Los migrantes otra vez

Este 2020, año electoral en Estados Unidos, ha comenzado un poco agitado en cuanto al tema migratorio, ya que diversos grupos de centroamericanos pretenden entrar al país sin la documentación migratoria requerida.

A causa de ello, el gobierno mexicano se encuentra una vez más en los ojos de personas de muchos países, pues ha decidido aplicarla ley contención de grupos de centroamericanos que pretenden ingresar al país por la fuerza y de manera ilegal.

A diferencia de ocasiones anteriores, las autoridades no permitieron desde el inicio el avance de un grupo de aproximadamente dos mil indocumentados, que ayer intentaron internarse en suelo nacional, luego de cruzar caminando el río Suchiate.

Este asunto se ha vuelto desde el año pasado un constante estira y afloja entre los grupos de migrantes y el gobierno federal que está resuelto a no permitir que avancen si no es mediante los ordenamientos legales de seguridad, regulación y orden.

A cambio mantiene la disposición de ofrecer trabajo a los indocumentados para que desistan de su intento de llegar a la frontera norte y tratar de entrar a Estados Unidos, cuyo gobierno presiona a México para que por ningún motivo los deje pasar.

Claro, cientos de migrantes pasan diariamente guiados por los llamados coyotes que les cobran muchos miles de dólares desde los países de Centro América, sin que las autoridades de ambas naciones se den por enteradas.

El primer grupo de unas mil personas trató de entrar el pasado viernes, pero pronto fue desactivado por las autoridades que les ofrecieron que se registraran para ingresar legalmente, con la finalidad de que se analice la situación de cada uno de ellos y si procede darles trabajo.

Ese contingente no generó mucho ruido porque ingresó ordenadamente, aunque a la fecha no se sabe bien a bien cuál ha sido su destino y si algunos de ellos han sido deportados como argumentan sus paisanos que venían detrás.

La caravana que sí dio nota como se dice fue la que llegó ayer por la madrugada al puente internacional Rodolfo Robles, decidida a pasar a como diera lugar.

Fue así como luego de rechazar el ofrecimiento del gobierno federal de ingresar a México de manera segura, ordenada y regulada, los aproximadamente dos mil migrantes centroamericanos cruzaron el Río Suchiate caminando, pero la mayoría fueron contenidos y otros detenidos por agentes de la Guardia Nacional y del Instituto Nacional de Migración (INM), en medio de gritos y jaloneos.

La policía disparó gases lacrimógenos para tratar de contenerlos, pero varios cientos lograron ingresar a Ciudad Hidalgo, cabecera del municipio de Suchiate y avanzar caminando sobre la carretera hacia Tapachula, aunque fueron asegurados en el vecino municipio de Frontera Hidalgo.

Según lo que se pudo observar, los agentes no agredieron a los migrantes, sino que trataron de impedir que se internaran en el país, mientras que varios de ellos les lanzaron piedras.

Las acciones ocurrieron en el sitio conocido como Paso del Coyote –en una de las orillas del pueblo-, donde mexicanos y guatemaltecos residentes en la zona abordan las lanchas para cruzar el río y transportar mercancías.

“Déjennos pasar”, gritaban los migrantes, algunos con niños en brazos. “¡Abajo!, ¡abajo!; regresen al río”, ordenaban los policías.

En medio del caos, gritos, llantos y lágrimas los centroamericanos, hondureños la mayoría, seguían avanzando. Corrían para un lado y al toparse con los uniformados buscaban otros caminos. Por un momento pareció que el cerco policiaco había sido rebasado, pero los agentes se repusieron cuando llegaron refuerzos, incluidos elementos de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) con palos.

Total, que después de una media hora de corretizas las aguas se calmaron y cientos de indocumentados regresaron al río, sin que hasta ayer hubieran tomado una decisión acerca de qué harán. La policía por su parte se mantenía muy cerca a la expectativa para evitar que intenten internarse nuevamente a territorio nacional.

Cualquiera supondría que el sentido común sugiere que después de las acciones llevadas a cabo ayer por el gobierno de México, ya nadie en sus cabales intentaría intentar por la fuerza sin el riesgo de ser detenido y deportado.

Es cierto, muchos vienen huyendo de la violencia y lo que quieren es salvar la vida, por lo que su prioridad es quedarse en México si consiguen un trabajo, pero la mayoría busca cruzar el país para entrar a Estados Unidos.

Algo que se puede observar ahora es que el apoyo de la población mexicana a las primeras caravanas de migrantes prácticamente ha desaparecido, porque algunos de los mismos centroamericanos se encargaron de empañar su imagen, sobre todo en el segundo grupo, en el que venían algunos presuntos delincuentes.

Es una pena porque de verdad dan ganas de llorar de ver a niños y niños sufriendo un verdadero calvario porque sus padres –a veces irresponsablemente- decidieron cargar con ellos para cruzar México en condiciones de mucho peligro.

Ojalá que quienes incitan a los migrantes a salir de sus países por una aventura, recapaciten y ya se suspendan las caravanas.

A propósito del Suchiate, transportistas de carga se quejaron ayer ante reporteros porque las autoridades municipales les cobran invariablemente a todos 30 pesos cada vez que ingresan al municipio, ya sea provenientes de Tapachula o de Guatemala. Ojalá las autoridades correspondientes hagan algo ante este atropello.

Comentaron que esta práctica injusta se implementó en el ayuntamiento pasado, pero desgraciadamente el actual la retomó en perjuicio de cientos o miles de transportistas. Fin.