Desmintiendo los mitos sobre la seguridad alimentaria mundial

Hemos leído con detenimiento el artículo del embajador del Reino Unido, Jon Benjamin, publicado en este diario el 23 de junio. Su texto lleno de clichés propagandísticos constituye otro intento de desinformar al público mexicano ante la operación militar especial realizada por Rusia en Ucrania. Llama la atención que el embajador Benjamin no ha podido dar ni un ejemplo de las supuestas acciones de Rusia.

Recordemos que la ONU advertía del riesgo de una crisis alimentaria global aún en 2020. Entre las razones del alza de precios de los productos agropecuarios están las consecuencias de la pandemia (que rompió cadenas de valor y transporte), la acelerada “transición verde” (que ha generado un encarecimiento récord de energía), las guerras comerciales y desastres naturales.

No hay pruebas de que Rusia esté bombardeando campos o reservas de cereales ucranianos. Estos bombardeos, así como ataques contra la población civil de Donbás, los está perpetrando el ejército ucraniano que utiliza, entre otros, armas y mercenarios británicos. Cabe preguntarse si esta “ayuda” de Londres aporta a la resolución del conflicto o, al contrario, provoca su prolongación.

Las fuerzas rusas no impiden la cosecha en Ucrania. Las autoridades de Kiev han declarado que la campaña de siembra se está llevando a cabo exitosamente. A su vez, Rusia ya ha enviado 40 toneladas de semillas a Donbás, ha desminado más de 200 hectáreas del campo y está restaurando la infraestructura agraria destruida por las fuerzas ucranianas.

Hablando del bloqueo de los puertos marítimos de Ucrania, es el propio régimen de Kiev que instaló más de 420 minas, negando la salida de decenas de buques extranjeros varados y amenazando a sus tripulaciones con bombardeos. Rusia está tomando todas las medidas para normalizar la navegación civil. Ya reanudó su funcionamiento el puerto de Mariúpol desminado. La marina rusa diariamente abre corredores humanitarios en los mares Negro y de Azov, pero las autoridades de Kiev impiden su uso.

El aporte de Ucrania al mercado global de cereales no supera el 1% y por lo tanto no puede afectar la seguridad alimentaria mundial. Lo que sí la afecta son las sanciones antirrusas impuestas por el Occidente. Con estas medidas ilegítimas pretenden golpear a la mayoría de las empresas rusas, incluyendo el sector agropecuario y de fertilizantes.

Moscú no tiene intención de utilizar la seguridad alimentaria como un arma. Seguiremos cumpliendo con los contratos de suministro de productos esenciales a los socios internacionales, incluyendo los países de América Latina. Hasta finales de 2022 seremos capaces de exportar 25 millones de toneladas de trigo y satisfacer un 20 % del consumo global de fertilizantes. Continuamos prestando ayuda humanitaria a los países necesitados de alimentos.

El Occidente está tomando una medida tras otra para exacerbar aún más la complicada situación en los mercados globales de alimentos abusando de su retórica hipócrita para responsabilizar de sus propios errores a Rusia. Como bien dijo el embajador Benjamin, nos está claro quién tiene la culpa.