La seguridad, tema de disputa.

Este septiembre, el mes patrio, ha comenzado muy movido en el ámbito político nacional, al grado de que desde ahora podrían irse definiendo reacomodos con profundas implicaciones para las elecciones presidenciales de 2024, pues podría estarse gestando la ruptura de la alianza Va por México. 

El punto de quiebre visible es la iniciativa constitucional que presentó la diputada priísta, Yolanda de la Torre que plantea ampliar la presencia de las Fuerzas Armadas en las calles hasta 2028, acorde con pretensión del palacio nacional. 

Desde que se supo de la presentación de la iniciativa, las dirigencias de los partidos Acción Nacional (PAN) y de la Revolución Democrática (PRD), amenazaron al dirigente nacional priísta, Alejandro Moreno Cárdenas, con que si no la retiraba, la alianza Va por México, integrada por esas tres fuerzas políticas, no continuará. 

Tal iniciativa ha provocado asimismo, que las facciones del Partido Revolucionario Institucional (PRI) ahonden su división interna y trasladen su disputa por la dirigencia nacional al ámbito legislativo. 

Además, ha dividido al PRI con sus aliados (PAN y PRD), lo que pone en riesgo la alianza opositora para las elecciones de 2024, en la que los detractores del presidente Andrés Manuel López Obrador fincan alguna esperanza, por mínima que sea, de arrebatarle el poder, o cuando menos disminuirlo. 

Para nadie es un secreto que el líder nacional del PRI, Alejandro Moreno Cárdenas, Alito, está acorralado y que probablemente esté buscando una salida a su situación personal para no ir a la cárcel, aprobando junto con su grupo y el partido oficial con sus aliados la propuesta de extender la intervención de las fuerzas armadas en la Guardia Nacional. 

Como es lógico, las señales políticas van y vienen. Es así como la gobernadora morenista de Campeche, su paisana, Layda Sansores, que con la divulgación de una serie de audios comprometedores se ha convertido ariete en contra de Alito, anunció la suspensión temporal de su estrategia. Es decir, ha planteado una especie de tregua mientras corren los días para saber el desenlace de la votación de la iniciativa en el Congreso de la Unión. 

Aparte de solucionar su problema personal de lo que él llama persecución política, Moreno Cárdenas -tal vez pronto sus todavía aliados le modifiquen una letra a su apellido paterno y en lugar de Moreno le pongan Morena, por aquello de su acercamiento con el partido gobernante-, quizá tenga margen de pactar el triunfo en las elecciones de Coahuila y mantener aunque sea una gubernatura para no desaparecer, porque es muy difícil que en el palacio nacional se aceptara ceder el estado de México -otro de los bastiones que todavía tiene el tricolor, en juego en próximas elecciones-, considerado la joya de la corona, por el alto número de votantes con que cuenta.  

El partido que gane las votaciones en esa entidad, habrá dado un paso importante hacia el triunfo en 2024, por lo que la pelea será a muerte. Sin embargo, es probable que a Morena no le cueste tanto ceder Coahuila, que por mucho no tiene la importancia del estado de México.  

Esta última entidad será probablemente, por otra parte, la prueba de la solidez de la alianza Va por México, que a juzgar por como se están dando las cosas, se tambalea. 

Por más que pataleen, el PAN y el PRD saben que si el PRI se sale de la coalición, sus posibilidades serán mucho menores para tratar de ganar las elecciones presidenciales de 2024.  

De por sí la oposición no tiene mucho con qué competir en condiciones reales de ganar. Aún con las tres fuerzas unidas es muy improbable que triunfen, a menos que en un año y medio las cosas cambien radicalmente en el país. Para el tricolor en cambio, pactar con el poder nacional podría representarle una bocanada de aire para su sobrevivencia. 

Las presiones del PAN, del PRD y de una fracción del mismo PRI en contra de Alito se incrementarán en estos días porque él insiste en defender la iniciativa de su compañera, Yolanda de la Torre, a pesar de las amenazas de sus todavía aliados. 

Ayer mismo, poco antes de que ofreciera una conferencia de prensa para explicar su defensa a la propuesta, las dirigencias del PAN y del PRD se adelantaron a anunciar la suspensión temporal de su alianza con el PRI para meterle presión. 

Aun así, el líder del tricolor mantuvo su postura de apoyar la iniciativa de que continúen los militares en las calles y al mismo tiempo refrendó su decisión de seguir en la alianza. 

Como es difícil armonizar ambas cosas, de uno u otro lado le pasarán la factura, y por lo que se ve hasta ahora, será del lado de los partidos con los que todavía sigue la alianza, cada vez más en riesgo. 

Uno de sus argumentos con cierta validez es que los gobiernos estatales del partido que sea, necesitan el apoyo de la federación a través de la presencia de los militares en las calles en las tareas de seguridad pública. Hasta los mandatarios panistas como el de Guanajuato, donde existe mucha violencia, tienen que estar a favor de la estrategia. 

También se debe de decir que los legisladores de oposición están en contra no tanto porque no convenga ampliar hasta 2028 la intervención del Ejército mexicano y de la Secretaría de Marina en la Guardia Nacional, sino por intereses políticos con fines electorales, ya que, a partir del acuerdo de no aprobar las reformas propuestas por el ejecutivo federal, pretenden consolidar la Alianza Va por México, que parece tambalearse. 

Además, porque el tema de la inseguridad en el país, será seguramente el eje del discurso opositor de la campaña presidencial de 2024, si es que para entonces las cosas siguen sin mejorar como hasta ahora. Puede decirse que desde ahora ese es el tópico de disputa y de posicionamiento entre el gobierno y la oposición. 

En medio del debate, el presidente López Obrador le atizó al sugerir al PRI “divorciarse” del PAN y del PRD, con lo que se quebraría la alianza Va por México.