Doblan las manos (y las campanas)

Acorralada y sola porque sus exjefes la abandonaron a su suerte, Rosario Robles Berlanga, ex titular de las secretarías de Desarrollo Social (Sedesol) y Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (Sedatu), dobló las manos y decidió acogerse a la figura de testigo colaborador en el caso de la llamada estafa maestra. 

Ello significa que tendrá que revelar a la Fiscalía General de la República (FGR), todo lo que sabe acerca del presunto desvío millonario de recursos públicos para fines todavía no aclarados contundentemente, que involucra, además, a varias universidades públicas. 

La también exjefa de gobierno de la Ciudad de México se había resistido a acogerse a la figura que este gobierno ha dado mucha importancia con tal de que se revelen casos de corrupción, con la condición de los involucrados directamente obtengan un beneficio en la reducción de las penas. 

Robles se había negado hasta el lunes pasado a participar en ese mecanismo; se limitaba a observar cómo Emilio Zebadúa González, quien fuera su oficial mayor, se había acogido y revelaba lo que sabe acerca del desvío de recursos que deberían de haberse utilizado para el combate a la pobreza. 

Finalmente, la noche del martes anunció en su cuenta de Twitter que decidió acogerse a la figura de testigo colaborador, y que hablará con la verdad en torno a los desvíos de recursos que se cometieron en las instituciones que encabezó durante el gobierno de Enrique Peña Nieto. 

Antes de su mensaje, sus abogados ya habían difundido durante el día la decisión de su clienta de que buscaría beneficios legales colaborando con la FGR en las investigaciones.             

Los abogados anunciaron que Robles había asegurado que uno de los primeros responsables en el desvío de los recursos es el exsecretario de Hacienda y Crédito Público, Luis Videgaray, quien de inmediato rechazó estar involucrado. Desde que participan en el gabinete federal, se sabía de las diferencias y confrontaciones entre ambos funcionarios. 

De acuerdo con los abogados, el dinero desviado se habría utilizado en las campañas políticas realizadas entre 2012 y 2018 para favorecer a candidatos del Partido Revolucionario Institucional (PRI), lo que involucraría al excandidato a la presidencia, José Antonio Meade. 

El caso se pone muy interesante porque seguramente aparecerán muchos nombres en la red de corrupción que se tejió con Robles durante el pasado sexenio. Será la FGR la que tenga que comprobar lo que declare la exsecretaria para que no se involucre a inocentes, pues en una de esas aprovecha para incriminar a sus enemigos políticos. 

Habrá que ver si en todo este juego se comprueban o se desmienten las versiones de que la cloaca se destapó cuando desde las alturas se decidió imponer a Meade como candidato presidencial y sacar de la jugada al entonces secretario de Gobernación, Miguel Angel Osorio Chong, aliado de Robles, presa desde agosto de 2019.  

Falta por verse los resultados finales, pero todo apunta a que la estrategia del actual gobierno federal de promover la figura de testigo colaborador, puede ser efectiva para que se conozcan los casos de corrupción, como ya ocurre con el ex titular de Petróleos Mexicanos (Pemex), Emilio Lozoya.  

De otro modo tal vez sería mucho más difícil llegar hasta el fondo de los casos, que por desgracia son muchos, aunque hay algunos muy emblemáticos como del que se habla aquí. Ojalá que la decisión de la exfuncionaria federal contribuya a la lucha del presidente Andrés Manuel López Obrador en contra de la corrupción. 

Otro finalmente que dobló las manos es el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quien ha aceptado que comience el proceso de transición, para preparar la asunción del próximo mandatario, Joe Biden, el 20 de enero de 2021.  

A pesar de ello, en un pataleo final, se niega a reconocer su derrota en las urnas y amenaza con seguir su lucha jurídica para tratar de echar abajo los resultados oficiales de las votaciones del 3 de noviembre. 

En fin, habrá que esperar un poco más para saber con exactitud en que termina el asunto, aunque ya se da casi como un hecho que para alivio de millones, terminó la era Trump. Sólo falta esperar que los coletazos no sean tan violentos. 

PICOTAZOS 

Ha muerto Diego Armando Maradona, uno de los más grandes futbolistas del mundo en toda la historia. Es una lástima que haya dejado de existir tan joven (60 años), pues todavía tenía mucho que aportar al futbol mundial. No estuvo al margen de la controversia dentro y fuera de la cancha. Sin embargo, se mantuvo firme en sus ideales. Fue amigo y aliado de los presidentes cubano, Fidel Castro y venezolano, Hugo Chávez, por ejemplo, sin que le importara ser criticado. Descanse en paz el astro argentino, que, valga ahora recordar, dijo que el salvadoreño Jorge el Mágico González, que jugó en el Cádiz, de España, donde es todo un ídolo, era mejor que él. Pero sin duda, el más grande jugador de este deporte sea el brasileño, Pelé, conocido como el rey, quien, por fortuna, todavía está con vida. Más acá del mundo, en San Cristóbal de Las Casas, también doblan las campanas y de igual forma se lamenta el fallecimiento del empresario y político coleto, Francisco Zepeda Bermúdez, quien dejó de existir el pasado martes 24 de este mes. Vaya desde este espacio un abrazo acompañado de las condolencias respectivas, a sus hijos, su esposa Martha Trujillo y a sus hermanos, entre ellos Juan José y Miguel. Descanse en paz Don Paco, como era ampliamente conocido, sólo en la ciudad coleta, sino más allá. Me quedo con esa imagen de la grabación en la que derrama alegría al bailar con su esposa -una especie de despedida entre risas-, que su hijo Carlos publicó en redes sociales para anunciar su muerte, sin decirlo explícitamente, pero que era a la vez, un mensaje inequívoco de su partida después de varios días de estar delicado de salud.