Paro magisterial: Que sí, que no

En medio de cierta incertidumbre por la amenaza de un paro de labores y de posibles enfrentamientos o agresiones entre maestros, el próximo lunes 26 de agosto iniciará el ciclo escolar 2019-2020.

¿Cuánto tiempo hará que en Chiapas no inicia un ciclo escolar en condiciones normales y sin nubarrones de paros laborales y protestas? Quién sabe, pero desde hace varios años cada vez que comienzan las clases es (casi) lo mismo.

Por lo pronto ha quedado claro que la suspensión de labores acordada por la Sección 7 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), adherido a la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE) no empezará el lunes 26.

Seguramente la dirigencia valoró que si ese día no se presentan a clases en las escuelas, tomarán posesión sin problema los profesores que participaron en la cadena de cambios y ascensos realizados conforme a la convocatoria emitida por la Secretaría de Educación de Chiapas.

No asistir implicaría que les coman el mandado, dejar el campo libre a quienes llevan el oficio de comisión oficial, que avala su nuevo cargo, lo que la dirigencia sindical no está dispuesta a permitir, aunque sea ilegal. Estallar el paro el 26 implicaría además, mantenerlo más de dos semanas hasta la reunión programada entre la CNTE y el presidente Andrés Manuel López Obrador para el 10 de septiembre, pues de lo contrario no tendría mayores efectos ya.

Ese mismo lunes se presentarán también los docentes que participaron en el proceso convocado por la Sección 7, que desde luego y como es natural, no reconoce la parte oficial, dispuestos también a tomar posesión.

Es probable que en algunos casos se involucren padres de familia, en favor de uno u otro bando, lo que complicará más las cosas, pues el problema se hará más grande.

De tal suerte que lo más probable es que el lunes haya enfrentamientos o agresiones en algunas escuelas, a las que se presenten los maestros que participaron en alguno de los dos procesos -el oficial y el sindical- de la cadena de cambios y ascensos.

Uno de los problemas es que si hay agresiones habrá denuncias penales y las autoridades tendrán que actuar y posiblemente detener al o los responsables, lo que puede ser un arma (jurídica) para frenar el avance de alguno de los grupos.

Después vendrá otra lucha para que los liberen si son detenidos o para que se cancelen las órdenes de aprehensión si es que las diferencias llegan a los golpes.

Por otro lado, se entiende que si las autoridades educativas no reconocen los cambios y ascensos realizados por el sindicato, no les van a pagar y ese sí será un problema serio porque nadie puede vivir sin que cobrar su salario. Esa es otra arma con la que cuenta la parte oficial, el patrón, el único que tiene las facultades legales para contratar trabajadores.

Lo que sí resalta más cada día -y no es una postura oficialista sino real porque lo comenta la gente en la calle- es que los padres de familia están cada vez más en contra de los paros y protestas del magisterio que afectan la educación de sus hijos, ocasionando más retrasos.

El descontento ha crecido porque muchos padres sienten que no hay razones para la suspensión de labores, a diferencia de los años anteriores, sobre todo en 2016 cuando el magisterio paró labores durante 124 días, para exigir la abrogación de la reforma educativa, a la que ahora el gobierno actual le ha quitado varios puntos que afectaban a los trabajadores de la educación.

En aquellas protestas participaron activamente muchos maestros, y de manera destacada los integrantes del Nivel de Educación Indígena (NEI), que eran los más radicales y se enfrentaban a la policía, aguerridos como son.

El NEI está divido ahora y la mayoría decidió permanecer al lado del dirigente Manuel de Jesús Mendoza Vázquez, quien siempre fue adelante en las movilizaciones que muchas veces terminaron en gaseadas o enfrentamientos con la policía. Si alguien se enfrentó con todo al aparato oficial para evitar que pasara la reforma, es ese grupo.

Esa corriente decidió ahora participar en la cadena de cambios y ascensos convocada por las autoridades educativas porque está enfrentada con la dirigencia sindical de la Sección 7, a la que acusa de corrupta, y ésta a su vez la acusa de charra. Si hay enfrentamientos será entre estas dos fracciones, principalmente. Aparte está la otra fracción alineada con el SNTE, los tradicionales charros, como han sido llamados desde hace años, que hizo alianzas en el congreso seccional que ganó la actual dirigencia.

Por lo pronto, la Sección 7 ha anunciado que el viernes 6 realizará una marcha estatal en Tuxtla Gutiérrez, lo que significa que ese día los niños perderán clases. Y es posible que a partir de ese día se declare en paro de labores, pues, como ya se dijo, la siguiente reunión con López Obrador está programada para el 10 de ese mes. O a menos que antes de ese día hubiera algún acuerdo.

La dirigencia ha reiterado que sólo falta poner la hora, el día, el cómo y el dónde para que comience el paro de labores, pues ya es un acuerdo de la asamblea estatal. Habrá que esperar.

Picotazos

Vaya desde este espacio un efusivo y festivo abrazo para don Javier Espinosa Mandujano, quien la noche del miércoles recibió con la Medalla de Honor al Mérito Ciudadano General Joaquín Miguel Gutiérrez que otorga el ayuntamiento capitalino, y se develó la placa de Honor, por su relevante trayectoria y su amplia aportación a la educación y la cultura de Chiapas. Es un reconocimiento muy merecido. El exsecretario de Educación de la entidad, es un buen amigo, culto, extraordinaria persona; ejemplar padre de familia; escritor con varias obras editadas y como funcionario estatal y federal aportó mucho a la entidad en el campo de la cultura y la educación, y como se recordó durante la ceremonia autorizó carreras como Trabajo Social, Enfermería, Ciencias Químicas y demás. Es originario de Jiquipilas y nació en 1932. Felicidades, Don Javier. Fin.