También en EU se cuecen habas

Mientras el tráfico ilegal de humanos siga siendo un gran negocio para muchas personas, empezando por funcionarios públicos de los diferentes países involucrados, no cesarán las tragedias como la ocurrida el lunes en Texas, Estados Unidos. 

El motor que mueve ese negocio ilícito está anclado en redes transnacionales a las que no les importa la vida de los migrantes, por lo que poco les interesa tomar las medidas necesarias para protegerlos durante los largos trayectos que tienen que transitar desde la salida de sus países de origen. 

Varias de las grandes desgracias sucedidas a migrantes han pasado en México, pero ahora fue en el mismísimo Estados Unidos, país de destino de miles y miles de personas que deciden abandonar sus naciones en busca del llamado sueño americano, que a veces termina en pesadilla como en este caso. 

Es decir, no sólo México se ha convertido en la tumba de muchos indocumentados que buscan una vida mejor para ellos y sus familias o que simplemente huyen de la violencia para evitar la muerte.  

Con la trágica muerte de 53 migrantes ocurrida el lunes en Texas, Estados Unidos, ha quedado claro, una vez más, que también en ese país impera la corrupción, pues de lo contrario no hubiera sido posible que un tráiler lleno de indocumentados transitara por la carretera. 

De acuerdo con el comisionado del Instituto Nacional de Migración (INM), Francisco Garduño, la unidad en la que murieron 53 migrantes inició su trayecto en suelo de Estados Unidos, donde pasó por dos revisiones; nunca estuvo en puestos fronterizos mexicanos. 

Los migrantes fueron encontrados muertos el lunes en el interior de un tráiler en una carretera en Texas, en la región de la frontera entre México y Estados Unidos.      

Los presuntos responsables directos de la tragedia en Texas son, esos sí, mexicanos, pues de acuerdo con información procedente del vecino país, ya fueron detenidos Juan Francisco N y Juan Claudio N, identificados en el tráfico de personas que desató la tragedia. 

Incluso, el conductor de la unidad, identificado como Homero N pretendió hacerse pasar por indocumentado sobreviviente para tratar de evadir la responsabilidad legal. 

El gobierno del vecino del norte no tiene, pues, autoridad moral para presionar a México para que contenga la migración porque en sus narices pasan los tráiler cargados con indocumentados sin que los policías los vean. 

Apenas han pasado seis meses del trágico accidente del 9 de diciembre en la carretera Chiapa de Corzo-Tuxtla Gutiérrez en el que fallecieron 56 migrantes de diferente nacionalidad y ahora este nuevo desenlace fatal. 

Qué casualidad que hasta ayer el número de muertos en ambos casos es similar: 56 en Chiapas y 53 en Texas, aunque a diferencia del primero en el que no había connacionales, en el del lunes pasado perdieron la vida 27 mexicanos. Eso significa que en las unidades viajan hacinados y en condiciones deplorables decenas de indocumentados. 

Podría pensarse que sólo los migrantes de Centro y Sur América, además de los caribeños, entre otros, están expuestos al riesgo debido a que tienen que transitar por México, que se ha convertido en riesgoso y para muchos en un paso casi mortal, pero no, también los connacionales corren la misma suerte, no en su tierra sino en el país del llamado sueño americano. 

Y a pesar de todas estas desgracias, cuando se le pregunta a algunos habitantes que han decidido emigrar de sus países en Centroamérica u otros, responden que prefieren correr todos los riesgos, incluso el de perder la vida, que quedarse en sus naciones. 

Quien sabe si no entre las víctimas de Texas viajaban algunos de los centroamericanos que en días pasados participaron en las caravanas que salieron de Tapachula y que como resultado, las autoridades migratorias les dieron documentos para trasladarse a la frontera norte, con la finalidad ingresar al vecino país del norte. 

Un dato que no puede pasarse por alto es el relacionado con el robo (o compra, porque a veces sucede) de credenciales del Instituto Nacional Electoral (INE), ya que entre los heridos apareció el nombre Haneydi Jazmín Antonio Guzmán, originaria del ejido Ricardo Flores Magón, municipio de Escuintla, situado en la costa de Chiapas, pero luego contrajo matrimonio y se mudó al ejido Unión Costa Rica, del vecino municipio de Villa Comaltitlán. 

Una vez que se enteró de que su nombre aparecía entre los lesionados en Texas, la mujer dijo que esa credencial le fue robada en Tapachula hace año y medio, aproximadamente, lo que significa que la portadora pudo cruzar todo México con ese documento sin mayores problemas. 

El gobierno del vecino del norte no tiene, pues, autoridad moral para presionar a México para que contenga la migración porque en sus narices pasan los tráilers cargados con indocumentados sin que los policías los vean. 

Queda claro, entonces, que el gran problema del fenómeno mundial de la migración son las fronteras. Sin estas barreras no habría tanto sufrimiento para miles y miles de personas como se está viendo también en Europa. 

De verdad, ojalá que los gobiernos de Estados Unidos y México, los dos principales involucrados en el tema migratorio, acuerden cambiar la estrategia para evitar más desgracias que enluten a muchas familias, cuyos integrantes sólo buscan, con todo derecho, mejores opciones de trabajo para tener una vida más digna. 

Picotazos. Qué triste: un periodista más fue asesinado ayer en México. Se trata de Antonio de la Cruz, reportero del periódico Expreso, de Tamaulipas. Fue acribillado a balazos cuando salía de su domicilio, en la calle Puerta de la Luna, del fraccionamiento Puerta de Tamatán, en Ciudad Victoria. El es el décimo comunicador asesinado en lo que va del año. Cubría temas de nota roja, agropecuarios y de medio ambiente, y hasta donde se sabe, mantenía una línea crítica hacia el gobierno. fin