Humillan migrantes a la Guardia Nacional

Las imágenes de video en poder del columnista, muestran con toda crudeza, como contingentes de la Guardia Nacional, desarmados y sin equipos antimotines, algunos con escudos de plástico con el logo de “Policía Militar”, fueron apedreados y humillados por migrantes, la mayoría hondureños, que por la fuerza se introdujeron a territorio nacional este lunes 20 de enero.

Fuentes confidenciales revelaron que la orden de “no aceptar provocaciones”, vino “de arriba”, de la oficina del jefe de la Corporación y secretario de Seguridad Pública Federal, Arturo Durazo Montaño, que con la decisión dictada desde su cómoda oficina en la ciudad de México, nuevamente ha puesto en ridículo a las Fuerzas Armadas, al estar la GN  conformada por elementos del Ejército Mexicano y de la Armada de México.

Habrá que recordar que el 17 de octubre de 2019, un comando élite del Ejército Mexicano, detuvo y liberó por orden suya en Culiacán, Sinaloa, a Ovidio Guzmán López, hijo del capo del narcotráfico Joaquín “el chapo” Guzmán Loera, en poder de la justicia estadounidense, sin que hasta ahora se sepa la verdad de los hechos, que por cierto han sido “encarpetados por cuestiones de seguridad nacional”.

Pese a que el funcionario del gabinete del Presidente Andrés Manuel López Obrador, había sido advertido desde el domingo 19, de que de no abrirse de par en par la puerta de acceso sobre el puente del  Suchiate, más de tres mil extranjeros lo harían de manera tumultuaria por el afluente internacional, no ordenó aplicar una obligada estrategia de contención, mediante la concentración de más tropas de la Guardia Nacional, en la ribera mexicana de la fluente, de Ciudad Hidalgo hasta el puesto de contacto binacional de Talismán, río arriba.

Se sabe que Durazo Montaño ordenó disponer tres bloques de “resistencia” sobre el puente “Rodolfo Robles”, como medida preventiva y de inhibición, a la presión de los inmigrantes provenientes de San Pedro Sula, Honduras. El primero, para la foto, con 80 elementos equipados con moderna vestimenta antimotines, incluyendo chalecos antibalas, mientras que en la retaguardia estarían otros dos grupos de 20, pero sin ninguna protección, más que una primera fila de escudos de plástico.

Como parte de un plan bien definido por parte de las mafias de trata de seres humanos que los coordinan, en una primera fase, burlarían el cerco del binomio gubernamental Estados Unidos-Guatemala, en la frontera de Honduras, en grupos pequeños que luego se integrarían en uno solo, en la ciudad de Tecún Umán, colindante con Ciudad Hidalgo, en tanto otros contingentes se dirigían a la Región de la Selva del Petén, para desde ahí desplazarse a Tenosique, Tabasco.

Sabedores que su mayor presencia lograría un impacto mediático más efectivo en las redes sociales del mundo, escogerían la garita de la zona baja fronteriza guatemalteca-mexicana, donde volverían a montar un espectáculo semejante a los escenificados en los meses finales de 2019, basado en la violencia.

Esta vez no llegaron a tal extremo, pues solamente se concretaron a hacer presencia beligerante y a empujar con cierta rudeza las puertas enrejadas de acceso a las oficinas de migración y aduana de Ciudad Hidalgo, sin que se llegara al enfrentamiento que provocará lesionados.

La nueva posición del Gobierno Federal dada a conocer a los líderes del movimiento de desplazados, sería inflexible en cuanto a que se permitiría el paso uno a uno, para dar margen a su registro documental y luego ser trasladados a Tapachula, donde se tramitaría su status de refugiado.

Pocos aceptarían la invitación de las autoridades federales mexicanas y se replegarían hacia Tecún Umán, para volver este lunes, unos 300, a insistir en un paso libre y sin ningún tipo de registro gubernamental, lo cual sería rechazado por los funcionarios de Migración y de la Guardia Nacional.

Y mientras eso ocurría arriba del puente, abajo, sobre el río, empezaba a avanzar hacia el lado mexicano, una multitud de más de tres mil seres humanos, entre niños y adultos, que con piedras en mano, al tocar suelo azteca, empezarían a agredir a los elementos militares de la Guardia Nacional de México, que al verse en desventaja numérica, los que traían, se protegían con los chalecos de plástico, con el inconveniente de que las piedras les golpeaban por todas partes del cuerpo.

Se agrupaban para protegerse de la lluvia de piedras de todos los tamaños, sacadas del fondo de una corriente que no llegaba más allá de las rodillas de los migrantes. Por delante los niños, muchos de ellos cargados por adultos sobre sus hombros o en brazos, mientras a sus lados y delante de ellos, otros no dejaban de apedrear a los indefensos militares, que aún así los enfrentaban sin éxito, ya que incluso eran derribados.

Por radio pedían ayuda, pero nadie acudió en su auxilio, mientras los extranjeros se internaban corriendo para alcanzar las calles y zonas de maleza, en la fronteriza Ciudad Hidalgo, sin que nadie los persiguiera para detenerlos.

Entrada la noche de lunes, el Instituto Nacional de Migración informaría de la detención de 402 centroamericanos y su reclusión en el Centro de Atención “Siglo XXI”, de Tapachula, sin que mediara explicación de la forma en que fueron asegurados, pero sin comentar que un número mayor se ha “perdido” en la ciudad de Tapachula, donde se alojan poco más de 50 mil migrantes, que no han podido avanzar hacia los Estados Unidos, al cancelar el gobierno de Andrés Manuel López Obrador, su política de “puertas abiertas” a la inmigración procedente de todo el mundo.

Vendría la enésima advertencia del INM, en el sentido de que regresará a sus países de origen a todo migrante que se encuentre ilegalmente en México. Toda una falsedad de la dependencia de la Secretaría de Gobernación, si se considera que en la Región Soconusco y específicamente en Tapachula, son miles los indocumentados provenientes de países tan distantes de El Congo, Tanzania, Camerún, por citar algunos, cuyo costo de deportación ha hecho inviable enviarlos a sus países, lo mismo que de naciones árabes o asiáticas; aunque menos cara, la expulsión de cubanos, haitianos, hondureños, salvadoreños, nicaragüenses, venezolanos, ecuatorianos.

Como ha ocurrido hasta ahora, después de tenerlos no más de 72 horas bajo encierro, los inquilinos detenidos, serán llevados a la frontera con Guatemala y de ahí trasladarlos a los límites con Honduras, para ser entregados a sus autoridades. Una vez que sean liberados, volverán a intentar llegar a Chiapas e insistir en su idea de transitar por el país hasta llegar a la Unión Americana.

Después de más de un año de operaciones migratorias “solidarias”, en una primera fase y luego de rechazo y represivas, en una segunda etapa que se prolonga a los días actuales, aún no se ha contabilizado el desfasamiento del presupuesto del gobierno federal, destinado a la atención de los inmigrantes, una vez que se ha cedido a las presiones de La Casa Blanca, para impedir su llegada a los Estados Unidos.

La nueva caravana que ha llegado de San Pedro Sula, evidencia el fracaso de la extensión del “Programa Sembrando Vida”, mediante el obsequio personal de 100 millones de dólares, concedido por el Presidente López Obrador, a los gobiernos de El Salvador, Guatemala y Honduras, con el propósito de arraigar a los más pobres a sus lugares de origen y de esta forma se desactive su interés por dejar su país, en la búsqueda de mejores condiciones de vida, en territorio estadounidense.

Aún así, la insistencia del Primer Mandatario, de ofertar ya no 60 mil empleos, sino cuatro mil a los extranjeros de la última caravana, siempre y cuando se comprometan a permanecer en el sur de México, lo cual ha sido rechazado, dados los bajos salarios que se ofrecen, por lo que insisten en continuar hacia el poderoso vecino y potencia del norte.

Opciones que solamente ofrece el mandatario mexicano, para complacer a su homólogo Donald Trump, que sigue entrampado con el juicio político que los congresistas del Partido Demócrata han emplazado en su contra, para descarrilar su intento reeleccionista, en los comicios de noviembre próximo.

Nueva oleada migratoria frenada a medias en territorio mexicano, a la que se incorpora otro contingente proveniente de El Salvador, que este lunes ha partido de la capital, que aunque menor en su número, impacta en las redes sociales, para sumarse a la que este lunes 20 de enero fue reprimida por las autoridades mexicanas en su frontera con Guatemala, con saldo no del todo favorable por el apedreo a los elementos de la Guardia Nacional.

Otro grupo se había incorporado el pasado 15 de enero a la caravana que partió de tierras hondureñas. Con mochilas al hombro, han salido con la decisión plena de llegar al precio que sea, a tierras estadounidenses, sin importar exponer sus vidas y las de sus esposas e hijos menores.

Todo un movimiento de desplazamiento, en el que participan centroamericanos que se encuentran en Tapachula desde meses atrás y que después de la reactivación de los últimos días, han empezado  a hacer acto de presencia en las inmediaciones del Parque Central Miguel Hidalgo, de la segunda ciudad más importante de Chiapas.

Ahí están en estado de alerta, otros de diversas nacionalidades, como los cubanos, africanos, haitianos y demás, que suman miles, que se han quedado rezagados por los impedimentos de las autoridades migratorias de no conceder ningún salvoconducto para continujafr su travesía al norte del país.

La Frontera Sur de México, vuelve a vivir momentos de tensión, al convertirse en área de concentración de una migración humana rechazada por los gobiernos de Donald Trump y Andrés Manuel López Obrador.     

Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.

Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y Comunicadores por la Unidad A.C.