“El alcohol tiene pocos usos médicos, pero el pueblo lo utiliza para el tratamiento de diferentes males, tanto físicos como psíquicos”. Carlos H. Culebro S.

Diversas investigaciones muestran que el patrón de ingesta de bebidas alcohólicas predominante en el país es alto. En este contexto, se entiende por consumo alto cuando se beben cinco copas o más en una sola ocasión por los hombres, y cuatro copas o más en las mujeres. Una copa significa ingerir una cerveza, un caballito de tequila, una cuba, una copa de vino, etc.   

El que las damas requieran de menos licor para considerar un consumo elevado obedece a que ellas tienen mayor dificultad para metabolizar esas bebidas debido a la menor masa corporal y menor proporción de agua en el cuerpo en comparación con los varones, por lo que presentan un mayor grado de intoxicación a dosis menores. 

Las sustancias adictivas -en todo el orbe- han sido mayoritariamente consumidas por los hombres, sin embargo, desde la última década del siglo pasado hasta la actualidad, se ha observado un preocupante aumento en el uso de alcohol entre las mujeres, y esto se observa tanto en adolescentes que cada vez a menor edad empiezan a tomar de esas bebidas, así como de damas adultas que también están consumiendo más.  

Parece que la incorporación de la mujer a la vida pública bajo circunstancias de competencia a las que no estaba habituada le ocasiona una presión que se acentúa en quienes tienen hijos, al verse obligadas a cumplir con la vida en el hogar, que con frecuencia lleva a cabo con una pobre colaboración de su pareja. Otras causas por las que las mujeres se alcoholizan son la imitación, la curiosidad, la búsqueda de aceptación por amigas y amigos, el estrés, la depresión, además del empleo y las responsabilidades del hogar que pueden acarrear jornadas agotadoras, entre otras razones que se detallarán más adelante. 

Por otra parte, el consumo de esa sustancia adictiva socialmente impacta más a las mujeres que a los hombres porque el rechazo por su ingesta es más severo en ellas y siempre está latente el riesgo de ser violadas bajo los efectos de esas bebidas. Si son madres corren el riesgo de perder la tutela de los hijos, lo que no siempre sucede en los varones. 

La etapa de la vida en que con mayor frecuencia se observa el inicio de esta adicción es en la adolescencia. Algunas de ellas se ven impactadas por personajes ficticios en los medios masivos que consumen licor en una atmósfera de diversión, al grado tal que esa ingesta ha llegado a verse como algo normal y hasta necesario en reuniones familiares o con el grupo de amigos. 

Cuando en la familia hay un miembro varón que abusa del licor, muchas veces la madre, hermana o esposa se encargan de promover que reciba atención médica, aunque no siempre tienen éxito en ese propósito, ya que -históricamente- el papel de ellas ha sido el de cuidar y proteger a los otros; sin embargo, cuando es la mujer la que tiene el problema de alcoholismo generalmente es más estigmatizada por la sociedad, porque es considerada como una “viciosa” incapaz de cumplir con su rol de mujer, por la que es rechazada por todos ellos. Esta oposición a su adicción puede llevarle a que se refugie más en el alcohol. El tomar más licor también se presenta en muchos varones cuando son censurados. 

La mujer también está en desventaja en otros sentidos: es más susceptible que el hombre a tener problemas en el hígado como cirrosis hepática o hepatitis, con una menor cantidad de alcohol. Puede presentar alteraciones en el ciclo menstrual o ausencia del mismo sin estar embarazada, abortos espontáneos y de padecer cáncer de mama. Otra repercusión que es más frecuente en el sexo femenino por el alcohol es la osteoporosis, es decir fragilidad de los huesos. 

Durante el embarazo, el alcohol pasa de la madre al bebé a través de la placenta. En estos casos, aunque la mujer beba moderadamente, su hijo en gestación puede sufrir daños físicos y mentales, que se conocen como Síndrome del Feto Alcohólico, que ocasiona crecimiento deficiente, retraso mental, defectos cardiacos congénitos, entre otros daños que se detallarán en otro momento.  

Por lo antes mencionado, es evidente que hay una diversidad de causas que están atrás de una mujer alcohólica, ya se han citado algunas, sin embargo, para hacer más claro el tema, en el siguiente martes se hará mención de factores que en el individuo, la familia y la sociedad favorecen el alcoholismo de las damas.

* Catedrático del Instituto Superior de Estudios de Enfermería del Estado de Chiapas (ISEEECH)