Madres en resistencia IV
El gran Kalimán
Luis, Paco y Erick
Ángel y la ONU
“Su mamá se lo decía:
Rosa, esta noche no sales;
mamá no tengo la culpa,
que a mí me gusten los bailes…”
1.- El folclórico corrido de Rosita Alvirez evoca la tragedia, es decir, cuando resulta inútil controlar tus propios instintos básicos, esos que contribuyen a la supervivencia. Mi abuela Sirfinia, que era una filósofa de aldea, decía: “No mata el rayo, mata la raya”.
La fecha que expiró, Sirfinia estaba en su cama artesanal de madera rústica (guayacán) y mecate (pita), materiales muy resistentes. La rodeaban sus hijos (32), hermanos y nietos.
Ella, matriarca de una extensa generación, brava como la chingada, repartió la herencia y a los pocos minutos dijo: “Pinche puta, la huesuda ya está aquí”. Se fue en paz y jamás hubo pleitos por las enormes propiedades: ranchos, codiciados terrenos, casas, muchísimo ganado y oro. Decían que tenía un pacto faústico.
Sin marcapasos
2.- Son las 4:40 de la madrugada. Los destellos del domingo se pierden entre las luces de neón. Luis, Paco y Erick salen de un bar llamado La Cantinita, ubicado en aquel tiempo a unos 500 metros del puente de colores, en la extinta fuente Mactumactzá.
Se conocían de niños. Habitaban el mismo fraccionamiento, Santa Clara. Jugaban fútbol soccer y sus familias tenían una buena relación. Los domingos hacían algún asado o barbacoa.
Luis, 21, Paco 22 y Erick 23 están en la etapa donde un individuo empieza a consolidar su identidad y define metas personales. Como en la canción Devuélveme a mi chica, de Hombres G, le ponen a la vida un toque de amor, rebeldía y humor, sin marcapasos.
La Cantinita
3.- A La Cantinita entraron empezando la noche del sábado, 8:30 quizá. Tomaron cervezas sin imaginarse, claro, que ese sería su último día juntos, al menos en el plano terrenal. El destino es una fuerza de sucesos muchas veces fatales.
Abordan el vehículo Volkswagen, Bora, color vino. Erick va al volante. Maneja a 120 kilómetros por hora y al llegar al cruce de la Unicach y el viejo hotel Bonampak pierde el control del auto, éste da incontables tumbos hasta envolverse en llamas.
Los tres, lamentablemente, fallecen. Erick lleva la peor parte pues su cuerpo quedó calcinado. La labor de bomberos y paramédicos es complicada, difícil, dolorosa. Ah, la muerte, siempre presente en formas eclécticas.
Ángel
4.- Me da gusto ver que el alcalde Ángel Torres Culebro supervisa el programa alcoholímetro para construir una capital más ordenada, bajo una perspectiva integral acorde a los lineamientos de la ONU.
No sé si mi abuela Sirfinia tenía razón con su paremia “no mata el rayo, sino la raya”, pero las estadísticas de la OMS sobre accidentes relacionados con el alcohol son perturbadoras: al año, en el mundo mueren tres millones de personas y en México 24 mil.
La autoridad municipal aplica alta tecnología usando tres unidades que detectan vehículos ilegales, con cámaras de 360 grados chequeando el desempeño del personal y, así, mantener intocadas las garantías constitucionales.
Parece simple, empero, tiene un enorme valor para nuestra sociedad: se llama prevención. ¿Por qué no se hizo antes? Le recuerdo que gobernaban ladrones. Luis, Paco y Erick quizá hoy estarían vivos…
Madres buscadoras (IV)
En lo que se refiere a la colectiva Madres en Resistencia, el fiscal Jorge Luis Lláven Abarca informó que la Comisión Estatal de Derechos Humanos realizó una petición para que se giren medidas precautorias a favor del grupo que se encuentra afuera de las instalaciones.
La solicitud del Ombudsman fue atendida de manera inmediata, toda vez que se envió un documento a las fuerzas del orden público para que garanticen su integridad física. Nadie va a tocarlas y menos la policía.
En un live (enlace en vivo) desde su cuenta de Facebook, el doctor Llaven reiteró que se continuará trabajando junto a los tres niveles de gobierno para que Tuxtla Gutiérrez sea la capital más segura del país, y hacer que Chiapas sea el estado más seguro a nivel nacional.
Telaraña
Aquí, nunca había ocurrido una polarización tan extrema como en el caso de las Madres Buscadoras. Me parece que han obtenido un efecto bumerán, más allá de la empatía. Esa zona es ahora mismo un infierno…
He leído comentarios indignantes por los daños a la economía del sector y, por ser una arteria fundamental, el caos se extiende en la capital. Cientos, muchos cientos de opiniones en redes sociales se preguntan ¿por qué no las desalojan? ¿Por qué tres o cuatros señoras tienen secuestrada a Tuxtla?
Un desalojo es inviable y nunca jamás en un gobierno humanista. Sin embargo, si una de las partes de manera absurda y arrogante rechaza dialogar, todo conflicto se vuelve una telaraña y eso es precisamente lo que estamos viendo en este asunto.
Serenidad y paciencia, decía el gran Kalimán…








