Exconventos, compleja y lenta reconstrucción

En 1994 la Unesco incluyó en la lista de Patrimonio Mundial a 14 monasterios del siglo XVI que se distribuyen por municipios de Morelos y Puebla. Sin embargo, 25 años después de la declaratoria, los 14 inmuebles están cerrados debido a que resultaron dañados por el sismo del 19 de septiembre de 2017.

Los monasterios que conforman la llamada Ruta de los Conventos también están catalogados por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y se encuentran en 11 municipios de Morelos (Cuernavaca, Tepoztlán, Totolapan, Tlayacapan, Atlatlauhcan, Yautepec, Yecapixtla, Ocuituco, Tetela del Volcán, Hueyapan y Zacualpan de Amilpas), y en tres de Puebla (Tochimilco, Calpan, Huejotzingo).

A dos años del sismo, se hizo un recorrido por el Exconvento de San Juan Bautista y el Exconvento de San Guillermo -ambos en Morelos. Se constataron las afectaciones en esos inmuebles y los avances que han realizado especialistas como arquitectos, arqueólogos, geólogos, restauradores e ingenieros.

Desde lejos, el Exconvento de San Juan Bautista, ubicado en Tlayacapan, se ve rodeado por andamios y una malla metálica que anuncian el cierre del espacio; la idea se refuerza con las grietas en la fachada y los montones de escombros.

Parte del techo del inmueble cuenta con un laminado porque tiene grietas, la mayor es una de 20 metros con un desfase de 30 centímetros, explicó el ingeniero civil Antonio Moreno, miembro del equipo de expertos que ahí trabaja.

La grieta del techo está cercada con cinta de seguridad, pues el riesgo es latente. Los expertos decidieron que esa zona será removida para evitar accidentes futuros.

Desde el techo se pueden apreciar a la derecha, áreas que fueron dormitorios, cocina y oficinas. Todos los techos de esas áreas lucen blancos porque las grietas ya fueron restauradas y también fueron impermeabilizados. No obstante, del otro lado, un grupo de 20 personas trabaja todavía en la reconstrucción del contrafuerte que colapsó por completo.

Los restos de material del contrafuerte que pudieron rescatar están apilados, detalló Moreno: “Antes de volverse a usar, todas las piedras se limpian, es decir, les quitan los restos de argamasa (cal y arena). Para la reconstrucción se deben utilizar los mismos materiales, de lo contrario resultaría contraproducente”.

Así como están acumulados los restos afuera, también muchos hay al interior del templo.

En la nave principal está el área coral, que actualmente luce apuntalada con polines de madera y metal.