Escalada Intolerante

¡Cállate, Chachalaca!

Los hechos consumados no pueden ser rebatidos; discutir, por ejemplo, sobre la validez de la Reforma juarista, a estas alturas cuando los bienes de manos muertas ya no están en el clero, resulta tan inútil como fallido. No tiene sentido volver sobre los mismos pasos y contradecir propuestas que emergen en el presente por causa de la disconformidad del grupo en el poder por el cual, además, se llevaron adelante las modificaciones legales con la mira puesta en un ámbito mejor para el crecimiento de la democracia.

La olvidadiza mente de Andrés Manuel lo confronta ahora ante un dilema de contradicciones insuperable para él. Cuando se enfurece porque el INE retira los registros de cincuenta candidatos –no solo los aspirantes a los gobiernos de Guerrero y Michoacán-, no recuerda que fue él mismo quien, en 1994, pugnó por una mayor severidad a la hora de fiscalizar los excesos de gastos en precampañas y campañas comiciales con el ánimo de evitar los excesos del peñismo y sus aliados en 2012 cuando los monederos y las despensas de Soriana –sugerí entonces un boicot a las empresas que se prestaron al juego sucio-, se aceleraron en cuanto crecieron las posibilidades de AMLO.

Los lugares en la mesa del poder han sido cambiados. Algunos comensales han dejado sus sitios ante la condena permanente de quien preside si bien éste no cumple una promesa toral: iniciar formalmente los procesos contra sus predecesores lo cual no necesita de consulta popular alguna, oferta del propio Andrés para endulzarle los oídos a la masa robotizada, para no seguir perdiendo el tiempo en vana bravatas que se estrellan en el muro de la impunidad. Pero ni eso.

En la batalla contra el INE, que parece un juego para conquistar la batalla de la democracia –el instituto para defenderla como la conocemos y el presidente empeñado en construir otra basada únicamente en los 30 millones de sufragios originales obtenidos para su causa como si tal le diera el derecho a actuar sin contrapesos-, el llamado primer mandatario –es en realidad mandante, quien ordena-, ha llegado a decir que las reglas que el INE le exige cumplir –dejar de hacer proselitismo barato en sus largas mañaneras-, significa, nada menos, “un golpe de Estado técnico” pues limita su derecho a la libre expresión. No es así, desde luego.

El presidente está limitado, como jefe de Estado, para tocar determinados temas que pudieran acarrear dificultades a la nación; por ejemplo el lenguaje diplomático dista mucho de ser una concatenación de reclamos por afrentas jamás perdonadas para aterrizar en una planicie en donde se superen las riñas verbales poco útiles. Imagínense si López Obrador le hubiese repetido al ex mandatario de USA, en la cara, lo que escribió en su libelo “¡Oye, Trump!”.

Del mismo modo insinuar que el INE pretende arrebatarle poder por limitar sus expresiones en plena contienda electoral, cuando el mandatario-mandante tiene serios intereses en ella por cuanto a la revalidación de la mayoría camaral, entre otras cosas, es olvidar cuanto el mismo expuso la necesidad de evitar propaganda subliminal por parte de sus antecesores. ¿Ya se le borraron de la mente todas sus peroratas al respeto? Insisto: debe ir a un tratamiento psicológico ya.

El único golpe de Estado técnico sería el de perpetuarse en el poder o convertir a la democracia, como lo han hecho otros presidentes en su momento –Fujimori, Chávez, Evo, Ortega-, en un estropajo inservible por lo usado imponiendo su insalubre capricho.

La Anécdota

Carlos Navarrete Ruiz, quien fuera dirigente del PRD en la época de los primeros dos lanzamientos de AMLO a la Presidencia, me confió sobre los comicios de 2006:

--Le dije a Andrés que era necesario no agredir de palabra al presidente Fox porque éste no era su rival; debía enfrentarse a Calderón y Madrazo.

El aludido asintió con la cabeza, dormitando en la camioneta que le transportaba, y en el siguiente mitin, sin miramientos, lanzó su célebre sentencia:

--¡Ya cállate, chachalaca!

Es hora de que aplique la misma fórmula a su persona porque ya ha superado n este renglón a Vicente, el de Marta, por mucho margen.

loretdemola.rafael@yahoo.com