¡No pasarán!; México y Guatemala cumplen a EU

A siete meses y medio de que La Casa Blanca ordenara al gobierno “izquierdista” de México, del Presidente Andrés Manuel López Obrador, frenar el flujo de la inmigración extranjera hacia Estados Unidos, bajo amenaza de que, de no hacerlo, aplicaría aranceles hasta del 25 por ciento a las exportaciones mexicanas, la consigna se cumpliría plenamente este jueves 23 de enero, al frenar radicalmente el tercer intento de ingresar a territorio nacional, de la caravana de más de tres mil migrantes procedentes de Honduras.

Cierre del círculo en Guatemala, con la intervención de agentes estadounidenses enviados por Washington, donde el dócil derechista nuevo Presidente Alejandro Giammattei, anunciaría por la noche haber detenido y deportado en los últimos tres días, a mil 764 hondureños, que pretendieron formar parte del contingente proveniente de San Pedro Sula.

Adicionalmente y en estricto apego a la imposición de la principal potencia capitalista del mundo, del cerco y represión al intento de un contingente de salvadoreños, que intentara atravesar territorio quetzal, para alcanzar a los migrantes, la mayoría catrachos, en la frontera de la guatemalteca Tecún Umán, y de ahí partir hacia la Unión Americana.

Fin de la tradicional solidaridad mexicana y guatemalteca a las migraciones de los centroamericanos caídos en desgracia por el empobrecimiento provocado por la llamada economía global, pautada sin misericordia en las décadas recientes por Estados Unidos y sus aliados, que se ha traducido en mayor subordinación de los llamados países emergentes, con el denominador común de niveles extremos de violencia, inseguridad y auge de la delincuencia organizada representada por los cárteles internacionales de las drogas.

No más apapachos ni consideración alguna de apoyos mínimos a la intención y búsqueda de una vida mejor en la Unión Americana, que cientos de miles, hasta sumar más de un millón, desde octubre de 2018 iniciaran “caravanas del hambre”, desde Honduras.

Días felices que nunca más volverán, porque así lo ha decidido el homofóbico Trump, quedando únicamente grabadas en la memoria histórica, el espectacular recibimiento discursivo del Presidente electo López Obrador, de “brazos abiertos”, desde Tuxtla Gutiérrez, en su gira de agradecimiento por su victoria.

Estaba dado en principio, en la recta final de su sexenio, el total respaldo a los extranjeros indocumentados, de la Administración priísta de Enrique Peña Nieto, consistente en el otorgamiento de transporte de lujo y viáticos para que se dirigieran hacia el norte de la república.

La euforia del abanderado del Movimiento de Renovación Nacional (MORENA), que aún sin asumir el poder, se comprometería, sin explicar de dónde saldría el presupuesto, a proporcionar un mínimo de 60 mil empleos en Chiapas, a partir del 1 de diciembre de 2019, a quienes decidieran no continuar la travesía y quedarse en la entidad.

Se escucharían las voces de inconformidad de la mayoría de los cinco millones de chiapanecos por tan “generosa” propuesta de trabajo a los migrantes, considerando al mandatario electo como “candil de la calle y oscuridad en casa”, pues Chiapas es la entidad más pobre de México, donde lo que menos existe son oportunidades de empleo, por la falta de interés de invertir para crear empresas que brinde la posibilidad de ocupación de una fuerza laboral inactiva por la falta de oportunidades.

Malestar que se mantiene, especialmente porque al igual que los extranjeros indocumentados que huyen de sus países con el propósito de encontrar en la Unión Americana, una mejor forma de vida, los chiapanecos de las zonas más empobrecidas, como son los de las zonas serranas de la Costa y de sus ciudades más importantes, se han sumado y lo siguen haciendo, a los contingentes que de manera permanente se dirigen hacia los Estados Unidos.

No se trata exclusivamente de jóvenes chiapanecos del medio rural, que dejan atrás a pueblos llenos de mujeres, niños y ancianos, sino de egresados de centros de estudios de educación superior de las ciudades, que ante la imposibilidad de encontrar trabajo acorde a la carrera cursada, optan por el desplazamiento con miras a lograrlo en la vecina nación del norte.

Son las víctimas del capitalismo salvaje dirigido desde Washington, bajo la denominación de economía global, que al presionar y obligar a los gobiernos de países emergentes, la cancelación de todo tipo de subsidios, especialmente al campo, ha provocado la caída de la producción alimentaria y con ello la agudización de la ya de por sí extrema pobreza y el hambre, que obliga a dejar parcelas por improductivas.

Fallas graves que no se corrigen y si en cambio se complican nuevas instancias de nivel profesional, como la “Universidad de la Salud”, en un sistema educativo nacional divorciado de la realidad, al no vincular el aula con el mundo exterior, generando cada año generaciones que difícilmente encontrarán acomodo, al cometerse con ellas un fraude criminal, al ser autorizadas por autoridades corruptas, como ocurre en Chiapas, el funcionamiento de instituciones que ofertan “licenciaturas que se cursan en dos años”.

Es la Frontera Sur de México, donde eso y más ocurre, como la cada vez más excesiva concentración de seres humanos provenientes no únicamente de Honduras, Guatemala o El Salvador, sino de muchas otras partes de los cinco continentes, que aquí permanecen de manera ilícita y que han conformado todo un clima de intranquilidad para los habitantes de la Región Soconusco, que observan angustiados como los índices de criminalidad se han elevado desde mediados de octubre de 2019.

Una invasión que continúa y que alarma, porque el Gobierno federal está más interesado en contener la migración extranjera, que atender sus efectos negativos entre la población chiapaneca-mexicana, en Soconusco, de aproximadamente dos millones de habitantes.

Conteo alegre y constante de los “asegurados y deportados”, como parte de los obligados reportes que permanentemente envía el canciller Marcelo Ebrard Casaoubon a la Casa Blanca, por instrucciones del Jefe del Ejecutivo Federal, que van más allá de las decenas de miles, provenientes del llamado por Estados Unidos “Triángulo de la Muerte o del Norte”, que aglutina a los tres países más empobrecidos de América Central (Honduras, Guatemala y El Salvador), los cuales, comprobado está, apenas “tocan base en sus países y en automático dan la media vuelta para reintentar la aventura de la travesía por México.

Esa es la mayor preocupación de Andrés Manuel López Obrador. No hay otra, a pesar de que desde CUARTO PODER hemos reiterado constantemente, todos los riesgos que representan para la salud y la seguridad de los habitantes de Chiapas y México, la permanencia y flujo permanente de una migración sin ningún tipo de control sanitario y migratorio.

Aquí se ha creado la Guardia Nacional, como un as sacado de la manga, para responder sin bases reales, porque no existía más que en el papel, a Donald Trump, y no como lo establece el decreto Presidencial de ser una Corporación coadyuvante en la preservación del orden y la justicia.

Cuestión de prisas y precipitaciones en su formación, no con personal civil, sino militar, que ha impedido la obligada capacitación de sus miembros, y por lo mismo su confusión entre los límites del respeto a los derechos humanos, en los que los suyos han sido violentados al tratar de constituirse en un fantasioso muro humano de contención ante las avalanchas migratorias, que como la del lunes 20 de enero, les humilló al apedrearlos y lesionarlos, al no contar la mayoría con equipos antimotines, convirtiéndose fácilmente en “carne de cañón”.

Por supuesto que tuvieron que defenderse ante el vandalismo, por lo que fueron señalados como violadores de derechos humanos de los extranjeros, entre los que habían pandilleros que normalmente han encabezado las caravanas desde el primer contacto en octubre de hace 15 meses, en el puente sobre el río Suchiate.

Seguro la llamada de atención en corto del Presidente López Obrador a su secretario de Seguridad Pública Federal, Alfonso Durazo Montaño, que se vería obligado a consultar a los que sí tiene pleno conocimiento del tema y su realidad, como el comandante de la XXXVI Zona Militar con sede en Tapachula, y jefe de la Guardia Nacional en los cinco estados del Sureste del país, general Vicente Antonio Hernández Sánchez, que esta vez diseñaría toda una estrategia para no incurrir en más errores que deterioren la imagen de las Fuerzas Armadas.

Funcionamiento de la Inteligencia Militar, que detectaría a tiempo todos los planes y movimientos de los líderes de las bandas de trata de personas que inducen la caravana, para saber que a primera hora de este jueves 23 de enero, volverían a cruzar el diezmado cauce del río Suchiate, para internarse en territorio chiapaneco-mexicano.

Aparentemente la “operación sorpresa” de los casi tres mil extranjeros funcionaría, al no encontrar resistencia de los federales uniformados en la ribera poniente del afluente, por lo que darían comienzo su marcha a la ciudad de Tapachula.

El numeroso contingente avanzaría hasta las inmediaciones de Frontera Hidalgo, lugar en que eran aguardados por un fuerte operativo coordinado de la Guardia Nacional con efectivos del Cuarto Regimiento de Caballería Motorizada y agentes del Instituto Nacional de Migración, sin que en ellos mediara arma de fuego alguna.

Sería entonces cuando se ordenaría a los elementos del Gobierno Federal, avanzar hacia los migrantes, para desactivar su marcha, la cual de inmediato opondría resistencia, por lo que se haría necesaria la aplicación de gas lacrimógeno para su dispersión y aseguramiento.

Todo un operativo que esta vez contaría con la presencia de observadores de la Comisión Nacional de Derechos Humanos, representantes

de organismos internacionales, organizaciones no gubernamentales y de la Cruz Roja Mexicana, sin que hubiese lesionados, salvo los gritos y llantos de mujeres y niños al ser detenidos, mientras que un buen número de los indocumentados huía al internarse en los ranchos aledaños.

Misión cumplida plenamente por ambos gobiernos, al mandato del Presidente Donald Trump, que con tal incondicionalidad de “sus aliados”, fortalece su propósito de reelección por otros cuatro años más, a partir del 2021, al frente de los destinos e intereses de más de 330 millones de estadounidenses y de las grandes Corporaciones que manipulan permanentemente la economía del planeta, sobre todo las de la industria de la guerra.

Queda la duda de cómo un gobierno izquierdista, como tanto se vanaglorian quienes así se autodefinen, ha llegado a niveles de sometimiento nunca antes observado tan abiertamente, de un Gobierno de México, ante los Estados Unidos.

Tal vez porque sea una más de las ocurrencias, olvidando que para que nuestro país se convierta en comunista, antes tendría que serlo el vecino del norte.

Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.

Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y Comunicadores por la Unidad A.C.