué les pasa a todas esta noche?». Babalucas, enfermero, se iba estrenar como ayudante de quirófano. Dio principio la operación y pidió el cirujano: “Bisturí”. Se lo entregó Babalucas. “Pinzas”. Se las puso en la mano el debutante. Dijo el facultativo: “Gasas”. Y respondió Babalucas: “De nada”. El señor y la señora comían en elegante restorán. De pronto el señor se metió apresuradamente abajo de la mesa y se ocultó tras el largo mantel. Acudió con presteza el capitán de meseros y le dijo a la mujer: “Señora: ¿por qué su marido hizo eso?». «No es mi marido -replicó ella-. Mi marido es aquel hombre que acaba de entrar». Pepito le informó a su abuelo: «Ya te puse un clavo en la pared». El señor no entendió. “¿Un clavo en la pared?». «Sí -confirmó el chiquillo-. Mi mami dice que cuando cuelgues los tenis vamos a tener dinero para ir a Disneylandia”. Aquel médico era proctólogo, y de la noche a la mañana empezó a ejercer como oftalmólogo. Explicó: “El panorama es mejor”. Don Cucoldo iba a cumplir años. Su mujer le dijo: “Te compraré una corbata». «No te molestes ni gastes -le pidió el señor-. Que mi regalo sea tu amor y tu fidelidad”. Tras una pausa preguntó la esposa: “¿De qué color quieres la corbata?». FIN.

Mirador

Por Armando FUENTES AGUIRRE.

Esta ave se llama fragata.

Los marineros dicen que el macho de la especie no se posa nunca en ningún lado, ni en el mar, ni en la tierra, ni el los mástiles de los navíos. Echa a volar del nido en que nació y ya no suspende nunca el vuelo. Volando se alimenta, volando duerme, volando hace el amor -¡qué maravilla!- y volando muere.

Hombre atado a la tierra y a lo terrenal yo envidio a esa ave volandera. Dueña del aire, vive en él, y en él la vida se le acaba. Cae de pronto -los marinos han visto eso-, y cuando cae viene ya muerta.

Fragata. El polvo del mundo no la mancha ni las aguas del mar la contaminan. La altura es su morada, allá donde no se oyen las voces del mundo. Sólo la tocan los rayos del sol, y en la noche el resplandor de las estrellas.

El viajero miró una vez una fragata desde la cubierta de un barco que navegaba por el mar del color del vino. Tan alto volaba el ave que la envidia del viajero no llegó a ella.

¡Hasta mañana!...

Manganitas

Por AFA.

“. Rebatinga en Morena por el poder.”.

¿De qué sirve tanto grito?

Suspendan sus pleitos ya.

Finalmente quedará

el que diga su dedito.