¡Qué enredo, por Dios!

En lugar de que se arreglen, las cosas se descomponen cada vez más en Teopisca, a causa de los tropiezos oficiales en la presunta búsqueda de una solución que ponga fin al conflicto por la disputa del poder político, ocasionada por el asesinato del alcalde Rubén de Jesús Valdez Díaz, ocurrido el 8 de junio. 

Están por cumplirse tres meses de ese suceso lamentable y la división, el deterioro del tejido social y la zozobra en el municipio son cada vez mayores, con el agravante de que no se vislumbra una pronta solución que deje satisfechos a los grupos involucrados. 

Tan fácil, aparentemente, que hubiera sido que una vez que había muerto Valdez Díaz, el Congreso nombrara a su sucesor de entre los integrantes del ayuntamiento elegido para el período 2021-2024, en lugar del concejo municipal. 

Era lógico que iba a haber jaloneos entre la síndica y los regidores por ver quién se hacía del puesto, pero no era algo que no se pudiera solucionar.  

Cuánto daño se hubiera evitado si se hubiera seguido lo que parecía más lógico. Los bloqueos carreteros que siguen todavía, han causado muchas afectaciones a miles de personas que nada tienen que ver en el problema.  

Ahora se han involucrado otros grupos con otros intereses, por lo que el asunto se enreda cada vez más. No era necesario esperar a que se llegara a este punto tan delicado. 

Como ya se dijo, la primera opción hubiera sido nombrar de entre los integrantes del ayuntamiento al sucesor de Rubén de Jesús, pero se optó por complicar las cosas. 

Después surgió la propuesta del grupo encabezado por Josefa Sánchez Pérez, de que ella fuera designada presidenta municipal sustituto. En lugar de atender esta demanda, las autoridades prefirieron que la legislatura estatal nombrara un concejo municipal, presidido por Luis Valdez Díaz, hermano del difunto alcalde, luego de obligar y/o pactar la renuncia de los miembros del cabildo, salvo de Josefa que rechazó solicitar licencia. 

Ante el entrampamiento del conflicto porque el grupo de Josefa no aceptó el nombramiento de Luis Valdez, el grupo de ella decidió nombrar la semana pasada su propio concejo municipal y proponerlo para que fuera reconocido oficialmente, pero como era de esperarse, eso no ocurrió porque el presidente concejal no aceptó.  

Mientras todo esto pasaba, el Tribunal Electoral del Estado de Chiapas le daba largas al fallo acerca del recurso que interpuso Josefa argumentando la violación de sus derechos políticos y de género, lo que contribuyó a que las cosas se fueran pudriendo más. 

Así llegó el martes 30 de agosto que marcaría uno de los episodios que tal vez influyan en la salida del conflicto, para bien o para mal, aunque sea temporal. Queda la duda de los dirigentes de quienes realizaron los bloqueos ya sabían cuál sería el sentido del fallo del Tribunal, o si por el contrario, el Tribunal aligeró la sentencia, precisamente por el bloqueo.   

Una de las preguntas que varias personas se hacen es por qué las autoridades desalojaron a los manifestantes si ya estaba por darse a conocer el resolutivo. ¿O los desalojaron justamente por eso? 

Lo que se vio durante el desalojo no es para alegrarse:  manifestantes disparando armas de fuego al aire o en contra del helicóptero que les lanzaba gases lacrimógenos y reteniendo y arrastrando a tres militares que luego fueron trasladados a la comunidad de Betania junto con 9 empleados municipales y tres unidades recolectoras de basura. 

Las imágenes, como es natural, se difundieron profusamente en medios de cobertura nacional. Cualquier persona que en otras partes del país o del extranjero vea a hombres disparando, como lo hicieron a pleno día, no querrá venir a visitar San Cristóbal que nada tiene que ver en el problema, pero como muchas veces sucede, los habitantes de los municipios aledaños llegan a la ciudad coleta a buscar que les resuelvan sus problemas. 

Apenas pasaron unas horas después del borlote causado por el desalojo, cuando el Tribunal dio a conocer su fallo y las cosas medio se apaciguaron. Ello facilitó la liberación de los tres militares que permanecían retenidos en Betania, no así de los empleados del ayuntamiento coleto, que fueron entregados a sus familiares hasta ayer. 

El Teech ordenó a las autoridades correspondientes que de entre los miembros del desaparecido ayuntamiento, designe al nuevo presidente municipal, pero Javier y Josefa prácticamente rechazaron el resolutivo al exigir al Congreso local que se reconozca el concejo municipal encabezados por ellos, designado por sus simpatizantes el 23 de agosto. 

Lo anterior, aunado a que Luis Valdez presuntamente interpondrá un recurso de inconformidad, entrampa de nuevo el problema porque lo que la instancia competente (el Teech) está ordenando es que se restituya a todo el cabildo, al tiempo que desconoce el actual concejo municipal.  

Sin embargo, existe una posible salida: si los integrantes del ayuntamiento constitucional deciden ratificar su decisión de no reintegrarse, el Congreso tendría que designar un nuevo concejo y ahí podría encontrarse una puerta para una salida, aprobando lo que Javier y Josefa llaman la “tercera propuesta”, encabezada por ellos dos. Habrá que esperar.  

Con el fin de presionar a las autoridades, Josefa y Javier movilizaron ayer a más de 3 mil personas -indígenas de la zona alta casi en su totalidad- en la cabecera municipal, con la única demanda de que sea reconocido el concejo que ellos encabezan. 

El caso es que parece un cuento de nunca acabar y todo porque desde el inicio se hicieron mal las cosas por los intereses políticos, económicos y de otro tipo. Lo malo es que al final, es la sociedad la que termina pagando los platos rotos. De paso, han afectado seriamente la imagen de San Cristóbal, ya que los hechos sucedidos durante el desalojo el martes, en los que salieron a relucir armas de fuego que ahora los líderes quieren negar, se han difundido profusamente en todas partes. Fin