El gobierno del presidente López Obrador y el movimiento que encabeza sufrieron un golpe decisivo en la Ciudad de México. La alianza opositora ganó en 9 de las 16 Alcaldías, por lo que Claudia Sheinbaum será la primera mandataria electa de la Ciudad que tenga que gobernar con la mayoría de las alcaldías en manos de la oposición. Esto significa una pérdida significativa en plazas, recursos, diezmos y mordidas que el grupo político en el poder se ha acostumbrado a cobrar desde que su jefe nato malgobernó la Ciudad a principios de siglo.
La Ciudad de México había sido el bastión de la izquierda desde el histórico triunfo de Cuauhtémoc Cárdenas en 1997 y la meca del movimiento de López Obrador desde 2000. Ya no más. Los resultados del 6 de junio demostraron que la Ciudad no es un cheque en blanco para Morena y sus aliados, pues los capitalinos le cobraron la factura a los gobiernos locales por su sometimiento a las malas prácticas del gobierno federal. La corrupción y el mal gobierno han sido desterrados en más de la mitad de las demarcaciones territoriales.
A partir de septiembre, la jefa de gobierno se enfrentará a un panorama político radicalmente distinto. La oposición gobernará 47.40% de la población de la Ciudad de México, es decir, el porcentaje de la ciudadanía capitalina que gobernará la oposición creció en 28.84%, respecto a la elección de 2018. En el Congreso de la Ciudad de México se enfrentará a la bancada de oposición más numerosa en lo que va del siglo.
La jefa de gobierno hará bien en evitar distracciones por una aspiración presidencial prematura y concentrarse en gobernar con mejor tino una de las ciudades más complejas del mundo. La llegada de Martí Batres a la Secretaría de Gobierno muestra que la cartera recuperará una vocación más política y de interlocución con los nuevos actores políticos. Quienes competimos con las banderas de Va por México y ocuparemos cargos de responsabilidad política en la Ciudad de México estaremos atentos a que las ofertas de diálogo y coordinación se honren en beneficio de los ciudadanos
El peso electoral del triunfo de la Alianza Va por México en la capital de la República es insoslayable. La Ciudad de México tiene el segundo padrón electoral más grande del país. Tan solo el sector que gobernará la coalición PAN-PRI-PRD representa una mayor cantidad que el total de la población de estados como Guerrero o Sonora, donde Morena se quedó con las gubernaturas.
La lección debe ser clara: el principal argumento en contra de Morena es su incapacidad para dar resultados. La ciudadanía no perdona la ineficacia, falta de visión de largo plazo y el crecimiento de la inseguridad y la corrupción. En el nuevo panorama político, la Ciudad de México se erige como una fuente de esperanza: el movimiento que buscó lucrar con el enojo y la necesidad de la gente será un trago amargo pero pasajero. El gran reto para la alianza opositora será trascender los egos partidistas, mantener la cohesión y elegir un candidato competitivo para 2024. La Ciudad de México marca la pauta. Morena va de salida.