Chiapas: Cesantía, con títulos que adornan paredes

Cándido Esteban Campos de los Santos, es un chiapaneco de la costeña ciudad de Pijijiapan, que de niño, mientras ayudaba a sus padres en la ordeña de las vacas del rancho familiar, soñaba que algún día sería abogado, por lo que al terminar su educación media se trasladó a San Cristóbal de las Casas, para estudiar en la tricentenaria Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Chiapas (UNACH).

Culminaría exitosamente sus estudios y se titularía como abogado, con la amplia satisfacción y orgullo de sus progenitores. Hasta ahí todo bien, pero llegaría el momento en entrar en contacto con  la realidad fuera de las aulas y sería hasta entonces cuando constataría que el mercado de trabajo era por demás reducido, con pocas oportunidades para su desarrollo futuro.

Llegaría a la conclusión de que en su pueblo de origen y en la entidad, el optimismo por estudiar decae por los suelo si no hay trabajo y que los títulos de los egresados son utilizados para adornar las paredes de los hogares, para ser mostrados a los visitantes. Y hasta ahí.

Ante esa circunstancia, se armaría de valor hace poco más de 16 años, para emigrar a la ciudad de México, con el propósito de ser alguien en el mundo del Derecho, alcanzando la meta inmediata de una especialidad en materia Laboral y crear su propio despacho en la colonia Condesa.

Cándido Esteban, es el fiel ejemplo de las graves limitaciones que enfrentan miles de jóvenes que anualmente integran las nuevas generaciones de múltiples disciplinas profesionales, que en un elevado porcentaje se integran al creciente conglomerado de subempleados o de plano sin ninguna opción y por lo mismo se integran a la economía informal o emigran hacia otros destinos del país, en busca de las oportunidades de trabajo que aquí son mínimas, por el subdesarrollo de siempre de un Chiapas que solamente “cambia” cada seis años, en las promesas de los discursos de campaña de los candidatos a gobernarlo.

Por supuesto que muchos chiapanecos son los que al partir en la búsqueda de un futuro personal y profesional mejor, se han ido y finalmente se han quedado a ejercer sus profesiones en otras urbes, para retornar a sus orígenes en períodos de vacaciones.

Carlos Natarén Nandaya, es sin duda uno de los ejemplos más sobresalientes de los jóvenes surgidos de las filas de la UNACH, para buscar en otros lares fortalecer sus conocimientos y trascender en el mundo jurídico, aunque con la diferencia de que siempre tuvo en mente el regreso a la tierra querida, para coadyuvar desde la tribuna universitaria a cambiar esa perspectiva tan compleja de quienes estudian en la Máxima Casa de Estudios de la entidad, de la que desde diciembre de 2018, tiene bajo su responsabilidad la Rectoría, a sus 44 años de edad.

Es también hijo pródigo de la Facultad de Leyes sancristobalense, titulándose  con Mención Honorífica, de la que partiría a las aulas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), donde obtendría su Maestría en Derecho Constitucional, además de lograr una Especialidad en el Centro de Estudios Políticos y Constitucionales de España y el Doctorado en Derecho Procesal, con reconocimiento Cum Laude, por la Universidad Complutense de Madrid.

Una trayectoria académica, que ha tenido entre sus méritos haber sido asistente de investigación en el período 1997-199, del doctor Héctor Fix Zamudio Velásquez, investigador Emérito del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM, ex presidente del Instituto Iberoamericano de Derecho Constitucional y galardonado con la Medalla Belisario Domínguez, por el Senado de la República, entre otros méritos, con quien llega a dirigir la Colección de Monografías sobre el Nuevo Sistema Procesal Acusatorio del IIJ.

Carlos Natarén Nandayapa ha empezado a poner orden en una UNACH endeudada al extremo por manejos poco transparentes e inmersa en intereses minoritarios que habían impedido su avance a favor de los intereses de la sociedad chiapaneca y sobre todo de su alumnado.

De mucho le ha servido en su nueva responsabilidad, su extraordinaria experiencia adquirida como titular en el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Máxima Casa de Estudios del país, así como de haber sido catedrático de la Facultad de Derecho, posiciones obtenidas mediante concurso de oposición.

Reconocido desde 2004, como integrante del Sistema Nacional de Investigadores del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (CONACYT), con un rango II, distinguiéndose en los rubros de investigación jurídica y docencia, en el Derecho Procesal Penal y Constitucional, Protección de los Derechos Fundamentales        

Natarén Nandayapa es sin duda uno de los chiapanecos de las generaciones recientes, que ha puesto muy en alto el nombre de Chiapas y de su Alma Mater, al participar como coordinador del Grupo de Trabajo del Código Penal Modelo, elaborado en 2008 para la Comisión Nacional de Tribunales de Justicia del país, en tanto de 2005 a 2010, fue miembro del Comité Académico del Doctorado en Derecho del Instituto Nacional de Ciencias Penales (CONACIPE).

Méritos profesionales que le llevaron a ser designado de 2010 a 2011, académico visitante en el Instituto de Estudios Latinoamericanos de la Universidad de Austin, Texas.

Vuelta a casa, como profesor investigador de la UNACH en 2012, año en que se convierte en fundador del Instituto de Investigaciones Jurídicas de la Universidad pública chiapaneca, que le da oportunidad de coordinar la elaboración de la propuesta de Anteproyecto de la Reforma Integral de la Constitución Política estatal, para el Congreso de la entidad.

Largo y provechoso el camino andado por el rector Carlos Natarén Nandayapa, que en 2016 y 2017, formó parte del Comité de Especialistas para el Diagnóstico y Reflexión sobre la Constitución, por designación de la Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Estudios Superiores (ANUIES), y el Senado de la República, con motivo de la conmemoración del primer centenario de la Carta Magna.

Profeta en su tierra, al recibir el “Reconocimiento al Mérito Estatal de Investigación Científica 2017”, otorgado por el Consejo Estatal de Ciencia y Tecnología del Estado de Chiapas, al que suma ser parte de la International Association of Procedural Law, siendo el único consejero latinoamericano en la International Association of Evidente Science.

Es sin duda alguna el rector con mayor nivel académico y de investigación en la historia de la Universidad Autónoma de Chiapas, con quien en el primer año de su gestión he tenido oportunidad de charlar y convivir en diversas ocasiones, en la que hemos compartido puntos de vista en función de la experiencia del columnista, como catedrático de la Facultad de Ciencias Políticas y Sociales de la UNAM, en la licenciatura y Propedéutico de la Maestría, de Ciencias de la Comunicación.

Coincidencia en la necesidad de vincular de manera más estrecha el aula universitaria con la realidad, mediante una mayor coordinación y participación con los distintos sectores empresariales, para dar una idea exacta del mercado laboral que manejan y que pueden ofrecer a los futuros profesionistas.

Natarén Nandayapa, forjado en la Cultura del Esfuerzo, se muestra optimista, confiado, pero sobre todo seguro, ha empezado esta tarea coadyuvante con la iniciativa privada, al igual que con las instituciones de la Administración estatal que encabeza el gobernador Rutilio Escandón Cadenas, con quien mantiene una extraordinaria de relación de respeto.

El rector ha encontrado también en el jefe del Poder Ejecutivo de Chiapas, todo el apoyo para sacar adelante a la institución educativa, no sólo en lo concerniente a su situación financiera adversa, sino en todos los renglones de la actividad universitaria, para alcanzar niveles de excelencia, que la posicionen como una de las mejores forjadoras de mejores profesionistas que se sumen al desarrollo y progreso del estado.

Formación de nuevas generaciones que hoy están en la ventaja real de entrar en contacto, vía intercambios protocolizados, con Universidades de Estados Unidos, Canadá y Sudamérica, al igual que de Europa y Asia, lo cual les permiten la oportunidad de vivir otras realidades y aplicar sus experiencias en la fase final de su licenciatura.

Intercambio de vivencias con el doctor Natarén Nandayapa, a quien le comento que todavía en 1971, en Tapachula no existía el ahora Campus IV de la UNACH, como ninguna otra institución de educación superior, por lo que los estudiantes costeños de aquellos días, nos vimos obligados a emigrar a la ciudad de México, para tocar unos las puertas de la Universidad Nacional Autónoma de México y otros del Instituto Politécnico Nacional.

Lo lamentable, es que casi cinco décadas después, a pesar de que la Universidad estatal está presente con múltiples licenciaturas de cinco años de duración, la última en Medicina, la realidad en cuanto a tener un mercado de trabajo acorde a la carrera, resulta casi una meta por demás compleja, por la inexistencia de un desarrollo que de margen a demandar la nueva fuerza laboral universitaria.

Y si a ese panorama desalentador de siempre, se añade la existencia de un número considerable en Chiapas, de universidades privadas “patito”, que ofertan “licenciaturas” en dos años, “Maestrías” en uno y “Doctorados” en año y medio, la situación se vuelve todavía más frustrante para quienes caen en el engaño.

Lo preocupante de todo, es que la Secretaría de Educación federal, en este caso a cargo de Esteban Moctezuma Barragán, siga autorizando este tipo de escuelas de “educación superior”, no solamente en el vasto territorio chiapaneco, sino en la república, prestándose a un delito equivalente al fraude.

Una problemática que se extiende a los países inmediatos del “Triángulo del Norte o de la Muerte”, de Centroamérica, que en los últimos 15 meses ha estado

presente en las decenas de miles de jóvenes universitarios, que han constituido las “caravanas del hambre”, que han arribado a la Frontera Sur de México.

Su presencia está activa en los municipios de la Región Soconusco, concentrándose en Tapachula, la ciudad más importante, donde ante el impedimento establecido por el gobierno del Presidente Andrés Manuel López Obrador, para continuar su tránsito hacia Estados Unidos, buscan desesperadamente colocarse en algún empleo relacionado con sus estudios, sin lograrlo, por lo que aceptan empleos de barrenderos para limpiar calles y panteones de la ciudad.

Relatan sus experiencias que se vuelven comunes con sus colegas chiapanecos, por la falta de oportunidades que les obligan a emigrar hacia la Unión Americana, conscientes de que tampoco allá, si es que llegan, podrán ejercer las carreras que estudiaron.

Y mientras las historias comunes se vuelven parte de lo cotidiano en esta urbe tapachulteca de un millón de habitantes, cada vez más poblada de extranjeros indocumentados, la vida sigue como un carnaval permanente en sus calles, donde la mezcla de nacionalidades y colores de pieles blanca y de café a negro, son el principal reto que sigue sin ser atendido por la indiferencia del Gobierno de la República.

Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.

Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y de Comunicadores por la Unidad A.C.