Dineros Muertos

En Dónde está Peña

No pocas veces los clérigos y curas combaten al juarismo, desde el púlpito o a través de maestros religiosos cuestionando al Benemérito bajo la teoría de que el Tratado MacLane-Ocampo fue un acto de traición y no una estrategia convenida para el final del genocida Maximiliano, el barbado enajenado de Miramar a quienes los traidores conservadores –cuya semilla germinada es azul-, le hicieron creer que el pueblo mexicano los vería con beneplácito y éste sólo lo hubo cuando se escucharon aquellos cánticos de ¡Adiós, Mamá Carlota!

Con un país devastado, sobre todo en cuanto a la falta de brazos y la ausencia de fondos, Juárez no tuvo opción sino la de las Leyes de Reforma en donde, entre otras cosas, expropió los llamados “bienes de manos muertas”, territorios extensos e improductivos en manos del clero que atesoraba gran parte del suelo patrio por “pura devoción” mariana. Ésta, y no otra, significó la satanización del inmenso Indio de Guelatao, que perdura de manera ignominiosa en las aulas de los colegios “privados” –desde legionarios hasta maristas-, y que debiera causar vergüenza a quienes lo señalan porque, con ello, exhiben su falta de humanidad y la ambición ilimitada por lo material. No cuenta el espíritu individual del amor –social- ni la conciencia colectiva.

Así, ahora, en la misma línea conductora, los politicastros que conforman al régimen más inepto de la era moderna, juegan con los dineros de manos muertas, aquellos que generan los mexicanos y duermen la larga pesadilla de la corrupción, como si fuesen ahorros de las prominentes familias y herencias para retirarse del mundanal ruido de las necesidades a afrontar cotidianamente y arrinconarse, especulando, con la única misión de exaltar a sus cómplices del gobierno; son quienes conforman el penoso porcentaje de tuertos que apoyan al régimen actual, no los burócratas ni el ejército como algunos explican torpemente.

Son esos mismos recursos los que sirven para administrar las campañas proselitistas, ya iniciadas de hecho, pese a la promesa de usar esos fondos –mil quinientos millones de pesos en su conjunto en 2021-, para auxilio de los damnificados por los terremotos de septiembre de 2017 y la consiguiente reconstrucción de capillas, edificios y viviendas en regiones abandonadas a su suerte: en Jojutla, por ejemplo, un ventarrón derribó la deficitaria estructura de las aulas “reconstruidas” –ya vimos que no- con materiales baratos y poco resistentes. Claro, ello llevará a volver a empezar con las consiguientes concesiones a los socios del señor de Palacio, el más deplorable de la historia moderna, y cuya estructura resiste, por la inercia presidencial, los escándalos de Odebrecht, Higa, Norman Foster y socio –el yerno de Carlos Slim Helú-, y demás constructoras rebosantes de prestanombres-socios ahora en fuga. Y el engaño de la consulta es la mejor prueba del gatopardismo de Andrés: todo se transforma para no cambiar nada.

No puede negarse que el asco es tremendo y ya va a la par con el rencor. Y sólo los pueblos masoquistas, como lo ha sido México en diversos momentos, pueden arrostrar el ignominioso signo de los dineros muertos en manos de los muy vivos hijos... de la política.

La Anécdota

¿Existirá algún rincón del país que reciba a Peña Nieto luego de sus jocosos periplos por el mundo? A Calderón los olvidadizos lo premian con selfies y Fox prefiere no aparecer en público en México. Por principio de cuentas, tampoco Barcelona le abrirá las puertas pese a que ha sido refugio de personajes de la talla de Humberto Moreira, luego de que asegurara, entrometido y en contra de la Doctrina Estrada, que no reconocería la independencia de Catalunya –lo escribo en catalán porque me da la gana-, con tal de apoyar a las empresas españolas con arraigo en los bancos, las comunicaciones y el petróleo. Son dueños, cuando menos, de un tercio de las multinacionales exitosas. ¿Y López Obrador qué dice al respecto? Habló hasta los codos de la consulta Sin Intención de Realizarla.

El caso es que lo tienen a la vista, superficial como es, y no se aplica la justicia. La consulta fallida por la cual los ex presidentes, sobre todo Peña, podrían ser señalados para proceso con el visto bueno de la Suprema Corte que a veces es solo “tremenda” como aquella de Tres Patines no fue más que una parodia como la del personaje entrañable del radio.

Nada de medias verdades sino justicia a fondo. Eso prometieron lo adalides actuales y ahora se lo callan en el centro neurálgico de la 4T.

loretdemola.rafael@yahoo.com