Médicos sin empleo. ¿Universidad para la Salud?

En los días en que un elevado número de egresados de las Facultades de Medicina del país (médicos generales titulados y con cédula profesional), se enfrentan al desempleo por no encontrar acomodo, el Presidente Andrés Manuel López Obrador anuncia la creación y entrada en operación de la “Universidad de la Salud”, en la ciudad de México, con  el propósito de “atender el déficit de personal médico en el país”.

Ocurre en el segundo año de la llamada “austeridad republicana” del Gobierno Federal, que junto con las administraciones estatales y municipales ha desempleado a casi 40 por ciento de la burocracia nacional, en aras de un supuesto ahorro que ahora se contradice con un egreso no cuantificado, de un “nuevo proyecto educativo” incongruente, en el que también se ofertan becas para el empresarial Tecnológico de Monterrey, en lugar de fortalecer las desventajosas finanzas de las Universidades públicas.

A pesar de que desde siempre ha existido una demanda insatisfecha de la población nacional, para la atención de sus problemas de salud, ello no ha tenido la respuesta requerida, sea por problemas presupuestales, pero sobre todo por falta de voluntad política de los gobernantes en turno, para asignar mayores recursos a este rubro fundamental para la buena marcha de la Nación.

Hasta ahora no se ha acabado de entender que la prioridad de los mexicanos, debería ser la medicina preventiva, que en mucho evitaría la proliferación de enfermedades y la creación de una infraestructura hospitalaria de índole curativa, que en los tiempos actuales es desbordada por la creciente demanda de servicios que vuelve obsoleta la capacidad instalada, por número insuficiente de médicos, enfermeras y de camas, agravada por el desabasto de medicamentos.

Menosprecio desde hace décadas a la contratación de médicos generales, al considerarla como una fase propedéutica para acceder a la especialización, cuando debería ser una pieza fundamental dentro del Sistema Nacional de Salud, en el primer nivel de atención.

Instituciones del Sector Salud oficial, que siguen sin valorar esta situación, ni tampoco dispuestas a incluir al médico general en sus programas de atención en el territorio nacional, llegando al absurdo de requerirlos para sustituir plazas diseñadas para médicos especialistas, mientras que en hospitales privados se les ofrecen posiciones con bajos salarios, pocos incentivos académicos y desarrollo limitado.

Una herramienta clave para el análisis, está representada por el Examen Nacional de Aspirantes a Residencias Médicas (ENARM), que anualmente selecciona a los mejores egresados de las Escuelas de Medicina, para sus Cursos de Especialidad Médica, con la observación de que cada año quedan sin ingresar un número mucho mayor que el de aceptados.

Evaluación precisa de 2001 a 2016, en la que precisa que un total de 382 mil 186 presentaron examen, de los cuales 315 mil 73 correspondieron a Facultades oficiales y 67 mil 113 a privadas. En ese lapso fueron seleccionados 94 mil 336, que provenían de instituciones públicas y 15 mil 901, privadas. Participaron aspirantes de 110 Escuelas, 57 de ellas financiadas con recursos gubernamentales, en tanto 53 de origen empresarial. Un promedio anual de cinco mil 896.

Conclusiones de la ENARM, en el sentido de que quienes participan por ganar un espacio en las Residencias Médicas del Sector Salud (SSA, IMSS, ISSSTE), son médicos con pocas posibilidades de ejercer y de ganarse la vida con el trabajo derivado de los estudios realizados previamente, a pesar de que cuentan con un título y cédula profesional. Las escuelas y facultades de medicina solo proporcionan una posibilidad baja para que sus egresados ejerzan y sobrevivan del trabajo de su profesión, en el mejor de los casos 69%, que es un porcentaje muy bajo.

Un dato oficial correspondiente a 2018, revela que cada año se gradúan en la República Mexicana, aproximadamente 16 mil 500 alumnos de la licenciatura en Médico Cirujano y Partero, de un total de 165 Escuelas o Facultades de Medicina registradas por la Secretaría de Educación Pública. Jalisco es una de las entidades con mayor número de universidades (11), que ofrecen la carrera, egresando cada 12 meses entre dos mil 500 y dos mil 800 nuevos médicos.

Un reporte que establece que la mayoría de los egresados se integrarán al creciente grupo de médicos generales, pues las instituciones del Sector Salud solamente ofertan siete mil 819 plazas para realizar una especialidad, que serán seleccionados mediante el Examen Nacional de Aspirantes a Residencias Médicas, donde la cantidad de solicitantes se incrementa al sumarse rechazados de evaluaciones anteriores y los nuevos prospectos.

Y es aquí donde por ignorancia o más bien por el excesivo protagonismo que caracteriza al Jefe del Ejecutivo Federal, al que nada se rechaza por tener bajo absoluto control al Poder Legislativo nacional (senadores y diputados), que autorizan el menor deseo del gobernante.

De nada sirve que sea sobradamente conocida por las autoridades de Salud la sobreoferta de médicos generales, que se ubican en el desempleo o laborando con salarios que no corresponden a su ejercicio profesional, y por lo mismo explotados, como ocurre con su participación arrinconada como responsables de los consultorios de farmacias de supuestos ahorros o panaceas similares.

No se  ha dado en el ámbito gubernamental y menos actualmente, de que entre los funcionarios responsables exista una conciencia para  autorizar más espacios laborales que desahogue la grave crisis de quienes continúan aguardando la oportunidad de un empleo digno y bien remunerado.

Y por si hiciera falta, la autorización en todo el territorio nacional, de “escuelas de medicina patito”, surgidas como resultado de la corrupción oficial-privada, que no garantizan calidad en la enseñanza y como consecuencia egresan generaciones improvisadas que difícilmente tendrán acceso al mercado de trabajo local o nacional.

¿A qué déficit de médicos generales se refiere entonces el Presidente López Obrador?

¿Será que tiene otros datos?

Puede ser, pero lo que queda claro es que no conoce la realidad de los médicos generales, que surgen anualmente como un gran ejército dispuesto a sumarse a los esfuerzos tanto oficiales como privados, para enfrentar la problemática de salud de 130 millones de mexicanos, que a diario padecen un mayor número de enfermedades incurables por la contaminación de alimentos al ser mezclados por industriales deshonestos, con substancias químicas precursoras que hasta hace no mucho se consideraban inofensivas y que hoy son factores determinantes para el desencadenamiento de padecimientos terminales.

Más que inaugurar nuevas universidades que significan para el erario nacional un gasto más que una inversión, urge que los recursos públicos sean destinados a las instituciones de educación superior, como la Máxima Casa de Estudios del país, la UNAM, que no de ahora, sino desde siempre, sus diferentes rectores han pugnado ante los Presidentes en turno, un mejor apoyo para alcanzar los niveles de excelencia que exige la Nación.

Médicos generales los hay en México como una mayoría que aguarda ansiosa la oportunidad de servir al país, al integrar, según información oficial, un 57.2 por ciento del total, mientras el 23.45 por ciento son especialistas; el 9.8 a se dedica a realizar actividades diversas; 4.25 por ciento son funcionarios; 2.9 laboran en la industria farmacéutica y 2.1 por ciento son docentes.

Análisis de la medicina institucional, donde desde mucho tiempo atrás se da prioridad no a las consultas de primer contacto de la prevención, sino al segundo y tercer nivel, por lo que resulta por demás urgente que los responsables del Sector Salud abran mayores espacios para los médicos generales que y existen en el mercado laboral y que aguardan la oportunidad de incorporarse a esta tarea tan fundamental para el pueblo de México.

Llama la atención que el Primer Mandatario hable de la participación de las escuelas de Medicina de las Fuerzas Armadas para apoyar la realización de la nueva “Universidad de la Salud”, que si bien es cierto que mantiene un prestigio indiscutible, no debe menospreciarse la trascendencia de la Universidad Nacional y otras de gran reconocimiento dentro y fuera del país.

No es el momento de seguir perdiendo el tiempo en seguir creando más universidades que por la improvisación y oportunismo político como se proyectan, únicamente sobrevivirán en el corto plazo y por lo mismo será dinero perdido por caprichos sexenales.

Los médicos generales con los que cuenta el país, constituyen la gran reserva nacional para llevar a cabo una cruzada nacional de aplicación de la medicina preventiva, que en todo el mundo, sea de naciones desarrolladas o subdesarrolladas, ha demostrado ser infinitamente más barata que la curativa, generadora en muchos casos centros hospitalarios que se han convertido en verdaderos “elefantes blancos”, como es posible constatar en Chiapas, que han sido inaugurados en el pasado reciente sin ser concluidos no sólo en sus construcciones, sino en su equipamiento.

El Gobierno Federal actual, que tanto ha criticado a sus antecesores, continúa el mismo esquema de aumentar el número de camas de hospital y no el de médicos generales que eviten desde sus trincheras, el riesgo, como también sucede en Chiapas y especialmente en la Región Soconusco, de enfermedades ya erradicadas y el agravamiento de otras incurables como la del virus del Síndrome de Inmuno Deficiencia Adquirida (SIDA), que se mantiene en lo más alto de incidencia, por la presencia sin ningún tipo de control sanitario de los centenares de miles de extranjeros indocumentados que han transitado y lo siguen haciendo, rumbo a los Estados Unidos.

Aquí, Presidente Andrés Manuel López Obrador, se requiere con

urgencia la contratación de esos médicos generales que ya existen para enfrentar este grave problema de salud de los chiapanecos de la Frontera Sur, que su gobierno pretende hacer a un lado por razones egocentristas y no por un razonamiento correcto que incluye a su equipo de asesores.

Chiapas requiere del Jefe del Ejecutivo Federal, más responsabilidad y apego a una realidad que no solamente ofende, sino diezma a una población en pleno estado de indefensión.

Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.

Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y Comunicadores por la Unidad A.C.