Lamentable
Lo que se temía ocurrió finalmente: En Venustiano Carranza se desató la violencia entre integrantes de los Bienes Comunales Casa del Pueblo y de la Alianza San Bartolomé de los Llanos, que el martes se enfrentaron a balazos, con resultado de tres muertos y cinco heridos (dos de la primera y uno de la segunda).
Desde hace varios días, ambos grupos habían advertido del riesgo de que ocurriera una confrontación, si las autoridades no atendían el conflicto, aunque de algún modo ambas agrupaciones asumieron posturas intransigentes que no permitieron avanzar para llegar a un acuerdo.
La situación se puso crítica el 25 de abril, cuando los comuneros de la Casa del Pueblo, perteneciente a la Organización Campesina Emiliano Zapata (OCEZ), iniciaron los trabajos para recuperar la antigua brecha que delimita las tierras en disputa y retuvieron a Corazón Vives Ruiz y Elías Vázquez Gómez, de la comunidad Paraíso del Grijalva, perteneciente a la Alianza San Bartolomé, quienes hasta ayer -11 días después- seguían en su poder.
Durante diez días, antes del enfrentamiento, se realizaron mesas de diálogo sin resultados concretos, lo que fue calentando el ambiente y las dos agrupaciones fueron escalando su postura bélica, hasta que estalló la violencia.
El conflicto de fondo está relacionado con la añeja disputa de tierras, pero a su alrededor siempre existen intereses de caciques y políticos que aprovechan para sus intereses personales, la inconformidad de los campesinos para que se maten entre ellos.
No es casualidad que el diferendo se haya agravado, justo a un mes de las elecciones del 6 de junio, cuando serán renovados 123 ayuntamientos y el Congreso local.
Venustiano Carranza, de donde por cierto es originario el gobernador, es un municipio en el que la disputa por las tierras ha estado presente desde hace cinco décadas, con resultado de muertos y heridos y la constante división interna en la Casa del Pueblo, con la consecuente formación de nuevos grupos. De hecho, la Alianza San Bartolomé es producto de una escisión de la Casa del Pueblo, como lo es también la llamada OCEZ, Región Carranza.
Es un municipio con presencia de indígenas tzotziles y donde hace cuatro décadas nació la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación (CNTE), un referente en el país en la lucha magisterial desde su fundación y que por cierto celebra su décimo cuarto congreso nacional del 13 al 15 de este mes en Tuxtla Gutiérrez.
La situación en ese lugar es grave, por lo que es necesario que las autoridades de los tres niveles pongan mucha atención para evitar que haya más muerto y heridos porque cuando existe derramamiento de sangre, se ahondan las rencillas, rencores y las venganzas.
A veces da la impresión de que las autoridades en turno, desde hace muchos años, dejan correr las cosas, hasta que desembocan en hechos lamentables para actuar y buscar que los grupos en pugna lleguen a acuerdos.
A ver si ahora que ya hay tres muertos y cinco heridos, más la retención mutua de campesinos que finalmente fueron liberados ayer, y otros agravios, los representantes de la Casa del Pueblo y de la Alianza se sientan a la mesa con las autoridades para tratar de buscar una solución.
Por lo pronto se necesita urgentemente una solución provisional, porque apremia apaciguar los ánimos, con el fin de evitar más hechos de sangre. Ya se sabe que un arreglo de fondo está muy difícil y que los conflictos reales o provocados por la disputa de tierras continuarán irremediablemente en Venustiano Carranza.
Lo grave es que, como en otros lugares, en ese municipio medio mundo tiene armas de fuego de grueso calibre, listas para usarse sin importar las consecuencias. Es triste que en lugar de utilizar el dinero para otras cosas, compren armas de fuego. En fin, así estamos.
Hablando de cosas tristes, la tragedia ocurrida en el metro de la Ciudad de México la noche del lunes ha golpeado políticamente a los dos delfines del presidente Andrés Manuel López Obrador, que buscarán la candidatura para contender en las elecciones de 2024.
Y no sólo eso, este hecho lamentable que ha dejado 25 muertos, los confronta y cada uno trata de evadir la responsabilidad. Desde luego que el más involucrado es el canciller Marcelo Ebrard, en cuyo gobierno se edificó la obra. La jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum, no tiene la culpa de que la obra fuera de mala calidad, pero tiene responsabilidad porque no cuidó que se le diera mantenimiento a la línea del metro.
Efectivamente, lo primero que se le viene a la mente a cualquier persona después de pensar en que la obra pudo estar mal construida, es que se desplomó por falta de mantenimiento, y aquí la responsabilidad primera es en este caso, de la directora del Sistema de Transporte Colectivo Metro, Florencia Serranía.
Quizá hubiera sido importante que renunciara al cargo y con ello se da un golpe político, aunque no tuviera responsabilidad directa en los hechos, aunque sí por omisión, lo que sólo se sabrá cuando esté listo el peritaje que Sheinbaum ha ordenado a una empresa internacional.
Posiblemente la oposición esté apostando a que la tragedia afectará a Morena en las elecciones del 6 de junio, pero resulta que ni Ebrard ni la jeja de Gobierno son candidatos a algún puesto de elección popular. Y como siempre, algunos partidos políticos lucrando con la desgracia y el dolor ajeno.
Lo importante en este caso es que las autoridades reparen los daños a las familias afectadas y que el peritaje se realice con transparencia y sin esconder nada para tratar de proteger a algún funcionario. Lo que menos debe de haber es impunidad. Fin