Las elecciones en nuestro país se han desarrollado, desde hace ya muchos años, bajo un esquema de operación muy tradicional y, podría decir, hasta obsoleto en razón de los avances tecnológicos que tenemos a nuestro alcance.

Un ejemplo de esta afirmación lo constituye el modelo de votación fundado en que el elector emite su voto en boletas electorales y depositadas en las urnas que todos conocemos que, si bien, transparentes para observar que efectivamente el voto es depositado, no deja de ser un sistema que trae consigo muchas complejidades tales como la revisión que hacen los funcionarios de casilla para verificar si la ciudadanía depositó su voto en la urna correcta, determinar si las marcas realizadas en la boleta electoral son válidas o no, pero la mayor dificultad es el escrutinio y cómputo.

Estos rubros, de los cuales solo indicamos algunos, llevan en ocasiones a que los funcionarios de casilla, sobre todo cuando hay elecciones concurrentes como la que tendremos el año que viene, terminen hasta altas horas de la noche o inclusive en la madrugada, de contabilizar los votos de algunas casillas lo que provoca en los actores de la competencia electoral, partidos políticos, coaliciones, candidatas y candidatos, incertidumbre por conocer el 100% de los registros de las casillas y con ello saber de las tendencias electorales. Esta situación se maximiza sobre todo en elecciones competidas.

Esta dificultad en la operación tradicional de hacer elecciones ha motivado a diversos institutos electorales a mirar hacia la votación utilizando la vía electrónica cuyos resultados han sido satisfactorios.

El Instituto Nacional Electoral (INE), luego de diversos estudios y en coordinación con los Organismos Públicos Electorales Locales de Coahuila e Hidalgo que tendrán sus jornadas electivas este próximo 18 de octubre, incorporará la utilización de urnas electrónicas para recibir la votación de la ciudadanía en algunas casillas electorales.

En Coahuila donde se renueva el Congreso del Estado, dichas urnas se implementarán en 10 distritos locales con un máximo de hasta 60 casillas en la entidad, y en Hidalgo, donde habrá elecciones para la renovación de las autoridades de los 84 ayuntamientos que conforman la entidad, se integrarían urnas electrónicas en cuatro municipios, con un máximo de hasta 40 casillas en el Estado, sin rebasar el 10 por ciento de las casillas instaladas en cada municipio seleccionado.

Los resultados obtenidos seguramente serán un ingrediente importante para su posible utilización en otras entidades federativas para 2021.

Los beneficios de la utilización de estos mecanismos electrónicos de votación, entre otros, permiten una mayor agilidad en el proceso del voto, precisión en la definición de la emisión del sufragio por tipo de elección, así como evitar errores aritméticos toda vez que estas máquinas harían dicho proceso, pero lo más importante es que su utilización podría generar, en un mediano plazo, ahorros importantes.

A la par de este proyecto, el INE llevará a cabo otro ejercicio de forma vinculante el año que entra, me refiero a que en 11 entidades federativas cuyos ciudadanos y ciudadanas residen en el extranjero y que la legislación electoral lo permite, podrán votar, a su elección, por vía postal o bien, utilizando internet.

Como podemos ver, ambos proyectos pueden potencializar una nueva forma de voto que garantice seguridad, confiabilidad, rapidez en sus resultados y sean elementos claves para que las elecciones se vayan abaratando en nuestro país.

Analista político

@fdodiaznaranjo