Migración: hora de acuerdos
Alito, en Suiza.
Ojalá que la serie de accidentes trágicos sucedidos en los días recientes a migrantes centroamericanos y mexicanos generen las condiciones para que en su reunión programada para el 12 de este mes en Washington, los presidentes Andrés Manuel López Obrador y Joe Biden, discutan ampliamente el tema y tomen decisiones que cambien la política de contención que está causando muchas muertes.
Ambos mandatarios tienen que hacer lo que esté en sus manos para evitar que haya más tragedias que enlutan a decenas de familias como acaba de suceder con los 53 migrantes muertos por asfixia en un tráiler en Texas, entre ellos 26 mexicanos. Es decir, los migrantes de otros países del sur y del Caribe mueren en territorio mexicano y los mexicanos en suelo estadounidense.
De entrada, López Obrador anunció el martes, que propondrá de manera central a su homólogo regularizar los flujos migratorios en la región, aunque dijo no desconocer la complejidad de alcanzar un convenio fundado en su propuesta, pero ya es hora de acuerdos que beneficien a los dos países y sobre todo, a los migrantes.
Solo de diciembre a la fecha han muerto en ambos países más de 100 personas de diferentes nacionalidades, incluyendo a mexicanos que buscan llegar a Estados Unidos.
Dado que uno de los temas principales del encuentro será el migratorio, López Obrador y Biden deberían de buscar mecanismos para humanizar, válgase la expresión, los flujos de personas que en grandes cantidades siguen llegando a México con la finalidad de cruzar la frontera del país vecino en busca de trabajo.
No por anunciado dejar de llamar la atención el hecho de que una gran cantidad de venezolanos se está desplazando hacia México, después de travesías en verdad riesgosos, sobre todo en Colombia y Panamá, para buscar el llamado sueño americano.
Por lo que puede observarse, ahora son dos vías para que los migrantes crucen hacia el país de las barras y las estrellas. Por un lado, sigue el tráfico en transporte terrestre a través de los llamados polleros. (Apenas la noche del martes sucedió un accidente en el tramo carretero ubicado entre Ocozocoautla, Chiapas y Las Choapas, Veracruz, con saldo de una veintena de lesionados).
Por otro, los miles de migrantes que no tienen mucho dinero para pagar las exorbitantes cantidades de dinero que cobran los traficantes de humanos, se arriesgan a la aventura y llegan a Tapachula buscando que las autoridades les den una visa para transitar o asilo para quedarse en México.
Como la realización de los trámites se volvió un proceso tortuoso, se inventaron las caravanas que al principio, todavía en el gobierno federal anterior, causaron mucho ruido, pero que ahora se han convertido en la vía más rápida para que las autoridades migratorias les den un documento para transitar hacia la frontera norte. Lo demás, el paso a Estados Unidos, corre por su cuenta, ya que lo hacen a través de coyotes.
Los extranjeros saben que ahora ya ni siquiera es necesario caminar más allá de Huixtla, pues a los integrantes de los últimos contingentes les han entregado sus documentos en cuestión de días en las instalaciones migratorias ubicadas en el sitio llamado Cerro Gordo, a pocos kilómetros de la cabecera de ese municipio ubicado a tan sólo 40 kilómetros de Tapachula
Da la impresión que el gobierno mexicano modificó un poco la estrategia y con el pretexto de la presión de las caravanas, en poco tiempo les entregan los permisos de 30 días, suficientes para que se trasladen a la frontera norte para seguir su camino. No piden más que eso.
Es probable que este cambio haya sido acordado con el gobierno de Estados Unidos, receptor final de los migrantes, ya que si del otro lado de la frontera hubiera oposición, simplemente serían contenidos a como diera lugar en tierras mexicanas.
Quien sabe si es pura coincidencia, pero este cambio sucede ahora que la mayoría de extranjeros proviene de Venezuela, país con el que Estados Unidos tuvo acercamientos a principios de este año por el interés del petróleo, luego de la invasión de Rusia a Ucrania. No es descartable un acuerdo entre los tres países para permitir el paso de los venezolanos que una vez en suelo del Tío Sam enviarán remesas al país sudamericano.
Alito, en Suiza.
Las acciones en contra del dirigente nacional del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Alejandro Moreno Cárdenas, se han incrementado en los últimos meses, por lo que como dicen algunos, parece estar más cerca de la cárcel que de la candidatura presidencial en 2024.
Independientemente del pleito que ya trae con el gobierno federal y con la gobernadora de Campeche, Layda Sansores, Alito, como es conocido entre amigos y familiares, la tiene muy complicada porque internamente muchos de los más encumbrados políticos lo quieren tumbar, debido al desastre en que se ha convertido su gestión al frente del otrora invencible partido, ya que ha perdido muchos espacios.
Con el desgaste político al que ha sido sometido no podrá aspirar a mucho en las próximas elecciones; bastante sería que estuviera todavía como líder nacional del PRI.
Seguramente muchos de sus correligionarios, el senador Miguel Ángel Osorio Chong, entre ellos, están buscando la candidatura presidencial para 2024. Muchos priístas coinciden en que él debió ser el abanderado en 2018, pero como su jefe, como sabía que López Obrador iba a ganar de todos modos, se hizo a un lado y prefirió buscar un escaño en la cámara alta para protegerse si era necesario.
El desgaste político de Alito golpeará inevitablemente al frente opositor que la derecha ha armado en contra del presidente, y es posible que las disputas internas en el tricolor provoquen que ese partido no se integre a la eventual coalición que pretende armar para enfrentar a Morena en 2024.
Entre que son peras o son manzanas, el dirigente del PRI nacional viajó a Suiza con el argumento de que buscará denunciar lo que él llama persecución política en su contra, aunque muchas personas piensan que más bien salió del país para protegerse mientras amainan las aguas. El asegura que en una semana estará de regreso en México. Fin