Conforme los países empiezan a relajar restricciones relacionadas con el covid-19, una pregunta se generaliza: ¿El coronavirus sigue siendo una pandemia, o es ya una endemia que permita ver la luz al final del túnel? ¿O se trata más bien de una sindemia? Y, en última instancia, ¿cuál es la diferencia?

Antecedentes

En marzo de 2020, la Organización Mundial de la Salud (OMS) determinó que el covid-19 constituía una pandemia, al cumplir dos criterios: se trata de una enfermedad que afecta a más de un continente, y los casos en cada país no son importados, sino transmitidos comunitariamente. Es decir, de origen local. De entonces a la fecha han surgido incluso una serie de variantes, la última de ellas ómicron, que desató una nueva oleada, por ser más contagiosa, pero que de acuerdo con algunos expertos podría marcar la recta final hacia la salida.

En ese sentido, comentan que el covid-19 estaría comenzando a comportarse ya como una endemia, es decir, una enfermedad en una zona geográfica, con una prevalencia crónica alta. El investigador virólogo de la Universidad Estatal de Stony Brook (Nueva York), Jerónimo Cello, plantea que un virus se vuelve endémico cuando su circulación empieza a disminuir y los cuadros son más leves.

Cello reconoce que es difícil anticipar si esta posibilidad será igual en todos lados. Probablemente no sea así, porque depende de cuál es el grado de vacunación existente, cuántos infectados, qué clima hay y qué interacción se da entre la gente. “Todos esos factores hacen la heterogeneidad y pueden determinar que en algunos lugares haya más brotes que en otros. No hay que esperar una respuesta similar en todos lados”, describe.

José Antonio López Guerrero, titular de Microbiología, comparte que se va hacia una endemia. Y ómicron, opina, ha contribuido a ello, al infectar a tantas personas, incluyendo vacunados.

“Ómicron dejará una inmunidad funcional o natural que –de no aparecer otro monstruo– hará que convivamos con la enfermedad de manera estacional, será endémica”, sintetiza.