La insoportable levedad de la Corte… y la risa presidencial

Imagine usted que a Enrique Peña Nieto, o a Felipe Calderón, se les hubiera ocurrido, en su segundo año de gobierno, plantear una consulta popular contra los exjefes de gobierno de Ciudad de México (Cuauhtémoc Cárdenas, Rosario Robles, Marcelo Ebrard, Miguel Ángel Mancera… o el propio López Obrador), y que la Suprema Corte de Justicia de la Nación hubiera avalado el atropello: los hubiéramos devorado a todos en los medios de comunicación, a los ministros y al presidente en turno.

Bueno, pues eso es lo que hicieron seis ministros de la Corte el jueves pasado: le concedieron al Presidente un injustificable capricho político-electoral, para que él aparezca indirectamente en el proceso del 2021. Qué ligereza la de sus Señorías. Me parece estar escuchando la risita del Presidente en los pasillos de Palacio Nacional, mientras palmea a su asesor jurídico, Julio Scherer Ibarra: “Muy bien, Julio, muy bien, estaremos en la boleta”.

El ministro presidente, Arturo Fernando Zaldívar Lelo de la Rea, que argumentó primero en la Corte, parecía que pretendía intimidar a sus pares, imponerles la línea del Sr. Presidente, que durante dos días los presionó públicamente, como jamás lo había hecho el más insolente de los expresidentes mexicanos que usted pueda recordar. Evoqué las peores épocas de abyección del Poder Judicial ante los manotazos presidenciales priistas.

Escuché luego con mucha atención a todas las ministras y a todos los ministros (https://bit.ly/34laTUf) y me pareció muy relevante lo que subrayaron cinco de ellos, los que votaron en contra de la consulta, con especial énfasis y lucidez el ministro Javier Laynez Potisek, la ministra Norma Lucia Piña Hernández, y el ministro Luis María Aguilar Morales. Recapitulo:

1.- La procuración e impartición de justicia no se consulta. No se pone a consulta de la plaza un deber del Estado, como es perseguir y castigar los delitos. Investigar y en su caso procesar y sancionar a expresidentes se puede hacer sin alardes electorales, sin falsos heroísmos para comprar voluntades en las urnas.

Durante el autoritario régimen priista vi y escuché toda clase de aberraciones para justificar actos represivos, o decisiones demagógicas, pero… ¿someter a consulta de la plaza si se investiga o no a presuntos delincuentes, asumiendo que Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Calderón y Peña Nieto hayan cometido ilícitos? Si se encuentran indicios de que robaron o instigaron a otros para que cometieran delitos, que se les investigue, se les someta a proceso, y se les sancione. Punto. ¿Cómo que consultamos a la plaza? ¿Y si el pueblo bueno vota que no los investiguen y juzguen? ¿Nos volvemos cómplices, como nación, de los eventuales delitos que hayan perpetrado?

2.- No es popular llevarle la contra al Presidente pero los ministros no son nombrados para ganar popularidad sino para ser garantes y resistir presiones, incluso de la opinión mayoritaria de la gente. Lo que hicieron esos seis ministros en términos de sumisión y miedo sienta un pésimo precedente. ¿Y si luego viene un gobierno tipo Frena y pregunta a la plaza si se encarcela a los líderes de la 4T, incluido López Obrador? ¿O si pregunta si se perdonan flagrantes actos de corrupción del priismo?

Sus señorías, ahora que ellos y el Presidente están en la plenitud de su poder, debieron aprovechar y anexar, en algún lado de su laberíntica pregunta para la consulta, si la ciudadanía no desea que en lugar de una república se establezca una monarquía parlamentaria en México, encabezada por Su Alteza Serenísima López Obrador, y claro, por ellos mismos, como cortesanos. ¿O no hace falta, porque ya padecemos eso? Qué bochorno, Sus Señorías…