Oxchuc: más que tres nudos
Para evitar hechos de violencia lamentables como los ocurridos el miércoles, que dejaron un muerto y heridos de bala, sería bueno que se modifiquen las reglas para la elección de las autoridades municipales de Oxchuc por usos y costumbres.
El conteo debería de hacerse persona por persona y no al cálculo como se hizo ese día, pues en un mar de cinco mil manos por bando, por ejemplo, es muy difícil hacer una estimación más o menos exacta, sobre todo si se trata de una competencia cerrada como en ese caso.
En uno de los apartados de las reglas que establece que “no será necesario el conteo individualizado de los sufragios si la votación es visible y marcadamente mayoritaria o de unanimidad, pero en caso de que no sea así ese organismo tomará las decisiones que correspondan para organizar a los asistentes y proceder al conteo de la votación con el auxilio de las autoridades de cada comunidad”.
En el caso del miércoles fue una votación cerrada, por lo que en situaciones como esa, lo más práctico sería que el mismo día de las votaciones se haga ese conteo para evitar problemas, aprovechando la presencia de los simpatizantes de los candidatos. Hace años se hacía así en los plebiscitos para las elecciones internas del Partido Revolucionario Institucional (PRI) en Chamula, entre otros municipios.
La contienda del miércoles en Oxchuc se centró entre dos candidatos: Enrique Gómez López, de la continuidad del sistema de usos y costumbres, y Hugo Gómez Sántiz, que representa los intereses de caciques proclives al sistema de partidos políticos, que por ahora no tienen presencia formal en ese municipio.
Como se ha dicho, en un mar de cinco mil manos de cada bando y en tiempos diferentes (Hugo fue el quinto participante y Enrique el noveno), no se puede calcular con cierta precisión. No es posible notar una diferencia de, por ejemplo, 300 más o 300 menos de uno u otro lado.
A Enrique no le favoreció mucho que su gente se colocara en la zona del parque que escogió porque hay árboles y está el kiosco, además de la calle del derecho del templete porque no se tenía una perspectiva clara del número de asistentes, sin contar que había personas en otras calles alejadas del templete, desde donde se hacía estimación del número de votantes.
El grupo de Hugo, en cambio, ganó la estrategia, pues escogió el mejor lugar frente a la alcaldía, donde eran muy visibles y ruidosos, aunque eventualmente fueran menos.
Ante lo cerrado de la votación, lo más práctico hubiera sido que se contaran uno a uno los votos para que no quedara duda y ninguno de los dos candidatos se proclamara ganador como ocurrió, aunque Belisario Méndez Gómez, presidente del Órgano Electoral Comunitario (OEC), declaró triunfador a Enrique Gómez.
Entonces se dio el primer conato de enfrentamiento cuando seguidores de Hugo golpearon a Alan López López, integrante del OEC.
A gritos, ambos grupos, que permanecieron debajo de una leve llovizna, se atribuían el triunfo, por lo que ante el descontrol, la mesa de los debates declaró un receso. “No nos vamos a mover mientras no se resuelva el problema”, advirtieron los simpatizantes de Hugo, que se apoderaron del micrófono y dijeron lo que quisieron.
Después de más de una hora, se intentó reanudar la asamblea, pero nuevamente imperó el desorden y el caos, hasta que uno de los seguidores de Hugo Gómez tomó una silla y golpeó en la cabeza y hombros a uno de los miembros del OEC, lo que desató el enfrentamiento a sillazos, palos, piedras y cohetes. Los simpatizantes de Enrique Gómez se replegaban.
En ese momento terminó la asamblea en la que participaban más de 10 mil personas, sin que se eligiera a la síndica y los regidores.
Desgraciadamente, en el enfrentamiento fue asesinado a balazos Pedro Sántiz López, de la comunidad de Tzuniljá, partidario de Enrique.
Hugo y sus simpatizantes se negaron a aceptar el triunfo de Enrique y a que se aplique el apartado de las reglas para el conteo posterior, y por eso buscaron reventar la asamblea, como finalmente sucedió cuando uno de ellos estrelló una silla en la cabeza y el hombro de uno de los 19 integrantes del OEC.
Valga decir que los dos grupos estaban preparados para actuar en caso de ser necesario como finalmente sucedió, pues iban armados con resorteras y cohetes, muchos cohetes, al grado de que entre broma y en serio podría decirse el miércoles reventaron más pólvora que en la fiesta de Santo Tomás, el patrono de Oxchuc.
Fieles a su tradición, los habitantes de Oxchuc se dan con todo. Ese día se persiguieron y enfrentaron durante una hora por lo menos. Uno de los grupos rompió los cristales de la escuela Benito Juárez y vandalizó el vehículo en el que se transportaba la compañera fotógrafa, Isabel Mateos.
Lo más grave fue que, luego de disparos al aire de manera aislada al inicio del zafarrancho, se escucharon disparos de armas de fuego en las orillas de la cabecera y después apareció un grupo de hombres armados en una camioneta que llegó hasta el parque gritando el nombre de Hugo.
Otro grupo de hombres armados estaba en las inmediaciones de la cabecera, aparentemente del bando contrario, lo que da una idea de la magnitud de los intereses que se mueven en Oxchuc, que con tal de ganar son capaces de matar.
Lo que está en el aire por ahora es cómo queda la elección del miércoles, si será válida o no o habrá que repetirla. Cuando menos la noche del miércoles, el presidente del OEC se mantenía en su postura de que el gane era para Enrique, pero de todos modos, si fuera el caso, hace falta que se elija al resto de las autoridades.
La situación apremia más porque las nuevas autoridades deberán de tomar posesión el primero de enero y ya quedan apenas dos semanas para reponer o continuar el proceso.
Después de los graves acontecimientos del miércoles podría decirse que el proceso se ha manchado de sangre y que aludiendo a su significado de Tres Nudos, Oxchuc está hecho un verdadero enredo político del que no podrá salir fácilmente si todos los actores no ponen algo de su parte. Fin