¿Juan Salvador o Mariano?

A una semana de iniciadas, las campañas políticas no despiertan tanto interés entre los votantes que en muchos casos ven a los mismos políticos tratando de ganar un puesto de elección popular. 

Una constante: a pesar de la pandemia, en varios casos no se cuidan las medidas sanitarias para evitar contagios de covid-19, como el usar cubrebocas, guardar la sana distancia, evitar el saludo de mano o beso o usar gel antibacterial. 

Algunos abanderados están recurriendo a las reuniones, si no masivas, sí con buena presencia de gente, pues saben que no es lo mismo hacer campaña sólo a través de las redes sociales, ya que no siempre los mensajes llegan a todas las personas y no tienen el mismo efecto. Además, algunos ciudadanos están acostumbrados a que los visite el candidato en sus colonias porque algo deja. 

Por lo que respecta a las preferencias, en el caso de San Cristóbal, la contienda se centra hasta ahora entre los candidatos de Morena, Juan Salvador Camacho (el primo) y Mariano Díaz Ochoa, del Partido Verde Ecologista de México (PVEM). 

Juan Salvador tiene la ventaja de que su partido está en el poder en los tres niveles de gobierno y la inercia lo puede hacer ganar. A leguas se nota que trae un poderoso aparato de campaña y recursos suficientes para competir. Las elecciones se ganan con dinero y estructura. 

Su fortaleza radica en la relación con la dirigencia nacional de Morena y personajes ligados a la política mexicana, pero a nivel local está confrontado con la alcaldesa Jerónima Toledo Villalobos -y su equipo-, contra quien abrió fuego en los días recientes al calificarla de “simuladora de la cuarta transformación” y de haber defraudado a la población. 

Falta ver si al final, antes de la contienda, logran un acuerdo que le permita a él, que desde el ayuntamiento inclinen la balanza a su favor, en la medida en que la ley se lo permita, o si, por el contrario, no llega a reconciliación.  

Hasta ahora todo parece indicar que el pleito se ahondará porque Camacho ha subido el tono de su discurso en contra de la alcaldesa, a menos que sea para tratar de ablandarla políticamente con la finalidad de orillarla a la negociación. 

Por lo anterior es que ha surgido la especulación de que Mariano Díaz, que ya fue alcalde dos veces y conserva cierta popularidad entre un buen número de sancristobalenses, está en posibilidades de negociar con la presidenta para ganar las elecciones. 

La percepción de mucha gente es que el triunfador saldrá de entre Juan Salvador y Mariano, en ese orden, y que parte de lo anterior depende de la posición que finalmente asuma Toledo Villalobos. 

No sólo es percepción: en su discurso del domingo pasado en La Hormiga, colonia situada en la zona norte de la ciudad coleta, Juan Salvador se lanzó fuerte en contra de Mariano y de la alcaldesa de Morena, su partido. El sabe que el verdadero peligro para su triunfo es Díaz Ochoa, a quien tilda de corrupto y pide a la población evitar que regrese al poder. 

No sólo eso, un familiar muy cercano a Jerónima publicó en redes sociales que si Morena está lleno de prianistas y si el PVEM está con Andrés Manuel López Obrador, habría que votar por este partido. ¿Más claro? 

Habrá que ver si surten efecto los amagos de Juan Salvador que no habrá protección para las actuales autoridades municipales y que acudiría a sus contactos nacionales y estatales para que realicen auditorías en caso de que desde el palacio coleto se decida apoyar finalmente a Mariano. Falta ver también qué papel jugarán las autoridades del palacio estatal. 

Juan Salvador lleva como compañera de fórmula a la diputación local a Fabiola Ricci Diestel, quien nació en el seno de una familia panista y toda su vida ha militado en el blanquiazul, aunque últimamente se desprendió de esos colores. 

Mariano, por su parte, es acompañado por el exalcalde Marco Antonio Cancino González, que tiene más negativos que positivos para aportarle votos. Por cierto, mujeres del barrio de San Diego, aseguran que en días pasados se realizó una reunión en la que a varias de ellas les dio el equipo de Cancino González, un casillero con huevos y que una vez que se habían tomado la fotografía correspondiente con él, les pidieron que regresaran los blanquillos, a lo que las afectadas sólo atinaron a responder: “¡Qué huevos!”. 

Conforme transcurran los días seguramente irá creciendo el tono del discurso de Camacho en contra de Mariano y de la alcaldesa. Díaz Ochoa no se meterá con la presidenta, bajo el argumento de que él no habla mal de los exalcaldes ni de quienes están en funciones porque en dos ocasiones ha ocupado la silla municipal. 

Aunque no lo acepten, la mayoría de los 13 contiendes -sí, 13- a la silla municipal, saben que no tienen muchas posibilidades reales de ganar, aunque algunos confían en que los electores salgan el 6 de junio un poco desorientados y les den su voto, a cambio, claro está, de algún ofrecimiento en efectivo, por ejemplo. Algunos buscan únicamente una regiduría plurinominal para cobrar durante tres años sin trabajar un jugoso salario del erario público. 

Juan Salvador y Mariano tienen la ventaja de que la elección del 6 de junio podría ganarse con apenas unos 10 mil votos, ya que el elevado número de contendientes provocará que se fraccione el sufragio. Desde luego que parte de la estrategia ideada por personajes de la política nacional, fue esa, con el objetivo de beneficiar a Camacho. 

Como es lógico, San Cristóbal no escapa a la confusión ideológica que impera en el país con la falta de lealtad a los colores partidistas. Casi todos los candidatos han pasado por otras siglas. Juan Salvador, por ejemplo, salió del PVEM en 2016, y Mariano, va ahora por este partido, después de haber vestido varias camisetas. Con el afán de justificarse, los mismos políticos han pretendido hacer creer a los votantes que “no importan los colores partidistas, sino la persona”. Nada dicen de que lo que realmente les interesa es el jugoso negocio llamado presidencia municipal.  

De todos modos, ojalá que ese interés que muchas personas muestran en la calle por saber quién va a ganar la alcaldía de San Cristóbal de Las Casas, se refleje en las votaciones del 6 de junio y no se quede en mero morbo, es decir, que salgan a votar. Fin.