Frontera Sur, el abandono federal

En memoria de Miguel Angel Pombo Cabrera, compadre, amigo y colaborador en los caminos de la Comunicación Social de Chiapas. Descanse en Paz.

A tres décadas de su construcción, la autopista de cuatro carriles con 285 kilómetros de longitud, que une a los municipios de las Regiones Costa y Soconusco de Chiapas, se encuentra nuevamente deteriorada en varios tramos, por la falta de mantenimiento adecuado y oportuno por parte del Gobierno Federal, no obstante los anuncios de inversiones multimillonarias que todos los años se han destinado a esta gran vía terrestre, clave para la comercialización de productos mexicanos en Centroamérica y viceversa.

Es la historia de siempre. Mala calidad del asfalto utilizado por empresas constructoras etiquetadas desde la capital del país, aunado al hecho de que los presupuestos se empiezan a aplicar en plena temporada de lluvias, olvidando que se trata de la zona geográfica de mayor precipitación pluvial de la república, han convertido a esta ruta en un gran fraude cotidiano, agravado en los últimos 10 meses, tal vez porque es la única en el territorio nacional, donde los usuarios no pagan cuotas de peaje.

Y es que en su momento, el gobierno de Carlos Salinas de Gortari, incurrió en violación a la Constitución, al no dejar la alternativa de una carretera de tránsito libre, luego de incorporar la existente de dos carriles a la nueva vía, cancelando así la opción federal gratuita.

Al iniciar operaciones la flamante autopista de cuota, la reacción en contra por parte de la población, fue inmediata y radical. Darían comienzo los bloqueos en distintos tramos, desde Tapachula, hasta Arriaga, incluyendo a los municipios de Huehuetán, Tuzantán, Huixtla, Villa Comaltitlán, Acacoyagua, Acapetahua, Escuintla, Mapastepec, Pijijiapan y Tonalá, en demanda del cese de cobro por transitar sobre la nueva rúa.

Intensificadas las manifestaciones de protesta, sustentadas en la razón popular e incongruencia gubernamental, a Salinas de Gortari no le quedaría más que reconocer su error garrafal, de sumar al proyecto carretero la infraestructura de un camino estrecho y sin acotamiento, creada desde principios de la década de los 60, seis décadas después de que el centro del país se comunicara por primera vez con la Frontera Sur, hasta los límites con Centroamérica (Guatemala), por ferrocarril, al decretarlo el Presidente Porfirio Díaz.

Abajo la intención del entonces Jefe de la Nación, de poner a disposición de empresas privadas la comunicación terrestre de la Costa chiapaneca, sin importarle pisotear al el marco constitucional vigente, que los chiapanecos le recordarían con sus radicales respuestas insurrectas, que existía y por lo tanto había que respetar.

El pueblo chiapaneco costeño, siempre beligerante por todas las injusticias de la Federación cometidas en su contra, pondría contra la pared a Carlos Salinas de Gortari, al que después de cierto pataleo por el error, no le quedaría otra más que cancelar la jugosa concesión a empresarios privados, de explotación de la “super vía”, que quedarían sin efecto y con ello también el cobro por su uso.

Se daría entonces, en represalia, la orden federal de desmantelar las casetas de cobro, junto con las áreas de baños para los usuarios, los cuales serían cerrados y abandonados, lo mismo que el mantenimiento de la carpeta asfáltica en los primeros años de los 90, la cual empezaría a deteriorarse al incrementarse su uso por el pesado tránsito de miles de trailers cargados con mercancías rumbo al Istmo Latinoamericano y de igual forma a la inversa.

Daños a la gran vía que comunica a México con la América Central, a veces más, a veces menos, pero siempre como forma de identidad de cómo hacer buenos negocios, al margen de la temporada de seca, que por supuesto representaría mejores resultados, mediante una supervisión honesta de la Secretaría de Comunicaciones de la calidad del asfalto utilizado.

Han pasado 10 meses de la nueva Administración de Andrés Manuel López Obrador y su Cuarta Transformación, y no hay indicios del cambio prometido, pues la corrupción continúa al efectuar los trabajos en la época más compleja de la temporada de lluvias que todo afecta, lo mismo en las mañanas, tardes noches y madrugadas, que conduce a resultados deficientes que no preocupan, pues habrá de nuevo un presupuesto para ejercer en 2020 en circunstancias semejantes.

Casi termina el primer año y la autopista, sobre todo en la Región de Soconusco, se mantiene en situación de alta peligrosidad, con importante saldo rojo, al carecer las obras de mantenimiento de las obligadas y suficientes señales de advertencia de riesgo para quienes en determinado momento deben de transitar en un carril de ida y vuelta, sin acotamiento, en donde pesados automotores de carga de doble remolque, son factor determinante de accidentes que diariamente ocurren.

Por fortuna, con todo y sus deficiencias, la mayor parte de la flamante autopista sin acotamiento de la Costa de Chiapas, se mantiene en regulares condiciones, que hacen viable su utilización en los días en que se han frenado por parte del gobierno mexicano, las avalanchas de migrantes procedentes de Centroamérica, Africa, Asia y Medio Oriente, como parte de un conglomerado de 50 nacionalidades distintas.

Los que desde la tercera semana octubre de 2018, fueron recibidos y apoyados en todo para cumplir su sueño de llegar a la frontera de la Unión Americana y cruzarla de manera indocumentada, seguramente quedaron complacidos por la hospitalidad, primero del Presidente Enrique Peña Nieto y luego del sucesor Andrés Manuel López Obrador, que les proporcionaros modernos autobuses que les permitieron disfrutar y quedar gratamente impresionados de las bellezas naturales de Chiapas.

Hace casi un año del suceso histórico en las migraciones extranjeras hacia México en ruta hacia Estados Unidos. Los que arribarían en el tercer del año, ya no tendrían el mismo trato al cancelarse los salvoconductos que les permitían paso libre por todo el territorio nacional.

Hoy, son decenas de miles, los más visibles por su color oscuro, son los originarios de países africanos como El Congo o haitianos, seguidos de cubanos, hondureños, salvadoreños, nicaragüenses y de muchos otros, que se mantienen rezagados en los municipios fronterizos con Guatemala, donde la Guardia Nacional, el Ejército, La Armada, Policías Federal, Estatal y municipales, mantienen el bloqueo permanente para impedir que se desplacen hacia los estados del norte de México.

Ellos, por lo pronto están impedidos de conocer nuestro hermoso estado, porque no vinieron a eso, sino a incursionar en los estados de la Unión Americana, en la búsqueda de mejores alternativas de vida.

Y es ahí, donde como mexicano y chiapaneco que sigue de migrante en su gran país, el columnista viaja por la tarde del domingo de Tuxtla Gutiérrez a Tapachula, a bordo de un moderno autobús de la línea ADO-GL, con espléndidas ventanas que permiten observar desde el elevado Libramiento Norte el Valle de Los Conejos, que da origen a la ciudad capital chiapaneca, de más de un millón de habitantes.

Un Tuxtla Gutiérrez, que a la distancia se muestra llena de contrastes de modernidad y anarquía urbana, donde la mancha urbana continúa invadiendo sus espacios del entorno, sin reponer los árboles talados que finalmente trastornan el hábitat citadino por la contaminación de su atmósfera.

Atrás la ciudad moderna, con su boulevard Belisario Domínguez, donde se ubican los mejores restaurantes, hoteles de cadenas prestigiadas, la gran Plaza Galerías con sus modernos almacenes, además de sucursales bancarias, super mercados transnacionales y transestatales, además de la Colina donde se ubica la Máxima Casa de Estudios de la entidad, la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH), donde despacha el rector Carlos Natarén Nandayapa, un ilustre abogado egresado de la Facultad de Derecho de San Cristóbal de las Casas, con Maestría otorgada por la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde ha sido catedrático, además de ser parte del Instituto de Investigaciones Jurídicas.

Reconocimiento en la travesía a Carlos, quien tiene en su trayectoria profesional el beneplácito de haber obtenido en la Universidad Complutense de Madrid, el grado de Doctor en Derecho, que mucho le honra y prestigia en la encomienda que ha recibido a partir de la primera semana de diciembre de 2018, de llevar a escalas superlativas de Excelencia a la UNACH, que hasta ahora se mantienen fortalecidas bajo su mando.

Apenas saliendo del Libramiento, para encontrarnos con la historia perdida de La Pochota, la gran ceiba centenaria que identificaba la entrada de Tuxtla Gutiérrez, donde al centro de una glorieta la escultura de una carreta jalada por bueyes, que recuerda los días de muchas décadas atrás, en que era el único transporte para comunicarse con Arriaga, donde el ferrocarril operaba desde los primeros años del siglo XX.

Cuesta arriba para tomar la carretera de cuatro carriles que bifurca hacia Ocozocuautla y la ciudad de México. Paso por las inmediaciones del controvertido aeropuerto llano San Juan, que simboliza aún el capricho costoso del gobernador Manuel Velasco Suárez, quien no obstante haber sido advertido de que el lugar no era adecuado por los constantes bancos de niebla que impedirían las operaciones aéreas, ordenó su construcción, debiendo ser cerrado en el corto plazo por el elevado riesgo para los aviones de las líneas comerciales que finalmente se negaron a utilizarlo.

Bajada a territorio coiteco, la tierra de Plácido Humberto Morales Vázquez, actualmente presidente del Tribunal Federal de Conciliación y Arbitraje, que durante años se mantendría fiel a la amistad y causa política de Andrés Manuel López Obrador, quien al arribar a la Presidencia de la República, lo ha incorporado a su equipo

de colaboradores de mayor confianza.

Primera caseta de cobro de la autopista Ocozocuautla-Arriaga, construida por el Gobierno Federal y concesionada a un consorcio español, que hasta ahora ha resultado para ellos un extraordinario negocio pleno de utilidades, que no corresponde al servicio que brindan, pues se trata de un carretera de dos carriles amplios y hasta ahí.

Tiempo de lluvias que esta tarde no se manifiestan y que mantienen los campos y cerros verdes, adornados por siembras de maíz que seguramente abastecen a la procesadora de la empresa productora de harina de este grano, denominada Maseca, que impresiona, siendo la única de su tipo en el estado.

Bajada serpenteada para llegar en cuestión de 20 minutos a la planicie costera, en los dominios de Arriaga, la tierra de mi querido compadre y hermano, el doctor Hernán Betanzos Cano, eminencia médica chiapaneca, egresado de la Universidad Nacional Autónoma de México, con posgrado en Londres, quien ha entregado su vida profesional al servicio del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), donde fue director del Hospital Regional en Tapachula y del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE) y actualmente director de una Unidad de Atención a Enfermos Crónicos de la Secretaría de Salud.

Se acaba el espacio y me faltan 285 kilómetros por recorrer, ahora en la autopista que Carlos Salinas de Gortari quiso que fuera de paga, y al que los chiapanecos-mexicanos costeños, le dieron la lección de su vida, al impedir que violara la Constitución de México, en un Chiapas, donde 30 años después, la pobreza imperante no solamente no ha cambiado, sino que ha adquirido tintes que en la siguiente entrega comentaremos.

Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.

Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y Comunicadores por la Unidad A.C.