Para llorar

Para bien o para mal, San Cristóbal de Las Casas es una vitrina nacional e internacional, por lo que todo lo que aquí sucede tiene repercusiones que traspasan las fronteras de México. 

Este es el caso de lo ocurrido el martes, cuando dos grupos de hombres armados que se mueven entre la militancia de organizaciones y de facciones dedicadas a actividades dudosas, se enfrentaron y se mostraron con sus armas durante cuatro horas en el poniente de la ciudad coleta. 

Todo indica que el objetivo principal era hacer una demostración de su poderío armado y exhibir la impunidad con la que se mueven, pues no se tiraban a matar, o por lo menos esa es la impresión que dieron, ya que, al parecer, los disparos, eran hacia el aire. 

Podría decirse que las imágenes que se difundieron a través de las redes sociales, fueron motivo de un escándalo nacional, por lo que todos los medios de comunicación, empezando por las televisoras, las difundieron profusamente. 

Es entendible la desesperación de muchas personas que viven en el área o que tenían que pasar por necesidad, cuando exigían que la policía y el Ejército entraran a poner orden, pero la presencia de las fuerzas de seguridad en ese momento, sólo hubiera agravado las cosas, ya que se corría el riesgo de un enfrentamiento en el que podría haber muertos de los dos bandos y de población civil. 

En estos casos es que se genera la polémica por la estrategia del gobierno federal de “abrazos, no balazos”, con la que una parte de la sociedad no está de acuerdo, pues deseara que los uniformados exterminaran a los delincuentes, como se hacía antes, sin que ello tampoco haya resuelto alguna vez el problema. 

Efectivamente, sin la presencia de las fuerzas de seguridad en esos casos, se nota una ausencia del Estado, por lo que los hombres armados como los que se paseaban el martes, se quedan con el campo libre para actuar como corresponde a un grupo de esa naturaleza. 

Pero, es necesario insistir, si los soldados, los agentes de la Guardia Nacional y los policías estatales se presentan cuando los hombres armados están apostados en un lugar, se corre el riesgo de un enfrentamiento que inevitablemente ocasionaría derramamiento de sangre.  

Es cierto que en este caso, los hombres armados estaban violando la ley y causando pánico y terror a la población, pero no hubo, o cuando menos no se denunció, una agresión física directa hacia algún poblador que ameritara la entrada urgente de las fuerzas de seguridad, que de todos modos no habrían hecho acto de presencia en el área, pues esa es ahora la estrategia. 

Lo que han dicho las autoridades es que el fondo del conflicto es la disputa del mercado de la zona norte de San Cristóbal, pero quién sabe si en el fondo existen intereses de otro tipo que mueven a estos grupos cuyos líderes no dan paso sin huarache. 

De todos modos, las autoridades están obligadas a delinear una estrategia efectiva para desarticular a esos grupos que tienen asolada a la ciudad desde hace un buen tiempo.             

Como ya se ha dicho, no basta con realizar patrullajes en sus zonas de influencia, sino de llevar a cabo acciones como un desarme real y la detención de los líderes que las mismas autoridades tienen perfectamente bien ubicados. 

Lo que es un hecho es que estos grupos no van a desaparecer por arte de magia. Si no hay una estrategia bien definida, no sólo seguirán operando, sino que incrementarán su accionar, y con mayor razón si son utilizados con fines políticos como ha sucedido. 

Las autoridades municipales, sobra decirlo, están rebasadas desde hace mucho tiempo, por lo que es necesario que el caso lo tomen los gobiernos federal y estatal. 

Claro que de alguna manera es un tema de organizaciones y por lo tanto las autoridades municipales y la delegación de gobierno tienen que operar hasta donde tengan capacidad, pero si aparecen armas de grueso calibre, el asunto toma otra connotación. 

Con justa razón, muchos prestadores de servicios turísticos están muy preocupados por todo lo que está sucediendo en la ciudad con la inseguridad, ya que por temor a encontrarse en medio de una balacera, los turistas vendrán cada vez menos a visitar San Cristóbal de Las Casas, que ha sido considerado por muchos como el pueblo mágico más mágico. Ahora sólo falta que se le agregue que el turista podrá vivir experiencias cargadas de mucha, mucha adrenalina. (Un paisano y colega está valorando no sugerir visitar la ciudad coleta a su suegra y cuñado que vendrán de Alemania próximamente. Y así habrá varios casos). 

Y después de ver todo esto que está pasando, uno se pregunta cómo es que se siguen construyendo más y más hoteles en San Cristóbal. ¿Con qué turistas los van a llenar si la inseguridad los está ahuyentando cada vez más? 

El caso del martes fue tan escandaloso que ayer fue abordado por el presidente Andrés Manuel López Obrador en su conferencia mañanera y ya se sabe la amplia difusión que tiene ese espacio. 

Por lo demás, ese mercado nació en medio del conflicto y todo parece indicar que está condenado a seguir bajo esa maldición, al grado de que durante la misma inauguración hubo problemas que provocaron que los funcionarios asistentes prácticamente salieron huyendo para evitar ser agredidos. 

Además, esta es la hora que ni siquiera se ha podido echar a andar la terminal de corto recorrido que se construyó en ese sitio, con lo que se suponía se resolverían muchos problemas de tráfico vehicular en la ciudad. 

Ojalá que después de lo sucedido el martes, que quedará registrado en la memoria de muchas personas, las autoridades hagan algo para evitar que se repitan los hechos que desprestigian a la ciudad chiapaneca más visitada por turistas nacionales y extranjeros. Fin