Con la excepción de algunos momentos muy cortos y esporádicos, la primavera no termina de llegar a NY, en donde los días son nublados, fríos y lluviosos, aumentando la sensación de tristeza de una ciudad que no se explica por qué tanto castigo a sus residentes. Hay un sentimiento de agobio y miedo por la amplitud del contagio, pero también por un autoconfinamiento que parece no tener fin y que vino a cambiar una forma de vida colectiva sin precedentes en la historia reciente de NY.

La isla de Manhattan se ha convertido en el epicentro mundial del coronavirus, en la ciudad más contagiada de todo EU. Y según los especialistas, lo peor aún está por llegar. Hasta el momento, el estado de Nueva York tiene registrados 113 mil 806 casos, de los cuales, 63 mil 306 están en la ciudad de Nueva York y zonas conurbadas, con más de dos mil decesos, de los que hay 62 casos de mexicanos que han partido por culpa del Covid-19. Los datos reportados son del mes de marzo a la fecha, lo cual nos indica que mueren dos nacionales a diario por culpa de un virus que no tiene cura ni tratamiento médico. Un ciclo de casi 30 días devastador para la salud y la economía de una de las ciudades más importantes del planeta, en uno de los países identificado como potencia mundial, país del primer mundo.

¿Cómo fue posible que, con tanta información previa, se saliera de control un tema en donde está de por medio la vida de tantas personas? Omisiones con arrogancia e ignorancia de quien debió alertar oportunamente el grave riesgo por venir, dieron como resultado que la ciudad por la densidad demográfica, se híper-contaminara en un mes de manera exponencial, hasta llegar al nivel en donde no tiene capacidad, para atender a tantos casos, por lo que, en las próximas semanas, seguramente, veremos más decesos de personas de diversas edades de diferentes comunidades.

Las cifras y las sirenas que no dejan de sonar todo el día, han generado una psicosis social de incertidumbre, pero al mismo tiempo han impulsado nuevos sentimientos de apoyo y solidaridad entre los neoyorkinos. La adversidad, pero también el liderazgo del gobernador Cuomo y del alcalde De Blasio, han estimulado la organización de vecinos y asociaciones de profesionistas, para hacer trabajo voluntario en favor de las personas más necesitadas de comida y otros enseres básicos. Así, la sociedad civil y el gobierno estatal y municipal, han creado alianzas de colaboración, con programas de apoyo social, económico y de salud, principalmente, que están haciendo menos difícil el momento.

De esta manera se han creado diversos programas de emergencia económica para que se prorrogue el pago de rentas hasta por 90 días, acceso a créditos con tasas casi cero, para pequeños empresarios, asistencia legal para empleados que han perdido su fuente de trabajo, participación en programas de asistencia social, sin importar el estatus migratorio, entre otras acciones. Son parte de los programas de gobierno que buscan con empatía ayudar, para volver a poner de pie a la ciudad, en donde todos cuentan, porque todos formamos parte de una ciudad abierta, plural y muy diversa que se niega a ver caer los valores con los que es conocido NY mundialmente. A la tolerancia e inclusión, hay que agregar la empatía y solidaridad social con la que están actuando los neoyorkinos.

La que ha sido considerada una ciudad hostil por muchos años, por su alto nivel de individualismo y competencia, hay que reconocerla al día de hoy, por su integración social, que está unida y cohesionada por valores y sentimientos de amor al prójimo. De amor por la vida.

El virus podrá marchitar todas las flores, pero no podrá evitar que llegue finalmente la primavera a NY. Llegará pronto y seremos más fuertes y saldremos adelante.

Twitter: @Jorge_IslasLo