Derrota Histórica
¿Quién Decidió?
La derrota del gobierno en Culiacán hace casi un año y, por consiguiente, la victoria del cártel de Sinaloa -uno entre medio centenar de grupos armados con similar poder de fuego-, colocó a la administración federal actual ante la perspectiva de un estado fallido al ceder su capacidad de fuerza y poder de fuego a otras instancias, en este caso criminales. La situación entonces fue gravísima. Los controles se perdieron mientras el presidente viajaba a Oaxaca dejando en su gabinete de seguridad la responsabilidad.
Debió procederse, claro, con la mayor energía y EXIGIR la dimisión inmediata del secretario de Seguridad Pública, Alfonso Durazo Montaño, y las de los titulares de SEDENA y la Guardia Nacional, para empezar. Pero, claro, el gallo protegió a los pollitos. Pío, pío, pío... desde esos días. Piar no gobernar. Es tiempo también de buscar alternativas.
Los militares creyeron, en una falla de logística imperdonable, que sería sencillo capturar a Iván Guzmán Salazar, el aparente líder de la llamada Federación de Sinaloa, y se encontraron, huyendo, con Ovidio Guzmán López, su medio hermano. La reacción del primero fue frenética porque, al parecer, estaba al frente, en Culiacán, de toda su estructura de fuerza superior a la del Ejército y la Guardia Nacional juntas.
Se sacudió la ciudad con tiroteos, veinte reos escaparon de la prisión, miles de familias entraron en pánico y lo único que pudieron hacer las autoridades “para salvar de una catástrofe de violencia a la urbe” fue soltar al detenido y negociar con los sicarios quienes, además, habían rodeado las casas en donde habitan los familiares de los mandos que estaban en el operativo, incluyendo varias chicas-soldados que acudieron a las líneas de fuego, temblando. (Hay videos que lo confirman).
El Estado fue rebasado, sencillamente, y no es válido ningún pretexto. Los funcionarios involucrados en este brutal retroceso debieron irse por un mínimo de dignidad; y el presidente debió comunicar, como dijo, a las madrecitas y abuelitas de los chicos que se portaron mal lo que éstos hicieron. Quizá por ello, claro, sintieron que podían hacer cuanto quisieran a cambio de un regaño de su progenitora, si es que la tienen.
¿Y a los jefes inútiles? ¿También se acudirá a sus madres y abuelitas para que les den de coscorrones por su ineficacia suprema?
CONTRA LOS QUE INCLINAN LAS CABEZAS:
Sólo los tuertos, los hipócritas y los radicales de AMLO modifican el sentido de mis palabras. Simplemente, el gobierno se rindió ante el cártel de Sinaloa, uno entre medio centenar de los que existen en México. Y tal provocó que los mismos tengan en la actualidad patente de corso para hacer cuanto les venga en gana. No se salvaron las familias de Culiacán, nos pusieron en riesgo a todas las del país. ¡NO SEAN CIEGOS NI COBARDES!
La Anécdota
¿Quién decidió la rendición del Ejército que da bandera verde a los capos de todos los niveles para actuar como quieran a sabiendas de que el ejército y la Guardia Nacional no pueden contra ellos? Esta es la lectura que coloca a Alfonso Durazo fuera de las acciones gubernamentales; debe estarlo porque no es militar y ni siquiera conoce de estrategias; menos, claro, cuando se puso a buen recaudo el día del asesinato de su entonces jefe, Luis Donaldo Colosio, en marzo de 1994.
Y otra: ¿qué han hecho los demás cárteles para no perder territorialidad luego del triunfo de los sicarios sinaloenses? Han hecho lo posible para blindarse con las armad que les siguen llegando, por millares, desde USA y con la vista gorda del anaranjado. ¿Los vitoreará AMLO desde el balcón de Palacio en diciembre para tener pretexto de un nuevo baño de masas con la pandemia supuestamente disminuida?
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