La expectativa está ahí, después del viaje del Presidente a Washington y en particular después de la cena entre empresarios de ambos países y al entrar en operación el TMEC, se espera que más y nuevas empresas, inviertan en México, aprovechando sus ventajas por la cercanía con el mercado más grande de América y uno de los más grandes del mundo.
La idea es que se generen muchos empleos, quizá no tantos como se han perdido por la pandemia, pero sin duda habrá recuperación de la planta productiva y como pasa con toda economía, creándose espacios laborales directos e indirectos. Con esto, se irá recuperando, aunque lentamente, nuestra maltrecha condición.
Ahora la pregunta es, ¿qué esperan de nosotros los inversionistas? y nosotros debemos cuestionarnos, ¿qué esperamos de la inversión externa? Sin duda los empresarios buscan aprovechar las ventajas competitivas, como la cercanía con la frontera, las condiciones fiscales y debiéramos apuntar las laborales, con muchas facilidades para la contratación y a bajos costos salariales.
¿Eso es lo que queremos los mexicanos?, ¿muchos empleos con bajos salarios y con trabajos de poco nivel?, ¿esperamos solo plantas de maquila y armadoras?
Sin duda se requieren empleos de todo tipo, pero entre más alta sea la exigencia de formación y capacitación, mejores salarios habrá y más derrama económica se genera. Y en esa inercia, a mayor preparación y formación de nuestros jóvenes y profesionistas, mejores proyectos de inversión.
Y no debemos conformarnos con empleos dignos, también debemos aspirar a aportar el resultado de la innovación, de la investigación, del desarrollo científico, como ha sucedido ya durante muchos años, para garantizar que las inversiones nos arrojen un gran valor agregado.
Pero resulta que no le estamos invirtiendo al desarrollo científico y tecnológico lo suficiente, para tener, personal altamente capacitado y las tecnologías desarrolladas, que nos permitan capitalizar integralmente las futuras inversiones.
Para el año 2020, se le redujeron al Conacyt, las partidas presupuestales en términos reales, absorbiendo el mayor impacto el Centro de Ingeniería y Desarrollo Industrial. Los fondos sectoriales también fueron limitados. Investigadores de ciencias básicas o fundamentales, becarios y el Sistema Nacional de Investigadores, además de los proyectos especiales por convocatoria, todos sufrieron recortes, bajo el argumento de que los científicos también son corruptos.
La alternativa para un país como México, con una población en que los jóvenes forman un capital humano fundamental, es basar el proyecto de desarrollo en una línea continua de formación, investigación, innovación, desarrollo de investigadores y vinculación con el sector productivo. De esta manera estaremos aportando no solo mano de obra masiva, incorporaremos conocimiento, novedades tecnológicas y personal mejor preparado, que también sea receptor del conocimiento que las tecnologías externas aporten.
En el Sistema Nacional de Investigadores y en centros como el CIDE, el Cinvestav y el Conacyt, entre otros, se agrupan científicos serios, con reconocimiento internacional, que mucho deben aportar al desarrollo de la ciencia y tecnología. Lo mismo pasa en universidades públicas y privadas. Este gran ejército de talentos mexicanos, solo requiere estímulos, apoyos y reconocimiento.
Ante los efectos devastadores de la pandemia, en lugar de hacer convenios con otros países, es necesario respaldarse en los investigadores locales. De haberlo hecho, ya tendríamos alternativas médicas en desarrollo, para contener cualquiera de los efectos del coronavirus. Medicamentos o vacunas para prevenir, para ayudar a mejorar en los momentos críticos del padecimiento o en apoyo a la recuperación que es también difícil.
Podrá haber muchas fórmulas para salir de la crisis. Pero en el mediano y largo plazo, la estrategia se debe respaldar en la educación, en mayor capacitación, y en el desarrollo científico y tecnológico. Ahí una de las razones para buscar un equilibrio en la conformación de la próxima Cámara de Diputados Federal. Si quienes menosprecian la generación de conocimiento, recortan presupuesto, los próximos diputados, deben orientar esta política pública, al aprobar el presupuesto de egresos.
Exgobernador de Hidalgo.