Recesión y desempleo
Congreso de la Unión.- Las crisis económicas de México de las últimas tres décadas han tenido como una de sus manifestaciones más graves la pérdida de empleos.
Aunque el gobierno federal titubea en admitir que estamos en recesión económica, las cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) y del Banco de México confirman el estancamiento de la economía mexicana.
Ante este escenario, habrá que estar atentos para ver los efectos que tendrá la recesión económica al concluir el presente año, sobre todo su impacto en el mercado laboral, en la desigualdad y en las estadísticas de pobreza.
Un informe de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) señala que la crisis de 2009 –la más reciente en la historia moderna- provocó en México la pérdida de poco más de un millón de empleos.
La misma OIT muestra cómo la crisis trajo consigo el inevitable aumento en los niveles de desigualdad y pobreza en la primera década del siglo XXI.
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo señala que 10 de los 15 países más desiguales del mundo se localizan en América Latina y el Caribe, siendo México uno de ellos y en donde se hizo más patente la desigualdad a raíz de la crisis de 2009.
Según el reciente informe del INEGI, el Producto Interno Bruto (PIB) de México del tercer trimestre del año fue revisado a la baja, con lo que el dato quedó en un avance de 0.01 por ciento frente al trimestre anterior, de acuerdo con datos desestacionalizados.
Al confirmarse este desempeño en la cifra final del PIB, que fue divulgada este 25 de noviembre, se han completado 18 meses de estancamiento.
El dato revisado corresponde al informado a finales de octubre pasado, cuando el INEGI en su estimación oportuna indicó que el PIB había crecido 0.1 por ciento en el periodo julio-septiembre.
El ajuste a la baja se dio principalmente en la revisión del sector terciario (servicios), principal componente de la economía mexicana, el cual pasó de 0.1 a 0.0 por ciento.
Las actividades secundarias (industria) se mantuvieron sin cambios, con una contracción de 0.1 por ciento.
Las actividades primarias (agricultura, ganadería, etc.) fueron revisadas a la baja, de un avance de 3.5 a 3.3 por ciento.
La caída de la economía mexicana en su comparativa anual es la primera desde el cuarto trimestre de 2009, cuando la economía padecía los estragos de la crisis que inició un año antes.
En su comparativa anual, es decir frente al mismo trimestre de 2018, el PIB tuvo una contracción de 0.2 por ciento, luego de ser revisado el dato informado el mes pasado de 0.4 por ciento.
La contracción se debió en gran medida por el descenso en el sector industrial (secundario), que cayó 1.5 por ciento anual, y el casi nulo avance de 0.1 por ciento del sector servicios
Las actividades primarias (agricultura, ganadería, entre otras) crecieron 5.4 por ciento.
Economistas y expertos coinciden en que la economía de México ya se encuentra en recesión y cerrará este año con un decrecimiento de 0.0 por ciento del PIB, con una pérdida o cancelación de alrededor de 350 mil empleos formales y un deterioro en el ingreso de las familias.
Explican que las señales de una recesión económica son claras: primero, porque la industria bajó 0.1 por ciento entre el segundo y tercer trimestre; con una caída anual de 1.8 por ciento al cierre de septiembre pasado.
Segundo, porque el sector de los servicios, comercio y turismo se estancó, con 0.0 por ciento en ambos periodos; y tercero, porque pese a que la agricultura avanzó 3.5 y 5.3 por ciento, en términos trimestrales y anuales, persiste un ciclo negativo en la actividad económica desde marzo.
La fase recesiva en la economía mexicana se manifiesta directamente en la pérdida o cancelación de fuentes de trabajo, así como en una consecuente pérdida de ingresos y poder de adquisición para las familias.
Los expertos señalan que por cada décima que pierde el PIB, se dejan de crear entre 30 mil y 40 mil empleos; en tanto que, al reducirse el ingreso y consumo de la población, se abre la puerta a que las empresas hagan recortes, se dispare el desempleo, las ventas se detengan y se cancelen inversiones.
De cualquier forma y sin ser pesimistas ante el nulo desarrollo de la economía, las cifras oficiales muestran que México está muy lejos de cumplir con la meta de crecimiento anual de dos por ciento planteada por el gobierno federal, que incluso, llegó a prometer un crecimiento del cuatro por ciento.
TRIBUNA.- En México casi 400 mil personas se dedican a la pesca, concentrándose en las costas de Baja California, Sonora, Sinaloa y Nayarit, y con menor presencia en Chiapas, Jalisco, Colima, Michoacán, Guerrero y Oaxaca. Se trata de una de las principales actividades económicas a nivel nacional y mundial, por lo que es necesario modificar la ley para integrar a la pesca y la acuacultura como actividades primarias con el objetivo de fortalecer el mercado interno. Una de las principales preocupaciones que dan origen a la modificación, son las personas que se dedican a esta actividad, que, constituidos en grupos minoritarios, demandan la atención del gobierno para tener acceso a apoyos que por décadas NO han sido otorgados. Al respecto, el diputado federal, Roberto Rubio Montejo, dijo que con la modificación a la Ley General de Pesca y Acuacultura Sustentables, se da un paso muy importante al considerarlas actividades primarias, consolidando con ello un marco jurídico más armónico y responsable con dichas actividades, por lo que el voto de su partido (PVEM) será a favor de tales modificaciones.
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