¿Qué hacer con el SAPAM?

Ahora que estalló una nueva crisis en el Sistema de Agua Potable y Alcantarillado Municipal (SAPAM), de San Cristóbal, que ocasionó que miles de usuarios se quedaran sin agua por berrinches del sindicato, sería bueno que los candidatos a la alcaldía pusieran atención en este problema y planteen una propuesta viable para sanear el organismo y hacerlo funcional al cien por ciento.  

Desde hace varios trienios las propuestas de los abanderados de todos los partidos políticos se centran en problemas no menos graves como la inseguridad, los vendedores de artesanías ubicados en las plazuelas de Caridad y Santo Domingo, los llamados ambulantes y la necesidad de un rastro, entre otros.   

Cada tres años es lo mismo, pero poco se habla del SAPAM que ofrece un servicio vital para la población, a pesar de que cada vez se hunde más, en parte por el mal manejo de las finanzas y por la presencia de sindicatos que no siempre ayudan a que las instituciones caminen mejor.  

Siempre se ha dicho que el SAPAM es la caja chica de las autoridades municipales en turno, lo que lo ha llevado a la quiebra, por lo que no pocas personas han expresado que para evitarlo sería conveniente privatizarlo, con todo y lo que ello representa, pero eso es algo que habría que analizar muy bien, con mucho cuidado y valorar las ventajas y la parte negativa.   

A la mejor no es tan conveniente que pasara a manos privadas, sino que se mantenga como organismo público, pero sí debe de haber una reforma profunda para hacerlo más funcional.  

Para empezar, el servicio es en general deficiente por la falta de infraestructura para hacer llegar el agua a los domicilios. El problema no es -todavía- de falta de agua, aunque con el tiempo también lo será si no se toman las medidas para proteger este recurso.  

Lo que sí es viable y tal vez tendrían que hacer las autoridades es iniciar la instalación de medidores para que todos los usuarios paguen según el consumo, como se hace con la energía eléctrica, como ocurre en otras ciudades.   

Con esta medida se evitaría que haya tarifas preferenciales, lo que por intereses políticos ha ocasionado un enorme hueco en las finanzas del organismo, pues, las autoridades municipales han negociado con líderes, sobre todo de la zona norte de la ciudad, pagos menores a los que realiza el resto de la población.   

Según datos oficiales, alrededor de 13 mil de las 42 mil familias usuarias que tiene SAPAM, pagan tarifas preferencias, con hasta 50 por ciento de descuento, lo que ha ocasionado que disminuyan los ingresos para operar. No es justo que unos paguen las tarifas completas y una gran parte de la población no. 

Por otro lado, la instalación de medidores serviría para cuidar el agua, pues el que más gaste pagaría más. “Apaga ese foco porque está gastando luz”, se acostumbra a decir. “Cierra la llave”, deberíamos de decir también.  

Así como están las cosas, no importa quién llegue a la dirección del SAPAM, pues el sindicato no le permitirá trabajar como debe de ser ni retirar todos los privilegios que sus agremiados tienen, por más que quiera.  

Exdirectores del organismo e incluso empleados del SAPAM, han dicho que en el caso del suministro de medicamentos existen anomalías, pues en muchos casos no sirven para el trabajador, sino para familiares o conocidos o los venden y se presentan recetas y facturas de compra que obtienen de algún modo.  

Un caso muy comentado desde hace mucho tiempo es que en una cuadrilla que acude a arreglar una fuga de agua, por ejemplo, van ocho empleados, pero sólo dos trabajan y los demás nada hacen, y ahora resulta que el sindicato exige que se contrate más personal para que se eleve a diez.   

Y no sólo eso, una de sus condiciones es que los que trabajan en la zona sur no lo pueden hacer en el norte de la ciudad porque desconocen la red y cómo está instalada la tubería. Su obligación es capacitarse. Por eso les pagan. 

Otra cosa: Cuando reparan alguna zanja de las que ellos mismos hacen por cualquier motivo, como suspender el servicio a algún usuario moroso, los trabajadores reportan más material (cemento, arena, etcétera) del que realmente utilizan. Y pobre del director que quiera poner orden con esto porque desde ese momento comienzan sus problemas con el sindicato.  

Son muchas las corruptelas que suceden en el organismo, desde los directivos hasta los trabajadores, pero lo que hicieron el lunes los sindicalizados al dejar sin agua a una parte de la población es muy grave, no sólo porque acceder al agua es un derecho humano y constitucional, sino porque estamos padeciendo una pandemia y se necesita el agua.  

Además, según expertos, al abrir las válvulas después de mantenerlas dos días cerradas, generará que se eleve el consumo de energía eléctrica y por consecuencia el monto a pagar, debido a que se acumula aire y cuando reinicia el bombeo se dispara el medidor.  

En fin, algo de fondo se tendrá que hacer con el SAPAM para evitar problemas a futuro y que la población se quede sin agua, como sucedió el lunes y martes de esta semana. Para empezar, hay que sanearlo y luego se debe de establecer una relación diferente con el sindicato para que cambien las cosas.  

PICOTAZOS. Los arquitectos y constructores siguen sufriendo las consecuencias del desmedido incremento de precios y de la escasez de cemento. No hay ninguno que tenga un contrato de construcción de alguna obra que no haya perdido dinero en estas semanas. Quienes pavimentan calles, por ejemplo, ya no saben qué hacer porque tienen que utilizar decenas o cientos de toneladas. Y ya nadie les repondrá lo perdido… Vaya desde este espacio un abrazo y la condolencia respectiva para el colega y buen amigo, Humberto Robles Moreno por el sensible fallecimiento de su madre, María Soledad Moreno Lara, sucedido en San Cristóbal de Las Casas. Mucho ánimo estimado Humberto. Fin