“Ni tribunal ni electoral” se titula un libro editado por la UNAM y por el CIDE que será presentado en los próximos días en la Barra Mexicana de Abogados.

La crisis constitucional en el Tribunal Electoral lleva meses, y a ella tendríamos que agregar una crisis de sus integrantes en términos de calidad humana. El caso de la denegación del registro a México Libre es emblemático porque desenmascaró al sistema autoritario en el que vivimos y demostró quién es quién en el tribunal electoral. En medio de una discusión y resolución contrarias a Derecho negaron el registro. Este caso los acompaña como un fantasma en la conciencia y en los hechos.

Nada me extraña de lo sucedido. Después de haber vivido el caso de México Libre no sólo en términos jurídicos sino en la propia manera de operar del anterior presidente del Tribunal Electoral José Luis Vargas, nada me sorprende. A Vargas le dieron la presidencia precisamente por ser el ponente y principal promotor del caso que nos negó el registro.

Su presidencia estuvo llena de violaciones al procedimiento, de tratos indignos a subordinados, de abusos de poder.

Felipe de la Mata dejó de ser el amigo incondicional de José Luis Vargas (seguramente pidió permiso) y fue quien solicitó la revisión del trabajo del presidente del Tribunal. Janine Otálora valientemente convocó a sesión, en la que fue elegido el magistrado Reyes Rodríguez como presidente. Destaco la valiente consistencia y resistencia de los cinco (unos más que otros) para sostenerse en la dignidad que debía prevalecer dentro del Tribunal Electoral.

Lo sucedido debe ser analizado con más detenimiento, yo sólo comparto algunas reflexiones:

1. La mayor crisis constitucional del Tribunal Electoral inició cuando el Poder Ejecutivo se inmiscuyó en la toma de decisiones y éste dejó de ser respetado como un órgano autónomo.

2. Ser corrupto esclaviza y ser honesto y valiente siempre dará más libertad para actuar; en cambio, la cobardía humilla y, en altos puestos, hace que se cometan enormes injusticias y que se ocasione mucho mal.

3. Todas las investigaciones de periodistas y medios de comunicación libres sirven a la verdad y muchas tienen consecuencias. Fue el caso.

4. Quien obedece y se somete al poderoso para ser perdonado nunca llega a nada; esa complicidad es totalmente ventajosa para el Estado autoritario y éste siempre la exprimirá hasta que ya no le sirva. Por eso está ahí: solo.