Chimalapas: Lo que se viene

El fallo de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN) sobre el caso Chimalapas ha causado mucha incertidumbre y zozobra entre los pobladores de los ejidos ubicados en el perímetro que comprende el área que según el resolutivo judicial ahora pertenece al estado de Oaxaca.

El de los Chimalapas es un añejo problema que no tiene que ver con las tierras propiamente, sino con los límites entre Chiapas y Oaxaca, y que por fin la SCJN resolvió que el territorio que abarca 160 mil hectáreas, pertenece a esta última entidad y no a la primera.

Según dirigentes campesinos de esa zona, son 26 ejidos los afectados, pero muchos de ellos abandonaron la lucha con el paso del tiempo y ahora sólo quedan entre 16 y 18 peleando por pertenecer a Chiapas.

Ellos mismos han asegurado que son más de 10 mil habitantes los afectados, es decir, que según el fallo de la SCJN dejarían de ser chiapanecos y se convertirían en oaxaqueños, algo que no quieren desde ningún punto de vista.

El asunto se ha tornado muy delicado y riesgoso porque los habitantes afectados con la resolución se han alborotado e incluso hicieron saber a las autoridades que han conformado un grupo de guardias armadas para defender su territorio si fuera necesario. ¿Hasta dónde es responsable el máximo tribunal judicial del país de lo que pudiera ocurrir?

Se entiende que los ministros hicieron un estudio y análisis a fondo sobre el caso y las posibles implicaciones, pero, sobre todo, que actuó conforme a derecho para darle la razón a quien la tiene.

Lo que corresponde ahora es que los gobiernos de Chiapas y Oaxaca actúen con mucha prudencia para evitar que los pobladores de la zona se alebresten más de la cuenta y que la situación de salga de control generando violencia.

En primer lugar, tienen que llamar a que cualquier inconformidad sea canalizada mediante la vía pacífica y sin violencia porque ello no conducirá a nada bueno, sino que al contrario, ocasionará más problemas.

Es importante también que se eviten por todos los medios las provocaciones porque así como están los ánimos en la zona, bastaría con que surja una chispa para que se incendie la pradera, lo que nadie quiere y a nadie conviene.

Ya se sabe que esa zona es rica en materia forestal, por lo que existen muchos intereses por apropiársela y explotarla. Desgraciadamente, después del fallo del poder judicial, podría facilitarse la desestabilización de la zona con fines políticos y económicos. Ojalá que no.

Los mismos habitantes afectados han llegado a decir que en último caso, si las autoridades no les dejan otra alternativa, se declararían autónomos, algo que así de momento no parece tan viable.

En fin, habrá que esperar todavía los resultados de la sesión que los ministros de la Corte tendrán este martes para saber bien a bien cómo queda la situación. En una de esas se abre la puerta para que se haga una consulta y que sean los habitantes involucrados los que decidan dónde quieren quedarse. Ya se sabe que ellos quieren seguir siendo chiapanecos.

PICOTAZOS. En Oxchuc siguen los problemas. Parece que un grupo de habitantes, empujados por políticos que pretenden por todos los medios que regrese el sistema de partidos para elegir a sus autoridades municipales, insisten en desbarrancar el proceso normativo. Se acercan los tiempos para organizar las elecciones y esta es la fecha que las partes no sólo no se han puesto de acuerdo para su realización, sino que cada día arrecian la confrontación. Lo más reciente es lo que sucedió el pasado sábado cuando pobladores de la comunidad de Pashtontijá, quemaron diez casas de pobladores de ese lugar, a causa de un conflicto por la disputa del control de la escuela primaria, informaron fuentes oficiales, aunque en el fondo se trasluce el conflicto por las elecciones y la sucesión municipal. Ojalá que las autoridades de todos los niveles hagan lo que tengan que hacer para evitar que el asunto se desborde y luego todos a llorar… Para reír: Un tipo sufría de un dolor de cabeza crónico infernal. Fue al médico que, después de los exámenes de rigor, le dijo: “Mi querido, tengo una buena y una mala noticia. La buena es que puedo curarlo de ese dolor de cabeza para siempre. La mala es que, tengo que castrarlo, pues sus testículos están presionando la columna vertebral y eso provoca un dolor de cabeza infernal. Para aliviar el sufrimiento, necesito quitarlos”. Como es natural, el tipo cayó en depresión. Pasó días y días meditándolo. Se preguntaba si había algo por lo que valiera la pena vivir, pero no tuvo más remedio que someterse a la voluntad del bisturí. Cuando dejó el hospital, ya no sentía el dolor de cabeza, por primera vez, después de 20 años. Sin embargo, se dio cuenta de que una parte importante le estaba faltando. Mientras caminaba por las calles notaba que era un hombre diferente, que podría tener un nuevo comienzo. Vio una tienda de ropa masculina de lujo. “Esto es lo que necesito”, se dijo, “quiero un traje nuevo”. Entró y el sastre, un hombre de edad avanzada, le dio un vistazo y le dijo: “Veamos... usted usa 44 de largo”. El tipo se río y asintió. ¿Cómo lo adivinó?”. El sastre agregó: “He estado en la rama desde hace más de 60 años”. Se probó el traje, que le quedaba a la medida”. Mientras se admiraba en el espejo, el sastre preguntó: “¿Qué tal una camisa nueva?”. “Claro, ¿por qué no?”, respondió. El modista lo miró y dijo: “34 de manga y 16 de cuello”, a lo que, con asombro, el tipo cuestionó: “¿Cómo lo supo?”. El sastre contestó: “He estado en la rama más de sesenta años”. Mientras andaba por la tienda, el costurero le sugirió: “¿Qué tal un calzoncillo nuevo?”. Miró sus caderas y le lanzó: “Veamos... creo que usted es talla 36”. Aquí, el tipo soltó una carcajada: “¡Esta vez falló! Uso 34 desde los 18 años de edad”. El Sastre sacudió la cabeza, negativamente y agregó: “No puedes usar 34. Ese tamaño presiona los testículos contra la espina, lo que provoca un dolor de cabeza infernal”. Moraleja: El negocio del médico es operar, así que antes, consulte a su sastre. (Cortesía del grupo de WhatsApp El Salvador en Chiapas). Fin