El histórico acuerdo firmado ayer sábado en Doha entre Washington y los talibanes pone fecha de caducidad a la presencia de las tropas estadounidenses en Afganistán y allana el camino para un diálogo intra-afgano que permita acabar con casi dos décadas de guerra.

El pacto prevé la retirada de cerca de 5 mil de los entre 12 mil y 13 mil soldados que Estados Unidos tiene desplegados en el país asiático en un plazo de 135 días.

Estas son algunas claves para entender la presencia de Estados Unidos en Afganistán y el camino hasta el acuerdo de paz.

11-S, el detonante

Todo comenzó el 11 de septiembre del 200, cuando, bajo la atenta mirada de millones de telespectadores en todo el mundo, aviones chocaron contra las torres gemelas en Nueva York y el Pentágono, mientras que otro cayó en Pensilvania.

El entonces presidente de Estados Unidos, George W. Bush, tardó apenas unos días en apuntar como cerebro del ataque al líder de la red terrorista Al Qaeda, Osama bin Laden.

La invasión

El 7 de octubre de 2001, apenas un mes después del 11-S, EE.UU. con el apoyo de Reino Unido lanzó la Operación Libertad Duradera contra el régimen del mulá Omar, que el mundo empezó a denunciar entonces por su represión a las mujeres y su conservadora interpretación del islam, además de su brutalidad.

Resurgimiento talibán

Bajo la batuta de Hamid Karzai comenzó la tímida reconstrucción de Afganistán, pero pocos años más tarde los talibanes se reagruparon y protagonizaron un resurgimiento con el objetivo de sacar a las tropas internacionales del país y restablecer un régimen puramente islámico.

Tropas internacionales dejan de luchar

En enero de 2015 terminó oficialmente la misión de combate que la Alianza Atlántica había mantenido en Afganistán y fue sustituida por la operación Apoyo Decidido, de capacitación y entrenamiento de las tropas afganas.

Diálogo EU-Talibanes 

El primer rayo de esperanza llegó en febrero de 2018, cuando la oficina política de los talibanes en Doha rompió con su línea habitual de rechazar frontalmente sentarse a la mesa con el Gobierno afgano y sus aliados estadounidenses, y urgió a Washington a tomar parte en un diálogo “directo”.

Arduo camino

El proceso sufrió un parón de tres meses el pasado mes de septiembre, cuando, a punto de cumplirse un año del inicio de las negociaciones, el presidente de EU, Donald Trump, canceló abruptamente los encuentros en respuesta a un atentado en Kabul en el que murió un estadounidense.

A finales de noviembre, una visita de Trump a Afganistán culminó en una nueva oportunidad para sellar un acuerdo.

La vuelta a la mesa de negociaciones estuvo envuelta en un halo de misterio y secretismo. La pasada medianoche concluyeron los siete días sin incidentes destacados.