¿Explotando al turismo o al turista?

Muchas veces he escuchado decir a Miguel Torruco, secretario de Turismo, que debemos explotar al turismo y no al turista, ¡cómo no estar de acuerdo con esta aseveración! Sin embargo, algunas de las recientes orientaciones del ámbito público parecen ir en el sentido contrario a esta idea. Me refiero a la decisión tomada por el pleno de la Cámara de Diputados –y no considerada ni en la iniciativa enviada por el Ejecutivo, ni en el dictamen previo de la Comisión de Presupuesto– y que ha sido avalada por el Senado, de incrementar el Derecho de No Residente (DNR) de los 558.26 pesos vigentes, hasta la cantidad de 885 pesos y el Derecho de Servicios Migratorios (DSM) de 77.91 hasta los 380 pesos. Las dos tributaciones son realizadas por los turistas internacionales que visitan México y que se internan al país por vía aérea.

Para ser un escenario en el que no habría aumento de impuestos un incremento de 98.7% no parece poca cosa.

En reiteradas ocasiones me he referido en este espacio al DNR, pues este nació como un acuerdo entre los sectores público y privado en 1999, a través del cual se financiaría la promoción turística del país, así como se mejorarían los servicios migratorios para los turistas. En las modificaciones de la Ley Federal de Derechos para 2020 se ajusta lo que ya había hecho la Ley Federal de Ingresos, en el sentido de que los recursos ya no se destinarán más a la promoción y se utilizarán en 80% para “…estudios, proyectos e inversión en infraestructura que determine el gobierno federal con objeto de conectar, fortalecer, generar accesibilidad, iniciar o mejorar los destinos turísticos del país, entre otros”.

Lo que en principio parece ser que alimentará el presupuesto que se canalice para la obra del Tren Maya, aunque hay una amplia discrecionalidad en la parte final del cuerpo legislativo aprobado.

Las medidas aprobadas, sin duda, reducen la competitividad turística del país, pues el valor percibido por los turistas se basa en la relación existente entre lo que se ofrece al mercado y lo que se pide a cambio; en este caso, sin promoción se ofrece menos y, en contraparte, se aumentan los costos con lo que el valor percibido disminuirá.

El absurdo supuesto de que estas cifras son menores y el turista ni se da cuenta de ellas, ni vota, no alcanza para fundamentar una desafortunada decisión, pues si hay un efecto en términos del incremento de los precios que cada vez costará más ser asumido en las tarifas aéreas –pues allí se cargan ambos Derechos–, y, por otro lado, el turista sí vota, pero lo hace a través de la elección de su destinos de viaje y seguro no favorecerá un destino que aumenta precios en un escenario como el que se presenta de una brutal competencia por demanda debilitada: los turistas internacionales que ingresan por vía aérea sólo crecieron 1.3% entre enero y agosto, en comparación con el mismo periodo del año previo.

El principal mercado emisor de turistas hacia México es Estados Unidos y aunque sigue teniendo un desempeño muy positivo (no para nuestro país, pues a agosto hay una contracción de 0.6%), en el que el gasto de los viajeros al exterior aumenta 5.8% en los primeros dos cuatrimestres del año, en agosto el aumento interanual se situó por debajo de 4%.

Con todo esto y según parece, una vez más nos encontramos con la paradoja de una extraordinaria actividad que genera riqueza para el país (8.8% del PIB); que aporta un robusto saldo positivo en la Balanza Turística contribuyendo, claramente, a reducir el déficit de la cuenta corriente, que genera cerca de 4 millones de empleos, destacando por ser, proporcionalmente, el primer empleador de jóvenes y el segundo de mujeres, y que está constituido, fundamentalmente, por Pymes (93% de las empresas), que sigue siendo infravalorado por la clase política, además de que mantiene un muy bajo perfil en la agenda nacional, pues a diferencia de lo que pasó con la intención de elevar las tarifas de agua para uso agrícola, que se ventiló ampliamente y ante la presión social y política se detuvo; la decisión de aumentar los montos del DNR y del DSM tiene un impacto mediático muy limitado. Ojalá no tengamos que arrepentirnos muy pronto de esta falta de atención, en la que debería ser una actividad prioritaria para el país.