Tabasco, del aroma de un Edén a la Tragedia

Es de noche y a lo lejos y de cerca, se escuchan los llantos de los niños recién nacidos, de meses, de escasos años de edad, así como los lamentos de jóvenes, adultos y ancianos indígenas, en medio de la oscuridad de calles y viviendas inundadas por los torrentes despiadados de las aguas provenientes del poderoso río Grijalva y sus afluentes en la Región.

Son los ancestralmente más pobres de Tabasco, los de Jalpa, Nacajuca y Centla, otra vez más, hundidos en la desgracia de toda la vida, sin esperanza de estar mejor.

Hay hambre, la ayuda humanitaria no es suficiente. Los militares del Plan DN-III y Plan Marina, lo saben y se dedican a navegar en sus lanchas llevando consigo a jóvenes mujeres militares guapas, que posan para la foto dentro de las aguas estancadas, en el afán de contrarrestar la muy mala imagen de las Fuerzas Armadas, que se han convertido en ajonjolí de todos los moles del Gobierno de la República, que lo mismo las disfraza de Guardia Nacional, que construye el nuevo aeropuerto de Santa Lucía y tiene control de los aduanas federales de mar y tierras en el territorio nacional.  

Los moscos del dengue empiezan a atacar con mayor crudeza. Nadie usa cubre bocas, porque no los conocen y por lo mismo ignoran que muchos de sus familiares y amigos han muerto, en los días, semanas y meses recientes, víctimas del nuevo virus del Covid-19, y que inevitablemente pronto sufrirán las consecuencias de su desatención preventiva por parte de las autoridades del Sector Salud y del gobierno del estado de Adán Augusto López Hernández.

Son semanas de sobrevivir en el anegamiento, sin agua potable, ni servicios básicos, después de los embates devastadores de los huracanes Seta y Eta, que conjugados con las intensas lluvias de tres frentes fríos, más el desfogue de los caudales de las gigantescas hidroeléctricas de La Angostura, Chicoasén, Malpaso y Peñitas, también se encuentran vulnerables por enfermedades respiratorias y de la piel.  

Los orgullosos chontales, aún no acaban de entender como en cuestión de horas han perdido el humilde patrimonio acumulado durante años, en la Región tabasqueña que sufre la peor inundación que jamás hayan enfrentado en su historia.

Menos, asimilar ahora en su desgracia, que su paisano macuspanense, Andrés Manuel López Obrador, el político convertido desde el 1 de diciembre de 2018 en Presidente de la República, haya ordenado el desfogue de emergencia, de los caudales del poderoso río Grijalva y sus afluentes, hacia sus comunidades,  anegándolas, como medida extrema para evitar que la capital estatal, Villahermosa, quedara bajo el agua.

No superan su asombro. Siguen absortos en el impacto provocado por la decisión del Primer Mandatario, el pasado domingo 15 de noviembre, cuando desde el mismo puesto de mando de la Presa Peñitas, tomará la decisión de arrojar sobre los más pobres, más infortunio.

Imágenes de rostros llenos de llanto, de tristeza por haber sido sacrificados para no afectar a los fraccionamientos residenciales de los ricos de Villahermosa. Indignación y coraje al escuchar la explicación dada por el Jefe del Ejecutivo Federal, a bordo de un helicóptero, mientras recorría la zona siniestrada:

“Ese río, el Carrizal, es el que pasa por Villahermosa, se cerró esta compuerta, y toda el agua de la presa siguió por el Samaria a la zona baja, Jalpa, Nacajuca, Centla, allá es donde tenemos el problema. Tuvimos que optar entre inconvenientes, no inundar Villahermosa y que el agua saliera por el Samaria, por las zonas bajas.

“Desde luego se perjudicó a la gente de Nacajuca, son los chontales, los más pobres, pero teníamos que tomar una decisión, ahora ya estamos aislando allá abajo y donde vive la mayoría de la gente de Tabasco se evitó una inundación mayor”.

Tabasco y la mayoría de sus más de 2.6 millones de habitantes, están bajo el agua desde hace varias semanas y apenas este lunes 23 de noviembre, los gobiernos federal, estatal y municipales, iniciaron un censo para saber el número de viviendas y damnificados, y así planear la ayuda que la población demanda.

Una acción tardía, que pareciera tener todos los tintes electoreros, con miras a los comicios intermedios de 2021,  con la participación de dos mil empleados, que visitarán inicialmente 76 comunidades ubicadas en las 17 jurisdicciones municipales que conforman la entidad, y que se extenderá hasta el domingo 6 de diciembre, hasta completar mil 396 localidades.

La diputada federal priísta tabasqueña, Soraya Pérez Munguía, describe la realidad de su estado: “Sin luz, sin agua potable, sin comida, bajo el agua. Así viven 300 mil de mis paisanos tras las inundaciones que han azotado al Edén tabasqueño. Todo México mira con asombro cómo el Gobierno Federal le ha dado la espalda a nuestra gente, otorgando ayuda a cuenta gotas, levantando censos para reforzar su base electoral y anunciando planes que sólo parecen ser más promesas.     

“Hoy inicia el segundo censo de la Secretaría de Bienestar para determinar quiénes resultaron damnificados por la segunda ola de inundaciones. Se ha anunciado que el apoyo llegará de dos maneras: 8 mil pesos para la limpieza de las viviendas, y vales para adquirir enseres domésticos, cuyo monto desconocemos. Tampoco sabemos la meta de beneficiarios, recordemos que en la primera inundación fueron 600 mil los afectados, y solo llegó una mínima ayuda para 30 mil”.

Un censo, por cierto innecesario, pues los datos de la tragedia las tiene el Jefe del Ejecutivo Federal sobre su escritorio del despacho en Palacio Nacional, ya que de acuerdo a la información difundida públicamente por Laura Velázquez Alzúa, coordinadora Nacional de Protección Civil, la semana anterior, contradicen el objetivo de investigación de la Secretaría de Bienestar, al contabilizar “una afectación máxima de 899 comunidades, 99 mil 573 viviendas y 302 mil 498 personas, y hago esta especificación porque ha ido bajando este número ya que han sido atendidas. Lamentablemente ocho personas fallecidas”.

Y ya encarrerada, en las cifras a su cargo, la funcionaria se referiría a Chiapas, donde precisaría que existen 57 municipios damnificados, con un total de 54 mil 976 afectados y 20 decesos.

Tabasco es actualmente el bastión insignia del Partido Movimiento de Regeneración Nacional (MORENA), del Presidente Andrés Manuel López Obrador, oriundo del municipio de Macuspana, con un gobernador Adán Augusto López Hernández, que desde que asumió el cargo el 1 de enero de 2019, no ha demostrado ser lo suficientemente capaz para atender y resolver la problemática más urgente de la entidad y menos en la actual contingencia caótica, por lo que existe preocupación en palacio Nacional por los resultados electorales, que dado el enojo de la población, podrían cambiar el panorama del ejercicio del poder.

Y mientras la población exige ayuda inmediata que le permita empezar de nuevo, la estrategia federal contempla hasta después del censo que termina en diciembre, posiblemente la entrega de ocho mil pesos para tareas de limpieza y reconstrucción y 10 mil que deberán destinarse a la compra de enseres domésticos, sin considerar ropa, lo cual desde ahora se considera insuficiente por la carestía acentuada en los dos últimos años.

Repudio a la intención de censo oficial, que este mismo lunes 23 empezó a radicalizarse en el poblado de Tucta, en el municipio de Nacajuca, cuando grupos de hombres y mujeres se apostaron en la entrada de la comunidad para impedir el acceso y retener al personal gubernamental, argumentando que están cansados de las promesas de ayuda del Presidente López Obrador y del gobernador López Hernández.

Malestar que se hace sentir por parte de los tabasqueños por todo el territorio estatal inundado, como en las 55 localidades de esta misma jurisdicción y de Jalpa de Méndez, que exige la entrega de los apoyos económicos comprometidos por el gobierno, que después de permanecer inundados no han recibido.

Temor e impotencia entre decenas de miles de tabasqueños que viven en las riberas del río Usumacinta, al ser decretada por las autoridades una alerta máxima que incluye a Tenosique, Balancán, Emiliano Zapata, Jonuta, Centla y Macuspana.

Aviso de Protección Civil estatal, de que entre lunes y miércoles, el caudal del Usumacinta, uno de los dos ríos más caudalosos de México, junto con el Grijalva, podría aumentar de 50 a 65 centímetros, por lo que la voz de alarma convocaba a la población a evacuar y acudir a los refugios.

Reporte de que desde la tarde del domingo 22 de noviembre, las aguas del poderoso afluente que nace en la vecina Guatemala, había empezado a inundar la zona rural del municipio de Tenosique, afectando casas. Pastizales y áreas de uso agropecuario, en tanto la misma contingencia se registraba en la cabecera municipal, en las colonias Pueblo Unido, Luis Donaldo Colosio, San Román, Pueblo Nuevo, Cocoyol y La Trinchera, en las que el nivel de altura llegaría hasta los dos metros y medio, damnificando a más de seis mil habitantes.

Zozobra en esta importante Región del Edén tabasqueño, ahora con olor de tragedia, al mantenerse sus comunidades en permanente estado de alerta, como ocurre en 36 de Balancán, por el inminente desborde del Usumacinta.

Desgracia magnificada por las lluvias y el desborde de los ríos en Emiliano Zapata, al retornar la amenaza de un mayor anegamiento, luego de ligeros descensos pluviales con afectaciones en la cabecera municipal y las comunidades de  Concepción, Corozal, Pocvicuc, Paso de San Roman, Tres Letras, El Cuyo, Boca de Chacamax, La Isla, Pochote, Avispero, Joval, Villa Chablé, El Tucuy y Barrio Olvidado.

Macuspana, amenazada su cabecera municipal, por el río Puxcatán, por el aumento de sus corrientes y niveles con tendencia al desborde, que redundaría en perjuicio de los habitantes de las zonas bajas, que aún se mantienen

invadidas por el agua.

Los tabasqueños están de pie, luchando contra la adversidad, en la que se pone de manifiesto la incapacidad de las instancias federales y sus responsables, que no están al nivel de las necesidades de una población damnificada que requiere auxilio urgente y que va mucho más allá de los datos oficiales.

Andrés Manuel López Obrador pareciera no estar a la altura de los reclamos de sus paisanos, por la incapacidad de su equipo más cercano y del mismo gobernador Adán López Hernández, que solamente alcanza a dar risa a Manuel Bartlet Díaz, director de Comisión Federal de Electricidad, con su delegación de culpas.

Premio Nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.

Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y Comunicadores por la Unidad A.C.