Doctrina: Elucubrar

Combate sin Triunfo

Especular en la medida de los intereses partidistas o personales solo resulta efectivo ante una sociedad durmiente y sumisa incapaz de razonar los pros y las contras; elucubrar en el sentido político significa no únicamente razonar para intentar conclusiones sino tratar de manipular al colectivo imponiéndole las reglas de un supremo y falso hacedor de milagros. Andrés, en el caso del presente mexicano.

No pocos arguyen que el éxito sostenido del régimen actual, fincado en las telarañas de las mañaneras, se fundamenta en la enorme capacidad del mandatario para difundir premisas que se convierten en falacias, partiendo de hechos verdaderos –la corrupción en el pasado, por ejemplo-, para aterrizar en falsos reportes –ya no hay ninguna amoralidad en a 4T-.

Otra cuestión es la altanera repercusión de las encuestas diarias sobre el presidente en funciones situado por encima de los 58 puntos de aprobación aun cuando en otras mediciones –las de nuestro propio entorno y entre distintos sectores- las percepciones son distintas con una evidente baja en el apoyo general.

La falacia cae por su propio peso al considerar que si el aval ciudadano al mandatario-mandante es como lo dicen las empresas dedicadas al sondeo –Mitofsky sobre todo-, tendríamos a 52 millones 200 mil mexicanos a favor del gobierno en curso considerando solamente a los empadronados, de 18 años para arriba. Esto resulta falaz más que sorprendente, esto es un juicio que aterriza en la imposibilidad que se hayan sumado a los 30 millones de votos originales veintidós millones 200 mil simpatizantes acaso más que un hito inédito y superlativo en la historia.

Sin embargo al tomarle el pulso a la realidad observamos una tendencia negativa en franco crecimiento; lo observo cada día en la medida de la decepción mayoritaria hacia actos y argumentos oficiales francamente sin sustentos. Por ejemplo cuando Andrés Manuel habló de que “posiblemente” el deleznable Genaro García Luna fue el soplón que entregó a Emma Coronel lo hizo sin el menor sustento como un verdadero especulador de segunda muy por debajo de los pobres informadores que siguen las voces de sus amos, sea el propio mandatario o los dueños de las empresas donde laboran en defensa de los intereses de los mismos. El ejemplo es claro.

El riesgo mayor es que con esta táctica, AMLO exhibe sus nutrientes ideológicas y coincidencias en la praxis con otros dirigentes latinoamericanos, sean los Castro de Cuba o Chávez y su hijo putativo Maduro de Venezuela. Basta comparar discursos y cerciorase.

En este punto convendría urgir al presidente a definirse, él y el rumbo que pretende para el país; es decir, ¿va por la vía del socialismo, el comunismo, el fascismo? Porque a esta hora ya nadie cree que sea demócrata... ni su mujer.

La Anécdota

El combate contra la corrupción, además, lo está perdiendo notoriamente cuando ya rebasa los veintisiete meses de gestión, más de un tercio de su periodo improrrogable –sin reelección posible-. Del miserable Peña cabe decir que su legado principal, por su actuar criminal, es el señor AMLO quien se benefició del rencor popular como antes, en 2000, lo hizo el farsante Fox y su cogobierno de facto con su mujercita.

Si comparamos los trofeos de Andrés en este rubro son escasos: Rosario Robles, por la estafa maestra que se queda corta ante los hechos actuales, Juan Collado, Emilio Lozoya Austin –en libertad por soplón-, Alonso Ancira y recientemente Mario Marín Torres además del proceso iniciado contra el gobernador de Tamaulipas.

Peña envió a la cárcel a la “intocable” Elba Esther Gordillo, capturó dos veces a “El Chapo” –a quien no tocaron los gobiernos panistas-, formuló cargos contra siete mandatarios estatales y encarceló a decenas de policías y militares siempre lavándose las manos.

Pero Andrés dejó escapar a Ovidio Guzmán López, el hijo de “El Chapo”, permitió que llegara a México el general Salvador Cienfuegos con una manga ancha de acusaciones, no ha sido capaz de investigar el asesinato de los Moreno Valle –que muchos le atribuyen a él y al actual gobernador de Puebla-, se mantiene a la expectativa de las solicitudes tibias de extradición para su multicitado García Luna e igualmente César Duarte, el ex gobernador de Chihuahua, y no tiene la menor intención de indagar y sancionar a los miembros de su gabinete –la mitad casi-, develados como inmorales en el ejercicio d sus funciones.

Los paralelismos son contundentes.

loretdemola.rafael@yahoo.com