Absurdo: Turismo extranjero sin control de Covid

El Caribe mexicano, considerado por los consorcios hoteleros-restauranteros transnacionales, como “La Joya de la Corona” del turismo de México, se mantiene con ocupación elevada en tiempos de la pandemia del coronavirus, al no existir el mínimo impedimento para el arribo de visitantes extranjeros, principalmente de Estados Unidos y Europa, sin ningún tipo de control sanitario preventivo, en medio del hacinamiento y promiscuidad en playas y centros nocturnos.

Adicionalmente la irresponsable política de apertura sin restricciones, pese a la grave pandemia mundial de Covid-19, se incluyen los factores también determinantes de tarifas atractivas, que al concluir 2020, han convertido a México en la tercera potencia turística del orbe, al ser el más visitado, después de Francia e Italia y por encima de Estados Unidos y España. 

Las autoridades de los tres niveles de Gobierno, con tolerancia sin medida. Bienvenidos todos los que busquen en Cancún, Playa del Carmen, Tulum y otras zonas de interés turístico, el “reventón” callejero y de antros, que les permiten la libertad de desplazamiento, no usar cubre bocas, mascarillas, sana distancia y lavado constante de manos, por citar algunas de las medidas preventivas que evitan en mucho mayor número de contagios.

Imperio del dólar y del euro, por encima de la salud de los mexicanos de primer contacto que son trabajadores que atienden a los miles de paseante foráneos que hacen aquí lo que se le da la gana, aprovechando que el Gobierno Federal mantiene para ellos las puertas abiertas de un país diezmado por la epidemia-pandemia, que según el último reporte oficial del miércoles 13 de enero, la contabilidad de decesos (136 mil 917), e infectados (un millón 571 mil ), sigue en el ritmo de ascenso que nunca se ha detenido, porque ni se ha “aplanado” y tampoco se ha visto “la luz al final del túnel”, como se ha reiterado sin fundamento desde Palacio.

Libre acceso y sin  ningún tipo de obstáculo, como tampoco discriminación, a quien quiera venir a disfrutar y divertirse en los diferentes centros turísticos del país, en los momentos en que el gobierno de Estados Unidos, endurece las medidas para el ingreso a su territorio de extranjeros provenientes de todo el mundo, al exigir junto con la visa, el documento que acredite que la persona esté libre del virus del Covid-19.

Respuesta tardía, pero que da idea de la gravedad del problema que devasta a los estadounidenses, al ubicarse en el primer lugar mundial con 384 mil 277 fallecimientos, y 23 millones 47 mil 409 contagiados, como resultado del desdén de la administración de Donald Trump al problema iniciado como epidemia “al salirse de control” del principal Centro de Investigaciones de Virología, de China, en la ciudad de Wuhan, donde era objeto de estudios por científicos especializados de los países más desarrollados.

Aunque es importante recordar, que el descubrimiento de esta última versión del virus, ocurriría en 2014, en las instalaciones militares del principal Laboratorio del Departamento de la Defensa, el Fuerte Detrick, en Maryland, considerado desde 1943 como el Centro del Programa de Armas Biológicas de los Estados Unidos, siendo Presidente Barack Obama, quien daría la orden de no profundizar en el tema y ponerlo a resguardo seguro.

El México del “Welcome”, en oferta libre de culpas para los infectados de coronavirus que arriban a los más  importantes centros turísticos del Sureste de México, en Quintana Roo, que ha hecho posible, según el también irresponsable secretario de Turismo federal, Miguel Torruco, que México se convirtiera en 2020, en el tercer país más visitado del planeta, después de Francia e Italia, dejando atrás la séptima posición de 2019, reportada por la Organización Mundial de Turismo.

Evidencia de uno más de los absurdos del actual gobierno de la República, que mientras en la capital nacional la “jefa” Claudia Sheinbaum Pardo, reprime con todo a los restaurantes más importantes, cuyos trabajadores han salido a las calles a “cacerolear” para exigir se respete la apertura de sus centros laborales, los todopoderosos empresarios turísticos extranjeros de la Región Caribe, así como también los lugares de playa como Acapulco, Los Cabos, Vallarta, Mazatlán y Huatulco, violentan las restricciones para preservar la salud, en los días de contingencia mayor del Covid en México.

La inexistencia de restricciones gubernamentales para el turista proveniente de las naciones más afectadas por la pandemia, ha hecho “el milagro” que nunca antes se había logrado de ubicarlo por encima de Estados Unidos y España, acumulando 25 millones 100 mil paseantes, en los tiempos del virus más letal, por sus mutaciones constantes, que en un año se ha convertido en grave amenaza para la humanidad.

El México de la bipolaridad oficial, que dice pero no hace, que prohíbe y deja al libre albedrío de la gente su obediencia, por temor a ser rechazado y perder el voto ciudadano en las elecciones intermedias del 6 de junio, si aplica la obligatoriedad, mientras refuerza su estrategia proselitista de formas institucionales diversas, para garantizar la mayoría en el Congreso y el triunfo en las 15 gubernaturas en disputa, además de Congresos estatales y casi la mitad de las alcaldías de los 2500 municipios de la geografía nacional.

En Tulum, Quintana Roo, la evidente complicidad oficial para la realización sin ningún tipo de prohibición, del “Festival de Arte y Música Art With Me”, del 11 al 15 de noviembre, con actividades día y noche, con la intención de sus organizadores de “inspirar la conexión y la conciencia ambiental”, olvidando la existencia de la peligrosa enfermedad y por lo mismo sin ningún tipo de protección, lo cual provocaría en los días posteriores, el incremento de casos del coronavirus, lo cual sería negado por las autoridades sanitarias.

Fiesta de tiempo completo, emulando el evento “Burning Man” (Hombre en Llamas”), que se lleva a cabo en la ciudad estadounidense de Black Rock, en Nevada, durante siete días.

Un “encuentro”, de mayoría de turistas jóvenes de Estados Unidos, en el que habría de todo, desde consumo de estupefacientes, alcohol, conciertos de rock en las albercas y playas, conferencias, desfiles de jóvenes en bikini, talleres con la temática de salud y bienestar, en el que se subrayaba “la espiritualidad mística del festival”.

Crédito a la palabra de las autoridades federales al arribo de los visitantes, a los que basta con decir que en las últimas dos semanas no han tenido manifestaciones de Covid, para que inicien su período vacacional, huyendo de la enfermedad en sus países de origen.

Y en tanto el Gobierno de la República mantiene su política de “Viva la Fiesta” para la industria turística del gran capital, sin importar consecuencias, en la ciudad de México, a Claudia Sheinbaum Pardo, los amotinamiento e insurrección de los trabajadores de restaurantes de todos los niveles, tiende a convertirse en su peor pesadilla dentro de sus aspiraciones como aspirante y favorita de su pariente político Andrés Manuel López Obrador.

Elevación del tono de la voz de protesta de los mismos empresarios, que se quejan de la autoridad, al no valorar el esfuerzo de las inversiones en este sector y las grandes limitaciones derivadas de las pérdidas por los cierres en distintos momentos de sus negocios, por disposición de la jefa de Gobierno, que sigue provocando desempleo.

Hay desesperación y malestar por la caída de ingresos, acentuada en la coyuntura actual de mayor agravamiento de la enfermedad, vuelta números fríos por decesos y contagios, que no los limitan en su exigencia de permitirles seguir trabajando en espacios más ventilados.

Aumento de manifestaciones de inconformidad, por todos los rumbos, sean de Polanco, Reforma, Zona Rosa, San Ángel, Interlomas, Coyoacán. Condesa, Narvarte, Del Valle o de la Obrera, en demanda de ser escuchados para llegar a un acuerdo que les permita subsistir, apoyados en la aplicación de todas las medidas sanitarias obligadas, para proteger la vida de los empleados y de los comensales.

Actos de rebeldía de restaurantes importantes, de desacato a la autoridad, que ha desembocado en la clausura y la salida del espíritu combativo de quienes ven con preocupación esta situación que pone en riesgo el sustento para sus familias.

Orden en los días recientes de Claudia Sheinbaum Pardo, de cesar actividades en 10 mil restaurantes, con pérdida de 50 mil empleos directos y afectaciones económicas millonarias, según informe de la Cámara Nacional de la Industria de Restaurantes y Alimentos Condimentados (Canirac), al reconocer la funcionaria el aumento de hospitalizaciones por contagios, así como de fallecimientos motivados por el coronavirus.

Demanda del organismo empresarial a la autoridad de la capital nacional, para la creación de una Mesa de Diálogo, que haga posible llegar a un acuerdo que  permita reabrir en lo posible los establecimientos y así reactivar la economía de este sector, dando prioridad al cuidado de la salud.

No deja de llamar la atención de la Canirac, que en los momentos en que las autoridades sanitarias endurecen sus normas a los restaurantes establecidos que reportan sus ingresos e impuestos a la Secretaría de Hacienda, con la parálisis de la decena de miles de los negocios de sus agremiados, han  visto como se ha elevado el número de vendedores de alimentos en la vía pública, sin que sobre ellos se ejerza la presión para que cumplan con las normas de higiene ante la pandemia.

Como siempre ocurre, se da entonces la oportunidad para que neo funcionarios corruptos fortalezcan su vocación por los “moches” para la venta de piso, sin que haya de por medio licencias oficiales de operación y menos los correspondientes recibos oficiales.

Los restaurantes establecidos en apego a los lineamientos oficiales,

han sufrido varios embates de la autoridad para cerrar sus puertas por la epidemia-pandemia. El primero ocurriría en marzo y luego gradualmente se les permitió reabrir con espacios limitados por la sana distancia, hasta llegar a diciembre en que confirmado el repunte de casos, recibirían la orden de la “jefa Sheinbaum”, a parar hasta el 10 de enero, por lo que en medio de su desesperación han exigido a las instancias oficiales que los dejen trabajar, porque se han acabado las reservas monetarias para alimentar a sus familias.

Y mientras la angustia crece entre quienes a lo largo de la crisis de salud de 2020 han quedado sin empleo, a los que se siguen sumando miles, sin que surja desde la esfera gubernamental alguna propuesta económica que vaya más allá de la limosna asistencialista, para reiniciar alguna actividad que genere ingresos, la fiesta del desenfreno y los reventones, continúa para el turismo extranjero, del que se ignora el estado de salud en que arriban considerando que provienen de países que como estados Unidos, ocupan los primeros lugares a nivel mundial, de muertes y contagios por Covid-19.

Vuela a la Frontera Sur de México, donde el Gobierno Federal clasifica a Chiapas en “Semáforo Verde” y plantea a la población la posibilidad del retorno a clases presenciales, en los días en que los números de enfermos y decesos, alarman a los habitantes de las ciudades más importantes como la capital Tuxtla Gutiérrez.

En Tapachula, la ciudad más importante en la vecindad con Centroamérica, la situación de los más de 100 mil migrantes extranjeros se mantiene incierta y por lo mismo preocupante para la población fronteriza, que observa la continuidad de la indiferencia del centro del país, a esta problemática sin fin, en la que ni hay control migratorio y menos sanitario, mientras a diario crece más su número, sea por embarazos o por el arribo de más indocumentados.

Seguimos pues, en el México de las contradicciones, de los absurdos, donde el cambio solamente permanece en un discurso que difícilmente se hará realidad en esta apartada y olvidada Región de Soconusco.

Premio nacional de Periodismo 1983 y 2013. Club de Periodistas de México.

Premio al Mérito Periodístico 2015 y 2017 del Senado de la República y comunicadores por la Unidad A.C.