El Hombre en “S”

Gringott de AMLO

Encorvado, de andar zigzagueante, escasa fluidez mental al responder a preguntas y vivacidad al repetir sus discursos llenos de embustes, manipulador por excelencia y mentiroso contumaz, Andrés Manuel parece uno de esos personajes de vejez adelantada, casi siniestros por los rencores que atesoran contra los jóvenes y las mujeres –acaso frustrados por el devenir de sus verdaderos amores y no los aparentes-, y siempre dispuestos a convertir sus diabluras en algo más que simples regaños.

Un hombre en “S”, formando las curvas con sus achaques y acaso igualmente con sus complejos, el mandante-mandatario refleja en su figura, caminando con la mirada hacia abajo para evitar tropiezos ridículos para cuantos no padecen achaques, todo los rencores atesorados y una proclividad, casi siniestra, hacia las pugnas contra quienes dudan de sus capacidades –políticas y sobre todo mentales- al grado que no encuentra su centro de equilibrio y busca no alejarse demasiado de quienes, acompañándolo, están listos para sostenerlo por si tropieza con la piedra de la realidad.

Tal han sido los casos, por ejemplo, del Canciller Marcelo Ebrard y en menor grado Ricardo Monreal Ávila, alejado por cuestiones derivadas de sus agrias discusiones sobre visiones separadas de la realidad, quienes en círculo cercanos –y lo sabe Andrés- han expresado su preocupación por las desviaciones notables de la TTTT, el insecticida que repele a quienes lo emiten, y su léxico provocador que no ha sabido corregir a lo largo de más de tres años en el poder... y ya solo le faltan dos años, nueve meses y veintiún días en la silla presidencial si los mexicanos, por ausencia de valor, no somos capaces de revocarle el mandato en abril próximo aprovechando este recurso constitucional.

No se trata de un mero capricho el proceso revocatorio sino de una necesidad ingente para detener a una administración francamente desbordada y mentirosa. Basta señalar que con una mano, la derecha, airea el “detente” con la imagen del Sagrado Corazón de Jesús –cuando bien sabemos que repudia a la Iglesia como me expresó decenas de veces-, y con la otra, la izquierda, airea los lineamientos del Foro de Sao Paulo cuyo eje central pretende ser él uniéndose a jefes de gobierno tales como los de Cuba, Venezuela, Bolivia, Perú, Argentina, Chile, Nicaragua, El Salvador y acaso, muy pronto, Colombia y Brasil. No es cualquier cosa.

Ojalá todos fueran como José Mujica, de Uruguay, ahora en retiro, pero distan enormemente de su sereno equilibrio. El propio ex mandatario ha proclamado que, en efecto, en lugar de guerrear con “la derecha” la convocó a servir a su país en busca de la generación de empleos y así atajar la pobreza sin persecuciones absurdas y medidas sorpresivas que se concentran en servir a los empresarios cómplices como en el caso del señor de Palacio Nacional.

Con todo ello, ¿no observan, los amables lectores, la urgencia de apostar por México y no por un merolico sin más causa que la propia? Quizá por ello rodó la estatua suya colocada en Atlacomulco –sede del grupo del priismo más recóndito-, un día después de haberse colocada por evidente repudio y sin una sola protesta de los pobladores. No hubo la tan señalada popularidad para poner un muro de contención contra quienes se sintieron ofendidos por el culto notable a su personalidad aunque AMLO rechace que lo busque.

Tenemos, en este momento, a un gobierno sin cabeza... como la leyenda del “Charro Negro” que, alguna vez, al término de mi infancia, me hizo correr una noche por los senderos de una ganadería de bravo, la de Jesús Cabrera, en la cercanía de la mancillada ciudad de Fresnillo hoy búnker de los Monreal.

La Anécdota

J.K. Rowling, quien colocó sus iniciales en vez de su nombre propio, Joanne “Jo”, por temor a que el machismo de las editoriales la rechazara en pleno siglo XX, nunca imaginó que su imaginación al dejarse llevar de la mano de su Harry Potter se fuera transformando en realidad sobre todo en cuanto toca a los banqueros... con los de México –ahora invadido por los de España y USA- al frente.

Hay que llamarlos como los bautizó Rowling: los Gringotts; quizá la autora se inspiró en el despectivo “gringo” que usamos los mexicanos para repeler las afrentas de los norteños yanquis quienes siguen pensándose superiores sin atisbo de cultura. Y es que, en México, los banqueros son iguales a los de Harry: con cavernas y almacenes con escondrijos rebosantes de lingotes de oro y mágicas maneras de permanencia.

¿Para cuándo las auditorías necesarias a los banqueros más conocidos quienes suelen comprar, al amparo del Banco de México, los miles de millones de dólares que se colocan en el mercado como contención, para llevárselos a España y a USA con el fin de proteger al euro y a la verde divisa que nos asfixia?

No hablamos de expropiación sino de reparar la torpe actitud de los desnacionalizados al obsequiar los dos principales bancos de México, Banamex y Bancomer, para convertirlos en los caballos de Troya de la pretendida nueva colonización.

¿No qué muy bravo, Andrés?

loretdemola.rafael@yahoo.com