La Intocable Figura

Pobrecitos Esbirros

El increíblemente ingenuo señor Fox –reconozco que algún valor debía tener para encaramarse a la silla presidencial en 2000 luego de haber pasado por la gerencia regional de Coca-Cola en Tampico como su academia formadora-, habló apenas en abril de 2001, esto es a cinco meses de su asunción, que ya el tiempo del presidencialismo “autoritario” había llegado a su fin.

Por la tarde de ese mismo día, dialogué con el mandatario en la entonces residencia oficial de Los Pinos y me reiteró que le bastaba con “tres grandes aliados” para contrarrestar las severas críticas recibidas. No lo dijo él pero, desde luego, saque conclusiones sobre quienes aireaban sus pendones: Televisa, TV Azteca y alguno de los diarios de “circulación nacional”, digamos entre El Universal y Reforma por entonces volcados en pro de quien ofrecía un cambio lo que acaso representaba una advertencia sobre el maridaje de ciertos medios de información de la ciudad de México y la residencia de Los Pinos.

No eran pocos quienes tenían temores, acaso disipados con un referente vergonzoso que volcó sobre este columnista. Tenía los pies sobre su escritorio –al estilo de Gerald Ford, de Norteamérica-, por padecimientos severos en los dedos y las plantas de los mismos, y no podía ocultar su cansancio aun cuando iniciaba su gobierno; era el amanecer del mismo y las aguas no eran turbulentas como muchos anunciaron creyendo, nada menos, en una rebelión militar y el consiguiente golpe de Estado. Nada de ello ocurrió y la transición fue más tersa que las de los clubes Rotarios, empalagados con sus propios festines. Me dijo Fox, en fin:

--Vamos a dejar que las mafias se vayan solas; deben entender y darse cuenta de que ya no tienen sitio en el México de hoy.

Dos cosas sobre el particular analicé después. (Confieso que no tuve la rapidez de réplica necesaria para contrarrestar a las tesis de quien llegaba, desde una oposición convenenciera, a la inmensa casona de Chapultepec). En primer lugar, insinuaba el señor Fox que no habría sitio en México salvo para él y sus incondicionales –un estigma que también vale respecto a Andrés Manuel-; y lo segundo significaba un enorme desconocimiento de la realidad: sencillamente pretendía el retiro silencioso de cuantos formaban las mafias dominantes, dentro y fuera del gobierno, sólo por el hecho de ver al nuevo mandatario con la banda tricolor.

Sobre esto último no debieron ser pocas las carcajadas de los dueños del verdadero poder; y lo dejaron hablar hasta que sus frases, chascarrillos y desplantes acabaron por taparle la boca a mitad de su gestión aunque hoy continúa con bravuconadas como si tuviera alguna autoridad moral para expresarlas. Farsante... aunque lo redime el hecho de que López Obrador, el par de Lord Molécula, lo ha rebasado en cinismo y charlatanería.

La Anécdota

¿Cuándo los presidentes optaron por los vacíos de poder para dejar pasar el tiempo, perdiéndolo? Ubico el momento en un punto coyuntural, precisamente en el segundo tercio del régimen del “gran simulador”, Ernesto Zedillo, cuando su entonces secretario de Energía, Luis Téllez Kuenzler, luego responsable de Comunicaciones y Transportes con Calderón pese a ser priista de la nueva hornada de camaleones, me confesó abiertamente:

--Ya tenemos lista la reforma para dar por terminado el monopolio del Estado sobre nuestra riqueza energética. En ninguna nación del mundo puede crecerse si no se abre este renglón a la competencia.

--¿Y no cuenta la historia? –repliqué-. Porque el petróleo no sólo es cuestión gerencial sino columna para mantener la paz social.

--Esos criterios están superados. Vea hacia el mundo; no se encierre. Además, la iniciativa del presidente Zedillo será aprobada durante la próxima administración. Nosotros llegamos hasta aquí: esto es a la elaboración de la misma.

Fue en ese momento cuando comprendí que la perspectiva de México estaba definida en pro de la derecha y de una alternancia controlada y de facto. Y nos cayeron los Fox encima sin que se atrevieran a mover las aguas por temor a las reacciones sociales y lo mismo sucedió con calderón aunque éste dice que los priistas le impidieron andar por el andamio de las reformas. Puede ser que algunos quisieran pasarse de vivos colocando en predicamento a Felipe y su sociedad de políticos asustados; pero, en realidad, fue evidente la incapacidad de la derecha por negociar, de cara a la opinión pública, y situar a cada partido y movimiento en su lugar exacto. Luego se pondría la casaca militar que le llegaba hasta mucho más abajo de la cintura. Y le siguieron el retorno del PRI putrefacto y la MORENA devoradora de mujeres y hombres con las ambiciones a flor de pieles.

loretdemola.rafael@yahoo.com