De acuerdo a López Obrador, las reacciones provocadas por su almuerzo con sicarios -qué tal fue- y el saludo final a la madre nonagenaria del mayor criminal de la historia del país, “El Chapo” Guzmán, es naturalmente obra “de nuestros adversarios, de los conservadores” como siempre. Se entiende que éstos no son parte del pueblo mexicano como sí lo son, como ha señalado, los narcotraficantes además de que el despectivo término abarca hasta a quienes cuestionan sus actos desde la izquierda verdaderamente liberal y vanguardista no como la suya, totalmente mocha.

¡El hecho es que sin los videos respectivos -los del saludo y las fotos del almuerzo- , confirman lo que denunciamos desde el 17 de octubre de 2019: su cercanía con la familia Guzmán Loera; por ello, claro, se soltó a Ovidio bajo pretextos pueriles -no la protección “a las familias”-. Tampoco habríamos sabido que el gobierno federal construye, desde Badiraguato, en la sierra de Sinaloa, pasando por La Tuna, enclave de los sicarios, la CARRETERA DEL NARCO, esta es para favorecer a los capos del cártel o confederación de Sinaloa.

¿Ya entendemos por qué se soltó a Ovidio tras las balaceras en Culiacán el 17 de octubre pasado? Más bien se confirma la versión que dimos sobre los millones entregados a los hijos de Andrés, y a él mismo, en 2017, para su campaña presidencial. La CORRUPCIÓN en su más alto nivel.

Debiera actuar ya el Fiscal General de la República, Alejandro Gertz Manero, siquiera para honrar la supuesta autonomía de la institución que encabeza; indagar, sí, cuanto se refiere a los nexos inconfesables de los altos funcionarios, de ayer y hoy, con los cárteles más criminales, no sólo la Confederación de Sinaloa sino el CJNG y los Zetas, entre los más duros de roer y cuya cobertura es cada vez mayor, como la maldita pandemia que estamos padeciendo todos solo que con un número mayor de muertos: se calcula que al fin de año habrán caído por la violencia más de 240 mil mexicanos por cada rincón de la atenaceada patria a la que hemos olvidado honrar.

El llamado a quedarse en casa también comenzó aquel 17 de octubre cuando las fuerzas armadas, incluyendo a la limitada Guardia Nacional, fueron superadas por los sicarios... y sus propios mandos quienes, asustados por la exhibición de los comprometedores videos sobre los López Obrador recibiendo millones a manos llenas de los Guzmán López, soltaron a Ovidio cuando ya todos sabían que estaba asegurado por los militares cuyos cobardes mandos se inventaron que así protegían a las familias de una matanza; pero luego han seguido más y más tiroteos en Culiacán y nadie resguarda a los hogares ni a quienes tienen la desgracia de encontrarse en la calle cuando ésta se convierte en un campo de tiro.

Los falsarios, quienes mienten, roban y traicionan, están a la vista.

La Anécdota

Nadie repara en uno de los hechos más controversiales de la carrera política de Andrés Manuel: pasó varios meses en cada una de las entidades en donde se resguardan los cárteles más peligrosos y hasta las guerrillas que poco suenan en el ámbito informativo; y a nadie se le ocurrió secuestrarlo, cuando menos, interceptarlo –no que se sepa- como sí sucedió el pasado domingo 29 de marzo en La Tuna, Sinaloa, una de las regiones más contaminadas con la presencia de los capos del occidente del país.

¿Pura casualidad o un acuerdo bajo la mesa para que pudiese llegar a la Presidencia, arrollando en los comicios de julio de 2018 –ya casi dos años, por cierto-? No quería ni pensarlo hace algunos meses pero hoy es inevitable señalarlo.

El Estado de Derecho está perdido.

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