Morena: ¿Ejemplo de unidad?

No ha trascendido públicamente si hubo acuerdos bajo la mesa o no, pero es de llamar la atención la tersura en que el sábado fue elegido por unanimidad el nuevo dirigente del partido Morena en Chiapas, Carlos Molina Velasco.

Después de todo el merequetengue que se vivió en las elecciones para consejeros distritales con acarreo, uso de recursos públicos -el titular de la Secretaría para el Desarrollo Sustentable de los Pueblos Indígenas, Emilio Ramón Ramírez Guzmán fue uno de los que más se lució usando-condicionando los programas- parecía que en la elección del presidente estatal saldrían chispas.

Pero no. Según algunos de los asistentes, los consejeros tardaron más en ingresar al salón del hotel capitalino en que se llevó a cabo la asamblea que en la elección misma.

Además, las candidaturas a todas las carteras en el comité estatal fueron únicas, lo que significa que ya iban “planchadas”; es decir, hubo acuerdos y amarres previos para evitar al máximo cualquier alboroto.

De acuerdo con asistentes, sólo uno de los 130 consejeros faltó, y los 129 que acudieron votaron unánimemente por los candidatos propuestos, electos en paridad de género. ¿A cambio de qué? No se sabe.

Sin duda, es buena noticia que en lugar de agarrarse del chongo, los morenistas hayan elegido a los integrantes del nuevo comité estatal en un ambiente de paz y tranquilidad, dando así un ejemplo de civilidad, que tanto le hacía falta, después del espectáculo ofrecido en la elección de los consejeros.

Desde luego que lo anterior no significa que no haya inconformes y que más adelante no se vayan a expresar desacuerdos, pero cuando menos hasta ahora no han aparecido públicamente voces discordantes.

Tampoco hay forma de saber cómo estuvieron realmente las cosas adentro porque los asistentes tuvieron que dejar sus teléfonos, con el fin de evitar filtraciones que traspasaran las cuatro paredes del salón.

Dadas las características de la izquierda y el jaloneo político de rigor, es necesario insistir en que contrario a lo que muchos suponían, Morena salió indemne de sus elecciones para renovar la dirigencia estatal.

Ojalá que con la elección del nuevo dirigente estatal desaparezcan o disminuyan los piques que había entre el saliente Ciro Sales con Molina Velasco que en nada ayudaban al partido.

Todo parece indicar que con el nuevo comité comienza a aceitarse la maquinaria que operará para las elecciones de 2024 en la entidad, donde se augura desde ahora la repetición del triunfo morenista.

Es cierto que muchos consejeros ganaron ese puesto en las elecciones recién pasadas con todo tipo de mañas, al puro estilo del caduco Partido Revolucionario Institucional (PRI) y es probable que más adelante les cobren la factura los morenistas, pero en la asamblea estatal del sábado se alinearon a sabiendas de que muchos de ellos ya pusieron las bases para una candidatura en las elecciones de 2024.

Lo que importaba era ganar como consejeros y por eso los candidatos en los distritos de San Cristóbal, Huehuetán y Pichucalco, que repitieron elecciones por el cochinero denunciado en la primera, tuvieron que gastar-invertir el doble. Pero eso no importó. Lo urgente era ganar a como diera lugar.

La pregunta obligada es: ¿La elección unánime del nuevo comité significa que hay unidad o sólo es en apariencia? Lo más probable es que el nuevo dirigente tendrá que trabajar mucho para mantener la cohesión y evitar que en el reparto de candidaturas se fracture el partido, complique y ponga en riesgo los triunfos.

Por ahora, por ejemplo, no se sabe si hay o no dirigentes de comités municipales en todas las demarcaciones de la entidad o si van a aparecer a la hora de la hora para empezar de cero el trabajo político.

Luego sucede que cuando llegan al poder, los partidos -ahí está el PAN- basan sus estrategias en el uso de los programas sociales para conseguir los votos, en lugar de hacer trabajo político -no politiquería- permanente.

Posiblemente más adelante se sabrá qué tan real fue la unidad en la que supuestamente fue elegida la nueva dirigencia. De todos modos, parece que hay motivos para que los morenistas celebren que la asamblea no terminó a sombrerazos como se dice.

Picotazos. El sábado se cumplió un mes de que 10 trabajadores quedaron atrapados por una inundación en la mina de carbón El Pinabete, sin que hayan sido localizados. Con el paso de los días se pierden tristemente más las esperanzas de que pudieran estar con vida, aunque nada es imposible. A veces da la impresión de que las autoridades no han actuado de la mejor forma para tratar de rescatarlos. Pareciera que hubieran podido hacer más de lo que hasta ahora han hecho, o, mejor dicho, con mayor rapidez. Desgraciadamente las condiciones de la mina se han complicado porque un mes después, sigue inundada, incluso el nivel es más alto que al principio, debido al ingreso de escurrimientos por las lluvias que desde hace dos semanas son intermitentes en la región carbonífera… Parece que el caso Teopisca se encamina hacia una solución. La resolución del Tribunal Electoral del Estado de Chiapas del 30 de agosto ha abierto la puerta hacia una solución, al ordenar la restitución de los integrantes del ayuntamiento constitucional que presidía Rubén de Jesús Díaz, asesinado a balazos en la cabecera el 8 de junio. Pero mientras los grupos que se disputan el poder político en ese municipio se ponen de acuerdo, los seguidores de Josefa María Sánchez Pérez, quien probablemente sea designada presidenta municipal sustituta, continuaban ayer con el bloqueo que ya cumplió más de tres semanas. De esta forma, miles de personas que nada tienen que ver en el problema siguen siendo afectadas por esta medida radical. Entre los afectados se encuentran alrededor de 40 conductores de camiones de carga que no pueden seguir ni regresarse. Por lo pronto, los integrantes del desintegrado ayuntamiento, ya fueron notificados de que con el fallo del Tribunal deben de reintegrarse al cabildo. Al cierre de esta columna daba la impresión de que es cuestión de horas para que el conflicto se resuelva. Fin