Balance Infortunado

La Hipocresía de FC

No sólo nos referimos al balance del sexenio anterior, a todas luces negativo y hasta pernicioso con huellas de la mayor corrupción acumulada en la historia reciente del país; también nos acercamos a las hojas de ruta para el nuevo-viejo aeropuerto de la Ciudad de México –el “Felipe Ángeles” de Santa Lucía--, convertida en manzana de la discordia política, cuyo costo inicial se incrementó, a la par con los reclamos de Andrés, en miles de millones de pesos. Una bicoca para Slim; un abismo para los demás mexicanos.

Hace un lustro, cuando las campanas de la euforia aristocrática rasgaban los sentidos de los comunes, advertimos que costos y obras anunciadas acabarían siendo quimeras o cuevas de Alí-Babá para la nueva clase política. No nos equivocamos. El tren rápido a Toluca, con la consiguiente cuarta autopista, fue beneficiosa para las hermanitas Peña Nieto, Verónica y Cecilia, y respecto al célebre campo aéreo –que Andrés insistió en instalar en la base militar de Santa Lucía, muy cerca de Tizayuca, Hidalgo-, los beneficios se concentraron en la altruista familia Slim, con beneficio directo para el yerno intocable, Fernando Romero, constructor de otras obras públicas de gran envergadura incluyendo algunos de los rascacielos del sur. Gobierno, sí, para la oligarquía; y no exageramos.

¿Podrá ser reversible la construcción o quedará como uno más, el más grande, de los elefantes blancos del país? Cada que paso por Coatzacoalcos para ir a Villahermosa me encuentro con el célebre puente “de la corrupción”, dinero tirado para construir un crucero que no lleva a ninguna parte y paralelo a la carretera. Como si fuera un monumento a los juegos de Lego –les serviría bien pintarlo de bloques-, y no un ejemplo vivo de la dilapidación infame de millones de pesos administrados por los regímenes encapsulados en el populismo, en este caso el del casi centenario Echeverría.

Ante la polémica, el Legislativo, igualmente con mayoría afín al poder presidencial, si bien con los priistas y panistas con la guardia baja ante la ciudadanía, debiera ordenar una auditoría amén de visitas programadas para que TODOS los senadores y diputados vieran, y no les contaran, los avances reales de las obras; y después, claro, los periodistas que son, o debemos ser aunque no siempre sea así, los testigos oculares de la opinión pública. De esta manera saldrían a flote la ineficiencia y la tardanza por la cual se han multiplicado los costos; a decir del responsable de la edificación pomposa, justificando el alza de los precios reales y no los aventurados con intenciones manipuladoras. Y si se tardan más pagaremos el doble de lo estipulado. Un atraco.

Para Andrés resultará muy difícil revertir sus propias acciones ya encaminadas porque sencillamente sería volver al punto cero. Lo que es necesario estipular es si el edificio de marras es o no seguro por haberse erigido en terrenos no propicios como alegaron, desde un principio, los científicos de la UNAM. Tal sería un enorme fraude que debería hacerse pagar a Slim, rey de los inversores bajo protección oficial, en primer lugar, y a Andrés, en segundo.

Si no acabamos con la moderna aristocracia, ésta terminará por hundir y vender a México.

La Anécdota

Al señor Fox le increparon en un avión, dentro de la sección de first class, cuando una dama le llamó “señor sin pensiones” ante la seriedad de los otros pasajeros, acaso temerosos –el mal añejo de los mediocres-, que callaron ominosamente y no exigieron que personaje tal continuara su vuelo por degradar a los demás y como parte de las sanciones sociales que deben imponerse a los predadores políticos.

El señor Calderón, su sucesor incómodo, salió igualmente a defender el asunto de sus pensiones millonarias –es quien más obtiene, esto es más de 54 millones de pesos al año-, alegando que quien enfrentó a las mafias debe estar seguro después para evitar que se cumplan las amenazas contra ellos. De carcajada.

¿Acaso no requirió el visto bueno de las mafias de las que dice protegerse –y a su consorte, la Márgara amarga-, para llegar a la Presidencia en 2006 pasando sobre la voluntad popular? Y lo peor, ¿no negoció con ellas para formar un solo mando, cuestión que le costó la vida a Juan Camilo Mouriño? Ya es hora de quitarse las máscaras, Felipe.

loretdemola.rafael@yahoo.com